Siete días de sustos, gritos... Y risas

Este año el carnaval de las bestias empezó el 28 de octubre con el estreno de 'Errementari', salto al largo del avezado cortometrajista Paul Urkijo. Rodada en euskera, con el apadrinamiento de Alex de la Iglesia, el filme encandiló a la audiencia hasta el punto de llevarse el Premio del Público. Se trata de un cuento sobre un herrero que hace un pacto con el diablo, con una dirección artística loable y mucha valentía en su tramo final. Dará que hablar esta excéntrica muestra de cine vasco que probablemente se paseará por los festivales especializados de todo el mundo.

Para abrir boca el evento donostiarra programó un día antes un pase de 'Encuentros en la Tercera Fase' en 4K, todo un puntazo para celebrar el aniversario del clásico de extraterrestres de Steven Spielberg. A la aclamada ópera prima de Urkijo le siguió 'Mom and Dad', vista en Sitges, una divertida comedia negra con una peculiar epidemia como motor de la acción. Nicolas Cage lo da todo entregándose al histrionismo como un padre abnegado que no aguanta a sus hijos. La prole deberá sobrevivir ante en ataque de sus enloquecidos ancestros. Aburrió al personal sobremanera 'House of the Disappeared', la enésima vuelta de tuerca al incombustible relato macabro que transcurre en una casa con presencias extrañas. 'Downrange' presenta al grupo de jóvenes de turno sucumbiendo ante el psicópata que toca, esta vez un francotirador en la carretera. Acaba mejor que empieza, cuando se desmadra. No le vino nada bien estar programada en un maratón a las tantas.

En paralelo, la Semana programaba un ciclo sobre mujeres cineastas con joyas como 'Near Dark', 'The Love Witch' o 'Evolution', proyectadas en el Victoria Eugenia. En el Teatro Principal se vivió uno de los mejores momentos durante el pase de 'Revenge', premiada en Sitges, una hemoglobínica venganza protagonizada por una joven de armas tomar que se toma la justicia por su mano después de ser violada. Aunque peca de excesivo metraje, su sentido del humor desbocado la eleva por encima de la media. Los espectadores habituales, con buen mal gusto, no dudaron en reír o patalear secuencia a secuencia, un comportamiento políticamente incorrecto que da personalidad al festejo.

'Rescate en Osiris', una de ciencia-ficción con mejores intenciones que presupuesto, no convenció a casi nadie. 'Dave made a maze' dividió al público con una idea brillante, un laberinto de cartón gigante, que va perdiendo gas hasta la conclusión final. 'Mutafukaz' aportó el toque de animación delirante al menú tóxico con un despliegue de imaginación desbordante que patina en el desenlace. Gustó a los acólitos, por encima de 'Before we vanish', una de las decepciones del festival. La gran ganadora en Sitges, 'Jupiter´s Moon' fue recibida con frialdad, a ver cómo funciona en la taquilla con su envoltorio de cine social. Tampoco apasionó 'Les Affamés', revisitación del manido tema de los muertos vivientes con algunos destellos de ingenio poco asimilados por el público, probablemente por salirse de lo convencional. 'The Crucifixion' resultó letal para la platea. Otra de exorcismos sin gracia, con aspecto de telefilme de domingo por la tarde. Funcionó mejor el maratón de La Noche de Halloween, una fecha ideal para que la ciudad sea tomada por las huestes de Lucifer. Las aguas de la playa de la Concha se tiñeron de rojo, las calles ardieron y estuvo a disposición de los amantes del miedo un compendio de piezas bizarras para rendir pleitesía a los que traen el infierno: 'Bad Black', el impagable cine psicotrónico desde Uganda, y 'Housewife', lo nuevo del responsable de la brutal 'Baskin', además del descacharrante concurso de disfraces que cada año demuestra que el ser humano pierde todo atisbo de vergüenza al subir al escenario del Teatro Principal.

En Donosti, no nos cansamos de decirlo, la horda de cinéfilos desviados que calienta el patio de butacas es aficionada a soltar chistes a voz en grito, aplaudir cuando no viene a cuento y arrojar objetos sospechosos a los incautos realizadores que se atreven a presentar su obra en vivo y en directo. Ni que decir tiene que a veces el bar de la sala de cine suele estar más concurrido que la propia proyección. Esta actitud festiva, que recupera los inicios del cine, la idea de espectáculo y feria, fue vivida con entusiasmo por el equipo de 'Matar a Dios', un soplo de aire fresco que ya se llevó el Premio del Público en Sitges, donde 'The Endless' y 'Feliz día de tu muerte' también estuvieron presentes, dos propuestas tan diferentes como fallidas, con bucles temporales de por medio. 'Saw VIII', la vuelta de la visceral franquicia, pondrá el colofón al evento mañana.

Donosti y su festival más oscuro, dirigido con tesón por Josemi Beltrán, invita a bañarnos en un mar de sensaciones. Carcajearse, chillar y liberar nuestro instinto, pasar miedo, conocer en persona a cineastas de culto, actores míticos, expertos en la materia… Tras una semana de intensa actividad, el rendido tributo a los monstruos de ficción, surgidos de lo más profundo del océano de nuestro inconsciente, satisface a los parroquianos. Bajo el influjo del hechizo del haz de luz del proyector, la magia habita en nuestras cabezas por unos días y expulsamos los malos pensamientos. ¿O no?