'la fugitiva'

De filmografía tan dispar y epatante como extraña, Norman Foster lo mismo dirigió a Jorge Negrete como se atrevió con diversos retos para firmar cintas como 'Sangre en las manos' o el western psicológico 'Rachel y el forastero'. Curiosamente ha pasado a la histora por un título, 'Journey Into Fear', 'Estambul' en España, cuya dirección compartió con el mismísimo Orson Welles aunque la autoridad creativa de uno y otro nunca ha estado delimitada y acreditada del todo.

Lo cierto es que la influencia del cineasta de 'Ciudadano Kane', su despliegue visual y su estilización están muy presentes en 'La fugitiva', un filme de género que tan pronto destila huellas de Hitchcock como de Welles.

El argumento es uno de los exponentes de lo que luego fue una moda: esa ficción basada en el testigo de un crimen con todas las implicaciones de culpabilidad e inocencia, de ambigüedad y confusión, de sospecha y suspense que conlleva. 'Woman on the run' es en apariencia cine negro de serie B donde la noche inicial y final enmarca una historia de claroscuros y confusión, que va de las calles a un parque de atracciones.

Rodada en gran parte en exteriores, con un equilibrio majestuoso entre puesta en escena, espacios, arquitecturas y personajes, la obra debe gran parte de su atractivo a una hermosa, fotogénica Ann Sheridan, contrapunto de Dennis O´Keefe en el filme de Foster. Hay un aliento trágico y existencial en la presencia de la actriz, que supera o elude el estereotipo de 'femme fatale', etiqueta adscrita al género.

Diálogos contundentes y un juguetón guion aportan mayor consistencia a una historia elemental en su superficie pero muy sutil y contundente en sus resultados. Es una obra de cámara que sale a la calle con los sonidos de un cuarteto configurado por una mujer desencantada en su matrimonio; su propio marido, casi cínico en su grisura; el villano que dispara más palabras y balas, y el sabueso al que no se les escapa nada.

Como en tantos testigos accidentales la fuga, la huida, el temor..(recuérdese 'El fugitivo') marca el argumento en el que no faltan el asesinato, la manipulación, la perversión, el suspense. Pero su seña de identidad radica en que el protagonismo, el factor humano que vertebra 'La fugitiva' reside en el protagonismo femenino.

Sheridan pone y dispone matices frente a sus oponentes masculinos en una película que e abre y se cierra con sendas muestras de cine mayor. En el arranque, tan sencillo como revelador, la profundidad de campo enmarca la anécdota criminal; y en el recorrido de desenlace una montaña rusa, entre el expresionismo y la potencia visual de Welles, que se convierte en un artefacto magnífico para mostrar la angustia, el suspense y el horror que rodea a la protagonista.

Norman Foster, primero actor de teatro en Broadway, donde actuaba junto a su entonces esposa Claudette Colbert, rodó episodios de la serie dedicada al personaje de Mister Moto, el detective creado por el novelista John P. Marquand y cuyo papel fue encarnado por Peter Lorre. Pero su historia más personal fue 'La fugitiva'.

La fotografía de Hal Mohr contribuye a agitar un thriller sembrado por el enredo de la investigación, lo oculto y lo revelado, la atmósfera paranoica y el ambiente claustrofóbico. Y los diálogos de Alan Campbell, quien firmó grandes guiones como los de 'La Loba' o 'Ha nacido una estrella', suman brillantez, cinismo y acidez. El itinerario de esta mujer a la fuga está atravesado por un halo de romanticismo y por gotas de dramatismo.

Un juego de máscaras y un redescubrimiento donde se construyen y solapan breves relatos que alimentan tanto la intriga como desvelan las sombras y secretos del ser humano.