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Es la película de la que todo el mundo habla en el Festival de Málaga. 'Cinco lobitos', ópera prima de Alauda Ruiz de Azúa (Barakaldo, 1978), ha conmovido a la crítica y los espectadores por su sensibilidad, recato y precisión a la hora de explorar ... temas como la maternidad, la enfermedad y el peso de la herencia familiar. Rodada en su mayor parte en Bakio y Mundaka, la cinta ya se vio en la sección no competitiva Panorama del pasado Festival de Berlín. Ahora se perfila como la principal favorita para hacerse este sábado con la Biznaga de Oro en Málaga, un festival que en los últimos años ha descubierto a las voces femeninas más relevantes del nuevo cine español. 'Cinco lobitos' se sumaría así a títulos como 'Verano 1993', de Carla Simón, que este año obtuvo el León de Oro con 'Alcarràs', también vista en Málaga, 'Las distancias', de Elena Trapé, y 'Las niñas', de Pilar Palomero.
La actriz Laia Costa soporta el peso del relato en la piel de Amaia, una madre de 35 años primeriza y sobrepasada, que, todavía dolorida por los puntos, se enfrenta a los retos de cuidar a un recién nacido. Además de amamantar a la pequeña Jone y descubrir que dormir se antoja una quimera, la protagonista también tiene que soportar a sus aitas, que han venido a Madrid a echarle una mano. Susi Sánchez con acento encarna a una de esas madres vascas ariscas y resolutivas, mientras un soberbio Ramón Barea llena de matices su personaje de un hombre no acostumbrado a expresar sus sentimientos. «Tu aita ha sido un buen padre y un pésimo marido», espeta la madre a la hija. Mikel Bustamante encarna al padre de la criatura, casi siempre ausente por su trabajo de técnico teatral.
'Cinco lobitos', que llegará a los cines el 20 de mayo de manos de la distribuidora BTeam Pictures, empieza contemplándose con una sonrisa. Cualquier padre o madre se reconocerá en la agotada protagonista, impotente ante los continuos lloros de la niña y sola, casi siempre sola. La primera vez que vas a Urgencias con tu hijo en brazos, el mundo parque, el infierno de las primeras semanas para un autónomo, que constata que la conciliación es imposible… Sin embargo, Alauda Ruiz de Azúa no limita su ópera prima a un agudo análisis de la maternidad y la crianza. Impotente y al borde de la depresión postparto, Amaia decide cambiar Madrid por su bonito pueblo costero e irse a vivir con su familia una temporada. Descubrirá que, llegados a cierta edad, cuidamos de nuestros hijos y también de nuestros padres, que pueden resultarnos unos desconocidos. Continuamos un legado y, aunque nos pese, nos reconocemos en nuestros progenitores y no podemos escapar de la herencia afectiva de la familia.
Afincada en Madrid desde hace tiempo, madre de un niño de seis años, Alauda Ruiz de Azúa reconoce que existen elementos autobiográficos en la película que ha escrito y dirigido. «Hay vivencias, pero están muy ordenadas», matiza. «No suelo decir que es autobiográfica, pero tomé buena nota de sensaciones y detalles durante mi maternidad. También tuve en cuenta historias de amigos que estaban en el mismo momento que yo. Me obsesionaba darle una textura de vida real a la película, que todo resultara cotidiano y naturalista». Ese es uno de los principales méritos de 'Cinco lobitos', que nada se remarca ni resulta melodramático. Entendemos qué significa tener un hijo en la España de la precariedad, la renuncia a los sueños profesionales cuando la realidad se impone, la trascendencia que los padres adquieren al formar tu carácter, aunque no los soportes…
«Como cineasta, me gusta esa magia por la que el espectador se convierte en testigo invisible de la vida de otras personas», explica esta admiradora del cine de Yasujiro Ozu e Hirokazu Kore-eda. «Quería que pasaran cosas a nivel emocional, aunque estuvieran disfrazadas de cotidianidad. Trabajamos mucho con los actores para capturar eso de manera discreta y que el espectador se sintiera dentro de esa casa, en un lugar privilegiado. Normalmente no vemos cómo discute la gente, cómo les cuesta decirse según qué cosas. Es una intimidad muy respetuosa». 'Cinco lobitos' es, desde luego, la historia de una familia vasca, no muy simpática ni acostumbrada a verbalizar sus sentimientos. De ahí que cuando aparece un resquicio por el que se cuelan los sentimientos surge la emoción de ley. Como la maravillosa escena en que Ramón Barea entona durante una comida el 'Txoria txori' de Mikel Laboa.
«Es una familia contenida, muy del norte, el arquetipo que yo he conocido», asiente Alauda. «Es una generación que entendía los cariños desde otro sitio. Para ellos, el afecto es cuidar a las personas, ser fuerte y, cuando pasa algo, enfrentarlo con mucha entereza. Esa manera de no hablar de las cosas choca con mi generación, que ha sido más infantil, ha crecido más tarde». Habrá quien piense que los hombres no quedamos muy bien parados en el filme, ajenos a la crianza antes y ahora. «He tenido algún comentario en ese sentido», reconoce. «Ahora hay una tendencia a leerlo todo en una clave muy política. Yo apuesto más por las relaciones personales, por lo íntimo, no he trabajado la película como un manifiesto político. Estos personajes masculinos reflejan historias reales que yo conozco, padres que intentan hacerlo bien pero las relaciones laborales no se lo permiten. O padres de otra generación anterior que no saben ni por dónde empezar por la educación que han recibido. Yo he sido autónoma durante mucho tiempo, conozco el miedo a que no te llamen. En la conciliación actual, ellas casi siempre pagan más el peaje laboral».
En 'Cinco lobitos', según su autora, «no hay buenos ni malos, villanos ni víctimas, sino gente que intenta hacerlo lo mejor posible y a veces toma decisiones equivocadas». Como en la vida real, los protagonistas se van apañando y descubren «que las cosas no se arreglan en dos días». ¿Somos mejores padres que los nuestros? «Cada generación vive de acuerdo a su realidad inmediata», responde la directora. «Cuando pasa el tiempo es más fácil juzgarles, y yo prefiero comprenderlos, porque muchas veces lo hicieron lo mejor que pudieron».
Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Deusto y diplomada en Dirección en la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid (ECAM), Ruiz de Azúa atesora una larga experiencia en la publicidad y el cortometraje. Todo ese bagaje le ha servido para afrontar su salto al largo con tranquilidad, deteniéndose en el trabajo con unos actores soberbios, que figurarán sin duda en la próximas nominaciones a los Goya. Valga como prueba del trabajo realizado que a la pequeña Jone la encarnan a lo largo de su crecimiento siete niñas diferentes. «No podría haber escrito esta historia nada más salir de la Escuela de Cine. Sentí que llegaba al set de rodaje con una madurez técnica y profesional. Y me permití el riesgo y la libertad de intentar encontrar mi voz como cineasta, sin quedarme en un lugar seguro y convencional. El cine es bonito cuando hay una búsqueda y surgen cosas». Tras su paso por Berlín y Málaga, Alauda Ruiz de Azúa ya se considera premiada. «Una cosa que he aprendido de ser madre es que no hay que hacer muchos planes, sino ir en el día a día».
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