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La respuesta es sí. Y ahora a continuación trataré de explicar por qué. Hay que retroceder hasta 2014 para encontrarse con uno de los títulos que más furor han causado en los últimos años. HBO estrenaba en enero 'True Detective', una trama sobre ... un asesino en serie en Louisiana, que lleva actuando durante años y al que persigue una pareja de detectives. Pero en realidad la caza del criminal era solo una excusa para conocer a los dos investigadores y su peculiar relación, que resultaron el principal atractivo de la ficción. Los dos en realidad tenían más importancia e interés que el propio relato y los espectadores lo aplaudieron.
La serie proponía seguir a los mismos personajes durante un periodo que iba de 1995 a 2012, lo cual permitía observar su evolución, cómo afecta el trabajo a su vida personal, así como los diferentes cambios que experimenta el vínculo establecido entre ellos. En la complejidad de los dos detectives residía gran parte del encanto de la historia: el solitario y frustrado Rust, enfadado con él mismo y resignado con un mundo que considera simple y que le ha traicionado, y Marty, acostumbrado a mentirse y a refugiarse en lechos ajenos para huir de su realidad. En definitiva, dos hombres atormentados que gestionan sus emociones de diferentes maneras y a quienes la investigación que llevan entre manos les obligará enfrentarse a sus imperfecciones y a madurar.
Todo esto fue celebrado por el público y la crítica, que y encumbraron a Nic Pizzolatto a la categoría de creador del momento. De su serie dijeron que había reinventado el género policíaco, que iba más allá y lo conjugaba con una mirada filosófica y metafísica. Y no les faltaba razón: la maldad, la conciencia humana o la fe eran algunos temas recurrentes en aquel 'True Detective'. Se habló de sus interpretaciones soberbias, de su ambientación y fotografía hipnóticas, de su acertada búsqueda de localizaciones. Se destacó su ritmo pausado, un guión plagado de dobles lecturas, las influencias literarias… Llegaba para convertirse en una de las grandes. ¿La mejor de la historia? Difícil decisión, pero al menos en aquellos momentos nadie dudaba de que se quedaría entre las grandes.
Nadie cuestiona que la 'True Detective' protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson fue un producto excelentemente bien realizado con un trasfondo y una finalidad que iban más allá de resolver un crimen. Pero también es verdad que se le pasaron por alto algunos defectos o lugares comunes y se le sobrevaloraron unos cuantos aciertos. Y todo ello contribuyó a que se la elevase de una manera acelerada y a que la caída posterior resultase tan estrepitosa.
Porque hubo caída. Un año después la que había sido la mejor serie de la historia se transformó en la peor. ¿De todos los tiempos? Casi, casi. Rivalizando con 'Powers Rangers' y todas las protagonizadas por Charlie Sheen. La segunda temporada fue denostada, criticada y afeada. Nadie comprendía que el mismo autor hubiese sido capaz de dirigir ambas obras y ni siquiera la excusa de que había tenido poco tiempo entre una y otra sirvió para absolverle. ¿Era de verdad tan mala? Posiblemente se exageró, como con la primera. En aquel caso para bien y en el otro para mal.
En la segunda tanda tomaron el relevo los actores Colin Farrell, Vince Vaughn y Rachel McAdams, que se pusieron al frente de una trama que se mueve en un clima de corrupción (con un mafioso dispuesto a todo y un detective vendido). Los dos protagonistas tratan de salir de una vida en quiebra constante y de huir de sus fantasmas, como lo hace la tercera arista del triángulo, otra detective implicada, que tuvo una infancia complicada. El objetivo era, como en la primera parte, centrarse en un tema a través de los personajes, y esta vez sería los problemas en torno a la paternidad. Pero todo salió más confuso: el guión tenía agujeros que se notaban demasiado, los personajes se revelaron como poco creíbles, las tramas se volvían tediosas, la falta de ritmo no se compensaba con nada… Y los seguidores pusieron el grito en el cielo y le negaron cualquier tipo de virtud (otra vez el ambiente era envolvente, la decadencia estaba presente en todo momento, el género volvía a buscar nuevos aliados…, pero nada).
Es consecuencia de una época seriéfila que va demasiado deprisa, en la que todo se juzga a un ritmo vertiginoso, casi sin tiempo para la asimilación y la comprensión, y en la que solo hay dos opciones para ser clasificado en los terrible o en lo excelente. No hay términos medios ni lugares previstos para alojar a los grises.
'True Detective' ha tenido posibilidad de redención. O de intentarlo. Lo hará con una tercera temporada que se estrena en este mes de enero, para la que se ha contado con mucho más tiempo para elaborarla y que ha acumulado un 'hype' que si lo sabe gestionar jugará a su favor.
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