Vanessa Redgrave, entre la excelencia actoral y el activismo político
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Es una de las grandes actrices europeas del último tercio del siglo XX y de las dos primeras décadas del siglo XXIVannesa Redgrave es una de las grandes actrices europeas del último tercio del siglo XX y de las dos primeras décadas del siglo XXI. A sus 83 años sigue en activo. El pasado fin de semana estrenó 'Los papeles de Aspern', una obra de Henry James que ya había llevado años atrás al teatro. Posee todos los grandes premios del cine -Oscar, premios de interpretación en Cannes o Venecia, e incluso el Premio Donostia del Festival de San Sebastián-. Además, durante toda su vida nunca ha olvidado su activismo político en favor de los más débiles y desprotegidos.
Hija de actores, casada con gente del cine, Tony Richardson primero, Franco Nero después, su compañero en 'Camelot', madre de dos actrices, Natasha (fallecida en un accidente de esquí) y Joely Richardson y de un joven director debutante, Gabriel Carlo Nero con el que protagonizó 'The Uninvited Guest', Vanessa Redgrave es una de las grandes figuras no sólo del cine, sino de la historia del siglo XX.
Vanessa Redgrave nació en Londres el 30 de enero de 1937. Su padre era el actor Michael Redgrave, su madre la actriz Rachel Kempson. Desde pequeña, Vanessa vivió el teatro y más tarde el cine, como algo que formaba parte de su vida natural. Hasta los 30 años se dedicó prácticamente sólo al teatro, pero en 1966 el director italiano Michelangelo Antonioni la escogió para ser la imagen del Londres más moderno, abierto y libre en uno de los filmes fundamentales de la época, 'Blow Up'.
A partir de ahí, su alta figura de pómulos marcados y ojos transparentes se convirtió en un símbolo del renacer del cine británico de la mano de los nuevos directores ingleses: 'Morgan, un caso clínico', de Karel Reisz, por el que ganó el premio a la mejor actriz en Cannes de 1966, 'Camelo' de Joshua Logan, un musical donde compuso una Ginebra inolvidable, 'Isadora', biopic de la bailarina Isadora Duncan, de nuevo con Karel Reisz, cuya popularidad ya era tal, que en España la película se promocionó diciendo simplemente: 'Vanessa es Isadora'. Comprometida con su tiempo y con la lucha de las clases más oprimidas, no dudó en encarnar un personaje que le permitía expresar muchas de las cosas que ya entonces pensaba y defendía en 'Julia', según una historia real de Lillian Hellman, junto a Jane Fonda, dirigida en 1977 por Fred Zinneman, que le proporcionó el Oscar. Al recoger el galardón, Vanessa, vestida con una túnica vaporosa inspirada en modelos medievales, tras declararse simpatizante de la causa palestina, ofreció un discurso que sacudió el patio de butacas: «Queridos colegas: quería daros las gracias. Pienso que Jane Fonda y yo hemos hecho el mejor trabajo de nuestra vida. Desde aquí os saludo y rindo tributo por no dejaros intimidar ante las amenazas de un grupo de sionistas matones, cuyo comportamiento es un insulto a la verdadera talla de los judíos de todo el mundo. Y os prometo que seguiré luchando contra el antisemitismo, la opresión y el fascismo». Parte del público la vitoreó y Marsha Mason –onminada ese año por 'La chica del adiós' a la que Redgrave le arrebató el galardón– dijo que Vanessa era «muy valiente».
En 1979 rodó 'Yankis' bajo las órdenes de otro de los pioneros del Free Cinema junto a Karel Reisz, John Schlesinger. En 1983 participó en la teleserie 'Wagner', junto a Richard Burton, y James Ivory la llama para encabezar el elenco de 'Las bostonianas', que la vuelve a dirigir en 'Regreso a Howard End'.
Sin importarle si su papel era más o menos largo siempre que el personaje le interesase, aparece en 'La casa de los espíritus', 'Lulú en el puente', 'Inocencia interrumpida', 'Misión: Imposible' o 'Wilde'. En 1998 abandona su militancia en el Partido Laborista, indignada ante los abusos policiales en las manifestaciones. Pero prosiguió interviniendo en películas de corte progresista como 'Abajo el telón', en la que interpretó a la mujer de William Randolph Hearst, una millonaria hastiada de su existencia y que ayudaba entusiasmadas a la izquierda acusada durante la Caza de Brujas.
En el Festival de Cine de San Sebastián recibe de manos de Núria Espert el Premio Donostia en 1998, obligando a cantar a la platea el tema de John Lennon, 'Imagine', y en 1999 rechazó el título honorífico de Dame (equivalente femenino de Sir). Autores como autores Arthur Miller y Tennessee Williams la calificaron como la «mejor actriz viva de nuestros tiempos». Ha superado un cáncer y hoy sigue en activo.
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