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La última temporada de 'Succession', emitida el pasado mes de mayo, fue vista por más de ocho millones y medio de personas. Julia Iriarte, de 23 años y estudiante de cine español, es una de ellas pero, tras el desenlace, los 39 episodios de la serie le supieron a poco.
Planificó entonces una nueva tanda de visionados bajo una rutina bastante peculiar: «Mis amigos me llamaron 'friki' pero decidí comprarme los guiones de las primeras temporadas. Cada día veía uno o dos capítulos y después los leía».
La escritura de Jesse Armstrong y su equipo fue uno de los aspectos más elogiados de esta historia a caballo entre el drama familiar y la sitcom de ricos, razón por la que la editorial británica Faber and Faber ha publicado los guiones completos. Hablamos de cuatro tomos -uno por temporada- que rozan las 1.000 páginas cada uno y que incluyen introducciones del 'showrunner' y notas al pie. La trastienda de 'Succession', al descubierto.
«Además de las escenas eliminadas, me llaman mucho la atención las indicaciones en cursiva: se sugiere la forma de mirar, el tono… En pantalla son matices sutiles, pero luego descubres que ya se estaban señalando en el guion», comenta Iriarte.
La fina y atmosférica escritura de Armstrong, que se percibe en cada línea, no es el estilo más habitual en estos documentos que a veces, como dice Javier Meléndez Martín, guionista y profesor, desprenden la frialdad de un informe judicial. «En el caso de 'Succession', yo hablaría de una literatura concisa que logra capturar el tono y que además está llena de detalles sensoriales».
Meléndez lo concreta en un ejemplo: el primer episodio de la serie y su primera escena, con el despertar de un Logan desorientado que se levanta en mitad de la noche y empieza a orinar. «Ahí se leen frases como 'Entonces oímos el sonido de... ¿Qué? ¿Agua goteando?'. Un guionista menos hábil podría haber escrito simplemente: «Se escucha agua goteando», una línea funcional pero carente de vida», explica.
Este es solo un detalle de los muchos que se pueden encontrar en cada página. Descubrimos aclaraciones emocionales en mitad de una pelea («Tom mira a Shiv fijamente. Lo que sea que tenían ahora se siente roto sin posibilidad de reparación»), preguntas al aire («¿Kendall dice eso porque le gusta ATN o porque no le gusta que lo presionen?») o intuiciones sobre lo que un personaje está tramando: «Está siendo furtiva. Movimientos secretos».
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El subtexto, de hecho, es una de las principales armas de 'Succession' para ir avanzando las traiciones y mentiras que esconden los personajes. «Sus guiones tratan al espectador como un ser inteligente», dice Rosa Palo, crítica de televisión que reseñó varios episodios de la última temporada para este periódico, incluido ese tercer capítulo que lo cambió todo con la muerte del patriarca.
«Tan importante es lo que pasa como las corrientes subterráneas que ocurren por debajo. Ya habíamos visto familias formadas por millonarios agrios, cínicos y desalmados, pero la gran baza de 'Succession' es el análisis psicológico que hace de los personajes», cuenta la columnista.
Otro de los aspectos más alabados fue la forma en la que se expresan los Roy, esa voz altiva y sin remordimientos con réplicas punzantes y ácidas. «En los guiones, el tono violento, grandilocuente y acelerado ya es palpable», comenta Meléndez. Como era de esperar, se leen muchos «fuck off» y «fucking», pero también incesantes réplicas («um», «uh-huh» o «yeah») o interrupciones y tartamudeos («Yeah it was- Wow»).
El minucioso trabajo de los guionistas blindó esa característica velocidad desde el papel, pero también dejó espacio a momentos de improvisación, gestos o nuevas frases aportadas por ellos mismos, que asistían a la grabación, o por los actores. De ahí que, en la introducción del cuarto volumen, Armstrong lo deje claro: «El borrador final del 'show' no es este guion. Es la versión que emitimos».
En la etapa final de la serie, mucho se habló del abrazo que se daban los tres hermanos tras la muerte de Logan, un detalle que estaba sugerido pero no explícito en el guion del aquel episodio. O de la escena final -con un Kendall derruido, caminando al lado del mar-, que el actor Jeremy Strong quiso zanjar saltando al agua, una acción espontánea que se quedó fuera del montaje. En el guion, la serie termina con apenas unas líneas que dibujan un desenlace abierto, pero resaltan la condena que arrastra el personaje:
Desde hace ya un tiempo, en redes sociales circulan multitud de vídeos en los que, con la pantalla partida, se muestra una escena y su correspondiente texto en la página. Ocurre con 'Succession', pero también con muchas otras series y películas, como la acalorada y viral discusión entre Adam Driver y Scarlett Johansson en 'Historia de un matrimonio', escrita por Noah Baumbach.
Si, como espectadores, nunca antes hemos sabido tanto de narrativa y nunca antes se ha hablado tanto de 'relato', ¿por qué nos sigue sorprendiendo comprobar que todo es artificio? «Te haces consciente del proceso que hay detrás. Diría que se materializa lo que estás viendo», reflexiona Iriarte.
Para Meléndez la clave está en el orden y la simetría que desprenden estos vídeos. «Nos atrae que no haya grandes discrepancia entre lo que dicen los actores y lo que vemos en pantalla». «Quizá también asombra», añade Rosa Palo, «constatar que esos personajes con los que disfrutamos y padecemos no son reales, sino fruto del trabajo de unos guionistas. 'Ah, ¿pero Roman no existe de verdad?' 'Pues no, mira'».
A día de hoy, es más que pertinente dirigir la mirada hacia los guionistas, que en Hollywood ya llevan más de cien días sin teclear. Hace mes y medio el Sindicato de Actores, es decir, 160.000 intérpretes, se unieron al paro.
En su última aparición, hace unos días en el Festival Internacional de Televisión de Edimburgo, Jesse Armstrong apoyó la huelga y defendió la regulación de la Inteligencia Artificial y la gestión de los 'residuals', los derechos de autor por las reposiciones en plataformas que reclaman los guionistas. Armstrong ha ganado ya tres Premios Emmy por el guion de 'Succession' y cuando se celebre la gala de este año -aplazada de momento por la huelga- podría llevarse el cuarto.
Desde su despedida, han corrido ríos de tinta debatiendo de qué trata realmente 'Successión'. ¿Es el retrato de la sociedad americana? ¿Una radiografía de la familia disfuncional? ¿O acaso todo acaba girando en torno al amor y a la ausencia de él?
Las palabras del creador quizá lo puedan aclarar: «Creo que lo que tienes que hacer es confiar en que si configuras las cosas de forma adecuada, mantienes el tono y creas el universo correctamente, puedes alejarte del mecanismo, dejarlo funcionar y decir -como en la útil pero falsa declaración de Walter Benjamin- 'No tengo nada que decir, sólo cosas que mostrar'».
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