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Mikel Bustamante (Amurrio, 1986) hace magia. Literal. A los cinco años le regalaron su primer juego de Magia Borrás y a los once convenció a su madre para que le llevara desde Vitoria, donde se crió, hasta Barcelona para ver a David Copperfield. Ha protagonizado ... shows de ilusionismo en los que se hacía llamar El Mago Mikel. Pero el mejor truco lo ha ejecutado con su carrera de actor, que ha despegado cual conejo huyendo de una chistera.
De 'La casa de papel', la ficción española más vista de todos los tiempos, a dos de las películas vascas más premiadas y con mejores críticas de los últimos tiempos: 'Maixabel' y 'Cinco lobitos', que se estrena el 20 de mayo. En la serie de Netflix ha encarnado en las últimas tres temporadas a Martínez, el informático de la Policía que, de vez en cuando, le proporciona alguna pista al coronel Tamayo (Fernando Cayo). El furor de los fans no le ha afectado. «Hago un personaje muy pequeñito y, además, de la policía, que en la serie somos los malos», justifica. Solo tiene buenas palabras para sus compañeros actores y el director Koldo Serra, «un fenómeno al que admiro muchísimo». Cuenta que nunca ha vivido «una producción tan espectacular» como 'La casa de papel'.
A los 18 años, Mikel Bustamante se fue a Bilbao sin tener las ideas claras. «Estuve año y medio viendo la ciudad, je, je», recuerda. «Empecé a estudiar márketing pero me di cuenta de que no era lo mío. Me pregunté qué es lo que me gustaba: el cine». En Barcelona estudió Dirección y cursó dos años de montaje y sonido. Ya en Madrid, se apuntó a una escuela de interpretación y vio la luz. «Cuando lo probé, supe que me sentía actor». Nunca ha dejado de dirigir cortometrajes (lleva al menos una decena), que saca adelante con la productora que tiene con su chica.
De figurante en la serie 'Pelotas' y 'guardia civil sin acreditar' en 'Balada triste de trompeta', de Álex de la Iglesia, pasó a conseguir papelitos en series como 'Con el culo al aire', 'Acacias 38' y 'Nasdrovia'. Gracias a su papel de etarra en 'Maixabel' y a 'Cinco lobitos' pudo cumplir su deseo de rodar en Euskadi. «Llevo doce años en Madrid haciendo cine, teatro, televisión... Sobreviviendo. Todos mis contactos los tenía allí y quería trabajar con equipos vascos en casa. Ha sido un regalo caído del cielo».
'Cinco lobitos' arrasó en el último Festival de Málaga por su agudo y sensible retrato de una madre primeriza y desbordada (Laia Costa), que además de ocuparse de su bebé tiene que hacerlo de sus padres. Mikel Bustamante da vida a su chico, un técnico teatral que nada más nacer la niña tiene que irse a trabajar. «No soy padre en la vida real, pero gracias a la película he aprendido muchas cosas de la paternidad», reconoce el actor. «Siento a Javi bastante cercano, un buen tío, alguien empático. El hecho de no tener hijos me ha venido bien para el personaje, que es un padre primerizo, sin manual de instrucciones».
En el rodaje, Bustamante preguntaba a la directora Alauda Ruiz de Azúa cómo coger al bebé, y ella no le dejaba practicar para que resultara más verosímil. «Esa torpeza y cara de susto eran bastante reales», apunta el protagonista. Habrá quien vea a su personaje como el malo de la película, un padre ausente que deja a su compañera toda la carga de la maternidad. Un autónomo que si dice que no a una oferta laboral quizá no vaya a volver a trabajar.
«Alauda retrata la precariedad laboral con mi personaje. Me dijo que preguntara a dos técnicos del rodaje, que acababan de ser padres hace un mes. No podían decir que no, porque a lo mejor no trabajaban más en todo el año. Entonces entendí mi personaje. También creo que en su actitud, inconscientemente, hay algo de querer escapar de esa nueva situación. Irse a trabajar es un alivio».
Mikel Bustamante siempre se ha imaginado teniendo hijos, pero confiesa que todavía no se ve preparado. «Tener un hijo es un gran cambio. Lo he visto con mi hermana; cuando llega un bebé, cambia la persona y la estructura familiar». Además de combatir la idealización de la maternidad y la paternidad, 'Cinco lobitos' habla del peso de la herencia familiar. No podemos escapar de nuestros orígenes. «A veces les preguntas a tus padres por qué hacen tal cosa. Pues porque cada uno es como es», observa el actor. «Es imposible quitarse la mochila de dónde vienes. Yo llevo doce años en Madrid y soy hijo de mis padres».
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El primer día de ensayos en 'Cinco lobitos' se vio entre Susi Sánchez y Ramón Barea. «Iba cagado. Pero ellos lo hicieron todo de una manera natural, humilde y fácil», alaba. Mientras ultima un corto como director y está en pruebas para protagonizar dos peliculas, Mikel Bustamante empieza a comprobar que quizá no tenga que hacer ningún truco para vivir de su oficio. «El mayor premio es poder currar. Mira Ramón, que lleva toda la vida trabajando. Lo firmaría ahora mismo. Me encantaría poder vivir continuamente como actor, algo que, por suerte, estos últimos años está empezando a ocurrir».
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