'True Detective' se plagia a sí misma

La espectacularidad de sus paisajes (es la puerta de entrada del Parque Estatal Bull Shoals-Río White) convierten a los Orzaks en un destino turístico único en Estados Unidos. Por algo muchos lo llaman el paraíso de Arkansas. Curiosamente las series se han fijado en esta zona para desarrollar historias tenebrosas. Netflix incluso la utilizó como título de una producción -que recuerda demasiado a 'Breaking Bad'- sobre un asesor financiero que debe trasladarse a vivir allí con su familia después de que una operación de lavado de dinero le salga mal. La nueva historia de 'True Detective' también se localiza en este emplazamiento. Hasta allí se han trasladado para recrear la atmósfera tenebrosa. La diferencia entre los escenarios de Misuri y estos nuevos son evidentes, pero en ambos se respira el ambiente opresor, deprimente y siniestro que caracteriza a la producción desde sus orígenes. En el primer 'True Detective' que vimos la localización era fundamental porque aportaba mucha información a la audiencia. Y ahora vuelve a ejercer una labor similar. Y crucial.

En este paraje emplazamos a los Purcell, una pareja rota que ahora ha de enfrentarse a la desaparición de sus hijos, lo cual va a hacer aflorar las diferencias entre ellos, así como algunos otros secretos. Además de ellos el resto de habitantes de la localidad también se camuflan en la naturaleza para ocultar sus miserias, para esconder sus verdaderas caras. Allí van a llegar los dos detectives con el fin de lidiar con un caso que va más allá de la localización de los críos perdidos.

El hecho de que se sitúe en el centro de la trama a la pareja de policías también remite a los orígenes de la ficción. Esta vez son Mahershala Ali y Stephen Dorff los que toman el relevo de Matthew McConaughey y Woody Harrelson, que siguen ejerciendo de productores. Y ojo a Dorff que estaba prácticamente 'muerto', cinematográficamente hablando, y puede que este papel lo ponga en un primer plano como ya hizo con el protagonista de la primera temporada. 'True Detective' es experta en resucitar. A pesar de todo, el verdadero peso de la temporada recae en Ali (que demuestra de nuevo su solvencia como actor). Omnipresente, él aparece en todas las líneas temporales que plantea la trama.

Los hechos principales suceden el 7 de noviembre de 1980, el mismo día en que fallece Steve McQueen. No es baladí este dato. Diez años más tarde volvemos a encontrarnos con el personaje de Haynes, que es interrogado por un abogado privado que investiga qué sucedió una década antes. Por último, la serie nos muestra al detective en 2015 prestando testimonio para un espacio televisivo que trata sobre los casos de crónica negra más mediáticos del país. Ahí es donde el espectador se percata de las consecuencias que aquel suceso tuvo sobre el personaje. Y así otra vez la sombra de la primera temporada planea en la recién estrenada, porque también el detective Rust Cohle había quedado atrapado en un caso anterior y la investigación se reanudaba tiempo después.

No es fácil copiar. Hay que saber hacerlo bien para que funcione. Y en este caso Pizzolatto lo sabe hacer. Cualquier espectador de 'True Detective' identificará el tono, el ambiente, la manera de relatar los hechos, pero nada de eso le hará desistir para continuar viendo la historia, con el fin de descubrir qué ha pasado con todos esos personajes que quedaron tocados por el trágico acontecimiento. Ahora hace falta que la propia temporada logre mantener el nivel y que halle su propia identidad.