La ficción engancha a base de giros inesperados y cliffhangers de quitar el hipo al final de cada capítulo. En plena era digital, con las 'fake news' a la orden del día, es la serie que el público crítico necesitaba
Los avances tecnológicos pasan por encima de nosotros. La evolución de la civilización no va a la misma velocidad. Las herramientas digitales están ahí, ganando terreno, y no siempre sabemos cómo utilizarlas en nuestro beneficio. Nadamos en un mar acotado por redes de pescar elaboradas a base de datos. Mandamos a diario información al ciberespacio para que sepan qué suelo pisamos, qué comemos, cómo vestimos, con quién estamos… Cualquier maniobra en las redes sociales es válida con tal de ganar notoriedad, sin obtener necesariamente algo de provecho, salvo unos golpecitos en la espalda virtuales. La exposición a los demás roza lo enfermizo. El Gran Hermano nos vigila, o más bien El Gran Ego, porque somos nosotros mismos somos quienes nos señalamos. Todo apunta a que, efectivamente, alguien mueve los hilos que nosotros mismos hemos atado, por decisión propia, a nuestros miembros. Fichamos en los restaurantes que comemos, hacemos publicidad gratuita a las discotecas y lugares de veraneo, dejamos nuestros pasos al servicio de las multinacionales a la primera de cambio, saben qué queremos comprar… A veces, para aliviar nuestra conciencia burguesa, nos quejamos airadamente de que están coartando nuestra libertad, con un post incendiario en alguno de nuestros perfiles online (para que también figure nuestra información, incluyendo la geolocalización). Nos entretenemos siendo un escaparate de cara a los demás. Para acentuar nuestra exposición mediática, miles de cámaras nos graban por la calle, en establecimientos y en los sitios más insospechados. Excepto, teóricamente, en los baños públicos y poco más, es difícil encontrar puntos ciegos donde no haya algún dispositivo que recoja nuestros movimientos.
En pleno auge de las 'fake news', noticias inventadas cuyo mensaje prevalece aunque se desmientan oficialmente, generadas y difundidas por perfiles falsos y medios de dudosa fiabilidad, una serie como 'The Capture' era necesaria para responder a la inquietud de esa audiencia que se cuestiona el sistema. Es cada vez mayor la cantidad de mentiras que se disfrazan de noticia de última hora, que corren como la pólvora en Facebook o Twitter. Son creadas generalmente con fines políticos: algunos han ganado un aluvión de votantes, e incluso las elecciones. Atienden a intereses ideológicos y económicos, aunque también hay internautas que parecen disfrutar sin más divulgando trolas, algunas muy peligrosas. Fotomontajes, declaraciones sacadas fuera de contexto, tuits modificados, memes absurdos y surrealistas que hacen arder los grupos de WhatsApp… Quizás lo más incontestable sean los vídeos. A la imagen supuestamente real en movimiento es difícil sacarle los colores, pero todo y nada es lo que parece. La primera impresión es lo que cuenta entre el público potencial de este tipo de material de pérfida ficción. Quieren creer a pies juntillas lo que leen, ven o escuchan, porque es lo que casa con su visión del mundo.
¿Verdadero o falso?
'The Capture' es una serie británica de seis capítulos de la BBC, ya estrenada por Starzplay, disponible en las plataformas generalistas habituales. La premisa de este frenético thriller parte, precisamente, de cómo estamos vigilados a través de las nuevas tecnologías, cómo se puede manipular y controlar a las personas, así como la normalización escandalosa de las 'fake-news' y sus posibles consecuencias. Escrita y dirigida por Ben Chanan, director de la segunda temporada de 'The Missing', hurga en un tema espinoso: ¿el fin justifica los medios? Bajo esta premisa no deja títere con cabeza, partiendo del juicio a un soldado que sale bien parado de un posible asesinato a sangre fría mientras se encuentra en activo. La noche en que celebra su absolución decide demostrar su atracción por la abogada defensora que le ha ayudado a salir de la cárcel, pero el romanticismo se torna violencia. Así lo recoge una cámara de vigilancia frente a una parada de autobús cercana al bar de la fiesta. A partir de esta extraño suceso que el militar niega, el protagonista, acusado de secuestro, se sitúa en el epicentro de un torbellino de giros inesperados en la trama (con cliffhangers mayúsculos al final de cada entrega, generando tensión y ganas de seguir con la historia). ¿Es real el crimen? ¿Es un invento? Todo apunta a que sí en plena investigación, pero la agente encargada del caso no las tiene todas consigo. Demasiados cabos sueltos. ¿Es verdad todo lo que nuestros ojos ven?
Callum Turner y Holliday Grainger.
Callum Turner ('Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald'), Holliday Grainger ('The Borgias'), Ron Perlman ('Sons of Anarchy') y Laura Haddock ('Guardians of the Galaxy') conforman el excelente reparto principal de esta recomendable miniserie que emplea saltos en el tiempo, con flashbacks bien integrados, para enfatizar una mayor comprensión de lo que está pasando. El arco argumental de 'The Capture' está bien hilado, sin excesivos subrayados, a pesar de la complejidad de lo narrado. Da gusto como espectador disfrutar con un caso bien contado. La propuesta exprime a conciencia los recursos narrativos oportunos, economizando si es preciso, lo que viene a ser ir al grano. Las piezas van encajando, hasta el demoledor desenlace, que se puede entender como conclusivo, aunque deja alguna puerta abierta para una posible segunda temporada donde tendrían que tirar por otro lado (la trama del soldado queda bien cerrada, con numerosas sorpresas por el camino). Lo más interesante del proyecto es el retrato ambiguo que se realiza de los personajes, desde una perspectiva moral. La ética que muestran se contradice, pueden pisotear sus principios a la primera de cambio y nadie es realmente de fiar, lo que aporta especial interés al relato, de ritmo acompasado. Nos vigilan, está claro. Nos vigilamos a nosotros mismos. Estos días de confinamiento, concretamente, desde los balcones. Asusta como escala puestos el autoritarismo y la fiscalización de los demás en la sociedad actual. Como ha popularizado 'Watchmen', el cómic de Alan Moore y Dave Gibbons, convertido en serie: ¿quién vigila a los vigilantes? Y podemos añadir: ¿quién vigila a quienes vigilan a los vigilantes? Así hasta el enemigo final. Tirar del hilo es muy divertido en el terreno de la ficción audiovisual.
'The Capture' está disponible en diversas plataformas a través de Starzplay.
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