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«Neill Blomkamp es un joven director realmente apasionante», comentaba en su día Peter Jackson, oficiando como productor y mentor de Blomkamp. Su ópera prima, 'Distrito 9', de momento su mejor trabajo, partía de un cortometraje, un falso documental de bajo presupuesto titulado 'Alive in ... Jo'burg' que se rodó en un barrio de chabolas de Johannesburgo y tuvo cierto revuelo en festivales. En la pieza aparecían extraterrestres, uniéndose al mestizaje cultural propio de la zona. El proyecto de alargar la sugestiva idea, permitiendo además realizar comparaciones con algunas realidades de nuestro tiempo -temas como el racismo, la integración, la tolerancia, la avaricia del ser humano, el poder político y militar, las grandes corporaciones...-, alzó el vuelo cuando el máximo responsable de la saga cinematográfica de 'El Señor de los Anillos' le tendió la mano al emergente cineasta sudafricano. Claramente inspirada en el cine clásico de ciencia ficción, la propuesta supuso un soplo de aire fresco en el género, especialmente por su estética de falso documental. Había escenas de acción, momentos dramáticos, suspense, horror y aventura. La historia reproducía 24 horas de información a tiempo real que alimentaban los medios, tanto la televisión como internet o el teléfono móvil. Se diluían las líneas divisorias entre estilos cinematográficos. El tono de parábola social se mantuvo como característica loable en su siguiente filme, 'Elysium', un festival de acción y efectos visuales al servicio de un relato protagonizado por un reparto incontestable liderado por Matt Damon y Jodie Foster. Esta vez corre el año 2159 y el mundo está dividido radicalmente en ricos y pobres. Los primeros viven en una estación espacial disfrutando de todo tipo de lujos mientras el resto sobrevive como puede en un planeta superpoblado cuyos recursos se acaban.
La estación daba nombre a la película, Elysium. Preservar la forma de vida a todo trapo del personal adinerado es la máxima prioridad de sus usuarios, pero los habitantes de la Tierra, hartos de tanta decadencia, desesperados, buscan la igualdad entre dos estratos opuestos. Un hombre aparentemente normal, al que da vida Damon, necesita penetrar en la fortaleza aristocrática. Emprender tan peligrosa misión le lleva a enfrentarse a la villana de la función, a quien pone rostro con carisma la insigne Foster. Las fuerzas bajo su mando son implacables. Como en 'Distrito 9', Blomkamp retrata en 'Elysium' la separación entre clases, pero el resultado dejaba bastante que desear y se reveló como un pastiche, al igual que 'Chappie', un remake no confeso de 'Cortocircuito' encontrándose con 'Robocop' con el grupo musical Die Antwoord como guinda del pastel precocinado. La carrera de Neill tras la cámara va dando bandazos, vista la terrible acogida de su última película en el reciente festival de Sitges. 'Demonic', una cinta de terror de trama minimalista, filmada con pocos medios y pocas ideas, convenció bien poco a los aficionados al género, con una pobre puesta en escena, un reparto poco inspirado y algunas decisiones de dirección dignas de un telefilme de sobremesa. El resultado confirma la teoría de aque algunos realizadores pueden perderse cuando no tienen a un gran equipo detrás y se alejan del mainstream.
'Demonic', rodada durante la pandemia en secreto, se estrena en breve en nuestra cartelera. Mientras, Blomkamp ha lanzado en Netflix una antología de cortometrajes, también disponibles en YouTube de manera gratuita desde hace tiempo, que siguen inspirándose en las invasiones extraterrestres y la rebelión de las máquinas. Bajo el sello Oats Studios se presentan diez piezas, con irregular resultado, que citamos a continuación de mejor a peor. Algunas propuestas se antojan teasers de posibles proyectos audiovisuales, incluso fragmentos de una película que requiere demos técnicas de los efectos visuales para vender sus imágenes.
Con fecha de 2017, como la mayoría de títulos que componen este lote rendido al horror y la ciencia-ficción, 'Cigoto' está a años luz del resto de propuestas que conforman el Volumen I de Oats Studios, cuyo carácter supuestamente experimental no siempre cuela. Aquí Blomkamp, al que hay que aplaudir su intención de mantener cierta independencia en la producción, presenta una situación extrema en la cual los dos únicos supervivientes de una masacre en una base espacial se enfrentan a una criatura monstruosa. Con 'Alien' y 'La cosa' como referencias claras, la historia te atrapa, destacando el trabajo de la actriz Dakota Fanning. El diseño sobrecogedor del ser amenazante es digno de aplauso, como una viñeta horripilante de Junji Ito o Hideshi Hino. Veinte minutos intensos con momentos gore bien integrados.
Es poco original, para variar en la filmografía de Blomkamp, que cuenta de nuevo con el talento incontestable de Sigourney Weaver, como hizo en 'Chappie'. Su fetichismo con la actriz de 'Alien' es evidente. De hecho, parece haberse quedado traumatizado al desplomarse sus intenciones de reflotar la saga del Octavo Pasajero, a tenor de algunas declaraciones en entrevistas recientes donde no deja en buen lugar su relación con Ridley Scott. 'Rakka', de mensaje oscuro, compensa su manida premisa con un eficaz empaque visual y unos llamativos efectos visuales que retratan las resistencia de un grupo de humanos frente a una voraz invasión alienígena. Puede entenderse como un tráiler de una película que no existe. Cabe citar que la idea inicial de estos cortos era ofrecerlos de forma gratuita online y que los espectadores apoyasen el proyecto mediante micromecenazgo. Pero levantar un proyecto colaborativo por crowdfunding, al margen de los grandes estudios, es sumamente complicado. Quizás por ello han acabado en manos de Netflix, que parece querer seguir con este lanzamiento la estela de 'Love, Death & Robots'.
25 minutos que no se hacen largos, incluso dejan con ganas de más, con la guerra de Vietnam como escenario. No es una historia cerrada, por supuesto, y se muestra incongruente, pero ofrece al espectador algunos destellos de ingenio que no aparecen en el resto de la antología con tanta clarividencia. Un soldado se enfrenta a una fuerza desconocida, como en 'Depredador' pero en clave paranormal. Quizás sea la apuesta más terrorífica.
Dios es un tipo aburrido que observa a la humanidad desde un pedestal, por encima del hombro. El ser humano no es su animal favorito, pero contempla sus pequeñas hazañas como si estuviese delante de un juego de mesa con figuras en miniatura que se mueven por obra y gracia del CGI. Como un niño travieso, envía fenómenos meteorológicos que hacen la vida imposible a los habitantes del planeta Tierra. Con formato de sketch cómico, se mira en Monty Python. Son dos piezas unidas en dos escenarios diferentes.
Realizado enteramente en CGI, como si hubiese sido extraído de un videojuego, es una secuencia escalofriante de apenas cinco minutos que puede entenderse como la demostración del buen nivel en la técnica de animación. El artista visual e ilustrador Jakub Różalski inspira unos seres medievales y criaturas espeluznantes que dan bastante mal rollo. El más desconcertante del pack Oats Studios.
Más de uno se preguntará cuál es la razón por la cual no está le primera entrega de esta mini-trilogía en el Volumen I de Oats Studios en Netflix. Puede encontrarse en internet de forma legal, bajo el título 'Adam', escrito y dirigido por el artista sueco Veselin Efremov, pergeñado con el motor de Unity. Blomkamp extiende esta idea con dos cortos de difícil comprensión que llaman la atención estéticamente. Buena calidad de animación para la exposición de un mundo postapocalíptico donde los robots sufren como humanos.
Una idea divertida, demasiado alargada que entronca con el imaginario de la magnífica 'Starship Troopers'. Realizado por infografía, describe los turbulentos experimentos de unos científicos con pocos escrúpulos que prueban sus creaciones con presos que acaban fatal. Son creativas las maneras en que mueren, dando pie a la carcajada, siempre y cuando se presuma, como público, de estómago de granito.
Se antoja un pegote en la selección, una sucesión de sketches repetitivos que pervierten el típico anuncio de teletienda, llevándolo al terreno del humor negro. Un cocinero prueba frente a la cámara diferentes artilugios que sirven para cortar y preparara alimentos. La demostración acaba siempre en fatalidad.
Peca de lo mismo que la anterior referencia citada, con menos gracia todavía. Un intento de sátira política demasiado tontorrona que no tiene nada a nivel de realización. Chistes a cuenta de una aparente caricatura de Trump, un presidente vicioso y mal encarado que no oculta su corrupción frente a las cámaras. La inclusión de esta pieza deja clara la aleatoriedad de una antología que no nació como tal y carece de un claro talante conceptual. Sobran estas dos últimas piezas de este cajón de sastre. Sin ellas se puede encontrar mayor coherencia a un conjunto desigual de fácil digestión.
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