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Javier Ruiz Caldera, durante el rodaje de la serie.
Javier Ruiz Caldera: «En la comedia hay que jugársela siempre, no existe el humor sin crítica»

Javier Ruiz Caldera: «En la comedia hay que jugársela siempre, no existe el humor sin crítica»

Entrevista ·

El cineasta catalán repite tras las cámaras con la tercera y última temporada de 'Mira lo que has hecho', la serie creada por Berto Romero

Viernes, 26 de junio 2020

El cineasta catalán Javier Ruiz Caldera (Barcelona, 1976) repite tras la cámara en la realización de la divertida y crítica tercera temporada de 'Mira lo que has hecho', la serie protagonizada por Berto Romero donde se describen, con gracia y cierto poso de amargura, las ventajas y desventajas de afrontar la paternidad, con sus alegrías y sus daños colaterales. Producida por El Terrat para Movistar+, las tribulaciones del popular cómico acaban muy alto en su última entrega, para tristeza de sus seguidores. Dejar al público con ganas de más es sinónimo de éxito. Ruiz Caldera estrenará a finales de año 'Malnazidos', una de muertos vivientes con la Guerra Civil española como escenario, tras engrosar su filmografía con éxitos de taquilla como 'Spanish Movie', '3 bodas de más' o 'Superlópez'.

-Entraste en el proyecto en la segunda temporada. ¿Cómo fue? Ya habías trabajado con Berto...

-Berto sale en prácticamente todas mis películas, cada vez con personajes con más enjundia y más grandes que aquel Pitufo que hizo en mi ópera prima 'Spanish Movie'. Creo que 'Mira lo que has hecho' es la culminación de nuestra relación profesional, es un goce dirigir una serie creada por Berto Romero. Tenerlo delante de la cámara y al lado de la silla de director es una maravilla. Entré en la segunda temporada recogiendo el testigo del gran trabajo que hizo Carlos Therón, me subí a un caballo ganador.

-Hay un prólogo en cada capítulo que funciona de manera independiente y anticipa lo que vamos a ver.

-En esta tercera temporada queríamos recuperar esas ensoñaciones con las que ya se jugó en la primera y que se perdieron un poco en la segunda. Y si ésta iba a ser la última temporada, había que subir la apuesta, así que cada capítulo empieza con un prólogo de un género distinto. El primero es bélico, y fue muy divertido narrar la trinchera que implica la paternidad en un sentido literal. Hay muchas pistas en ese prólogo de lo que va a suceder en la toda la temporada. Ha sido una locura, con una ambición técnica y un presupuesto nada habitual en la comedia. Creo que el espectador agradece mucho ver cosas así.

-Además, os habéis atrevido con los límites del humor. ¿Nos estamos volviendo demasiado pacatos?

-Hace años que se debate sobre los límites del humor. En esta temporada, Berto da su punto de vista al respecto, se pone él mismo como diana para reflexionar sobre el tema. Y él conoce muy bien el asunto. Viendo el prólogo prehistórico del capítulo 2 se puede intuir por donde van los tiros. Aún así, los que nos dedicamos a la comedia no podemos tener en cuenta esas cosas. En la comedia hay que jugársela siempre, no existe el humor sin crítica. Si algunos con la piel muy fina deciden ofenderse es una pena, peor para ellos, pero lo que realmente asusta a los cómicos no es eso, es no hacer gracia.

-Una de las virtudes de la serie es cómo juega con el drama sin perder el sentido del humor.

-A mí me cuesta emocionarme si no hay humor de por medio. Si de entrada me plantean un dramón con varias penas encadenadas me bloqueo y adiós a la emoción. Así que me parece de lo más natural jugar con el drama y el sentido del humor constantemente. Los guionistas sabían que, cuando algo se ponía muy dramático, había que soltar tensión con una carcajada y, por el contrario, de repente te estás riendo y aparece por sorpresa un golpetazo que afecta al lagrimal. La verdad es que si no fuese así no sería una ficción creíble y la serie siempre ha buscado ese componente de realismo y de contrastes que se ha ido potenciando temporada tras temporada.

-¿Cómo ha sido el rodaje? ¿Hay improvisación en los gags?

-El rodaje ha sido una experiencia tan increíble que da rabia hasta contarlo. He rodado seis largometrajes y en alguno de ellos he sufrido lo que todos los directores sabemos que se puede sufrir. No ha sido el caso. Tener a Berto al lado quizás ha ayudado. Estaba todo muy escrito, muy pensado, pero teníamos siempre la ventana abierta por si alguna nueva idea aparecía en el set y teníamos la libertad de probarla. No siempre funcionaban esas nuevas ideas pero nos divertíamos.

-Temas espinosos, como la demencia senil, lo tratáis con gracia y un poso de amargura... 

-Berto mezcla experiencias personales con otras que se inventa o toma prestadas. Y hay ciertos temas que conoce muy bien, y se tratan siempre con realismo y ternura, sin perder nunca el sentido del humor, como es el de la demencia senil. Una persona mayor a la que se le empieza ir la cabeza es material muy sensible, tanto para el drama como para la comedia, así que entra perfectamente en el tono de la serie. Y la interpretación de Carmen Esteban me parece memorable.

-Lo es, lo es… Creo que el quinto es tu episodio favorito.

-La serie llega a su punto álgido en los últimos capítulos de cada temporada, donde las tramas explotan. Y de esta tercera temporada me parece que el capitulo 5 tiene todo lo que me gusta de la serie. Además, cuenta con una pequeña pieza dirigida por Carlo Padial que me parece hilarantemente loca. Aún así, si tuviera que escoger de toda la serie completa, quizás me quedaba con los capítulos 4 de cada temporada, que los tres juntos forman un gran flashback a los orígenes de la relación Berto y Sandra.

Berto Romero y Eva Ugarte, en un fotograma de la serie.

-Es inevitable preguntarte por aquello que decía Hitchcock, ¿terrible rodar con niños?

-En esta temporada vemos a los hijos de Berto portarse realmente mal, algo que hasta ahora en la serie se había evitado rodar, jugando con el fuera de campo, el sonido y otros trucos. Pero esta vez había que ver como la lían, y no te voy a engañar diciendo que los pequeños actores escogidos eran unos angelitos. Eran niños, tan maravillosos como inteligentes y traviesos, y creo que todo eso se ve en pantalla. Todo el equipo ayudó a que se sintieran a gusto así como a controlarlos, no fue fácil, ya lo dijo Hitchcock, pero la verdad es que luego la recompensa es enorme. Los niños no actúan, no fingen, juegan y transmiten verdad y eso es muy agradecido de rodar.

-¿Qué diferencia a una película de una serie a la hora de trabajar?

-La gran diferencia son los tiempos. En el cine el guión puede estar dando vueltas durante años, las películas se preparan con más tiempo, se ensaya más, hay más pruebas y errores que se pueden corregir, así como se reflexiona más en montaje y postproducción, hasta el día que se estrena. En la tele no, tiene algo de inmediatez que también es muy estimulante. Tienes que intentar acertar en la diana improvisando más, tirando de oficio e instinto. Y no te has dado cuenta y la serie ya está en emisión. Es muy gratificante ver cóomo disfrutan de tu trabajo sin tener que esperar tanto tiempo.

-¿Os habéis mirado en alguna serie como referencia?

-La verdad es que nunca hablamos ni vimos series de referencia. Pero inevitablemente somos consumidores habituales así que durante el rodaje nos recomendamos las que descubríamos, las que nos gustaban o las que podían tener algo que ver con la nuestra. Recuerdo cuando Eva Ugarte nos dijo que le estaba encantado 'Fleabag' y nos flipó. Menudo personaje femenino tan potente.

-¿Cómo has vivido el confinamiento?

-Mi confinamiento ha sido la versión en casa con hijas pequeñas. No hay mucho más que contar.

-Es de imaginar, ¿has consumido mucho audiovisual?

-Para mí, ver pelis, más allá del placer que me proporcionan, siempre ha sido el método más efectivo pare evadirme de la realidad, una válvula de escape, que necesito como otros puedan necesitar ir al gimnasio o ver el fútbol, o lo que sea que hagan los demás para equilibrar su psique. Así que en estos tiempos extraños he acudido a mi videoteca y plataformas todo lo que he podido.

-¿Qué has devorado que te ha interesado últimamente?

-Curiosamente me ha apetecido más revisitar clásicos que las novedades. Creo que, como toda la realidad exterior era, y sigue siendo, tan incierta, ir a un lugar cinematográfico conocido, que sabes con seguridad que vas a disfrutar, estás a gusto y que, sobre todo, sabes como va a acabar, me reconfortaba. Qué gozada volver a ver la filmografía increíblemente ecléctica de Sydney Lumet o la guasa que tenían los westerns de Howard Hawks, por ejemplo.

-¿Qué queda del director del corto 'Treitum'?

-Hace ya más de veinte años de ese cortometraje, me cuesta bastante recordar cómo era. Espero seguir manteniendo la ilusión por seguir rodando de aquella época, en la que parecía que dedicarse a esto del cine era algo casi mitológico. Por lo demás, ahora tengo menos pelo y algún dolor de espalda.

-Antes de debutar con tu primero largo como director, montaste 'Bosque de sombras', de Koldo Serra. Hay buen rollo entre la generación de directores que empezasteis a finales de los 90: Cobeaga, Vigalondo, Bayona, el propio Serra…

-Montar 'Bosque de sombras' fue mi primera experiencia en el mundo de largometraje, y tuve la suerte de compartir muchas horas sentado junto a todo un hombre de cine como es Koldo Serra, que además tiene un gran sentido del humor, así que fueron unos meses maravillosos. La verdad es que los directores que coincidimos en los 90, hicimos muy buenas migas viajando por festivales con nuestros cortos bajo el brazo. De ahí nacieron grandes amistades que a día de hoy perduran. Y nada me gusta más que disfrutar viendo las pelis de mis compañeros o mejor aún coincidir trabajando con ellos como hice con Borja Cobeaga en 'Superlópez'.

-¿Cómo hubiera sido 'Superlópez' con Berto Romero?

-¡Jajajaja! Pues seguro que muy divertida también. De hecho, Berto tiene un cameo en 'Superlópez', como El Señor de los Chupetes, no pude evitar tenerlo también es esa película, ¡no podía faltar! Pero la verdad es que ahora mismo no puedo imaginarme a otro Superlópez que no fuese Dani Rovira, creo que hizo un trabajo alucinante y tenía todo lo que buscábamos para la peli, un López patético y un Superlópez también ridículo pero momentáneamente épico. Y no dudo que parte del éxito comercial que tuvo la peli sea gracias a él. Es un grande Rovira, a ver si tengo la suerte de volver a trabajar con él lo antes posible.

-¿Algún otro cómic que te gustaría adaptar?

-Me gusta mucho leer comics, e inevitablemente cuando cae algo interesante en mis manos no puedo dejar de pensar que ahí podría haber una película interesante. Pero creo que el universo Bruguera, después de Anacleto y Superlópez lo voy a dejar aparcado por un tiempo y si algún día vuelve a surgir la posibilidad de alguna otra adaptación yo creo que cambiaría de estilo. Por ejemplo, ahora mismo estoy leyendo 'Paletos Cabrones' (Jason Aaron y Jason Latour) y me flipa. Seguro que los derechos los tiene alguien listo de Hollywood.

-Tercera y parece que temporada final, cuando la serie ha encontrado el tono perfecto. ¿Por qué acabar ahora?

-Berto tiene muy claro que ha contado todo lo que tenía que contar sobre la paternidad y sus daños colaterales. El último capítulo cierra de manera muy inteligente y coherente toda la serie, respondiendo a la pregunta que a los que hacemos la serie nos hacen a menudo: «Oye, viendo la serie a uno se le quitan las ganas de tener hijos, ¿no?». Así que, por ese lado, parece un punto final definitivo, y la verdad es que es muy de agradecer que una serie se acabe cuando lo decide el creador, y no pase eso tan triste de ver como una serie que te gustaba mucho se alarga, acaba agotándose y te deja con el mal sabor de boca de una temporada final horrible.

-Toda la razón. ¿Un deseo post-Covid 19?

-Que veamos muchos futuros apocalípticos y pandemias pero en la pantalla del cine del Festival Internacional Fantástico de Sitges 2020, que es en Octubre, disfrutando con una edición del festival gloriosa, eso significaría que ya todo ha pasado. Por soñar que no quede.

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