Dudosa paz en Afganistán
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El acuerdo entre EE UU y los talibanes tiene un alto contenido electoral para Trump, pero la hoguera no está apagadaDespués de una negociación de año y medio en Catar, los Estados Unidos y los talibanes han llegado a un acuerdo que no es de paz, sino «para traer la paz a Afganistán», que permitiría a Trump retirar sus tropas -entre 12.000 y 14. ... 000 soldados- en 14 meses (en los primeros 135 días se reducirían los efectivos a 8.600) si los talibanes cumplen con lo pactado, que básicamente es iniciar un diálogo interafgano para unificar el país, no prestar cobijo a grupos terroristas como Al-Qaida y el Estado Islámico, y liberar a los rehenes. Además de los norteamericanos, la coalición mantiene en el país otros 8.500 soldados de 37 países -España entre ellos- que forman parte de la misión de la OTAN que asesora y entrena a las fuerzas gubernamentales.
Los talibanes, que fueron adueñándose del país paulatinamente desde la salida de las tropas soviéticas en 1989, gobernaron con sobrecogedor fanatismo entre 1996 y 2001, cuando los Estados Unidos y sus aliados invadieron el país, refugio de Osama Bin Laden, como respuesta a los atentados del 11-S. Tras 19 años, los talibanes controlan la mitad del país (dos terceras partes, aseguran ellos), en una constante confrontación con las fuerzas occidentales que ha dejado un saldo de 2.500 soldados americanos muertos. De momento, los días previos a la firma del acuerdo no han sido de 'tregua', sino de mera 'reducción de la violencia'. Así están las cosas.
El régimen instalado por Washington en Kabul, no reconocido por los talibanes, ha sido frágil y corrupto, incapaz de atraer el consenso social de la mayoría de la población, que ha visto que después del fracaso de la ocupación rusa (1979-1989) también ha naufragado la norteamericana. Por añadidura, hoy la presidencia del país está en litigio tras las elecciones de septiembre pasado, lo que amenaza la capacidad de interlocución del régimen. Muchos afganos temen asimismo que los talibanes simulen su disposición al acuerdo para que se vayan las fuerzas de ocupación y puedan acto seguido regresar al poder sin contemplaciones, reinstaurando la ley islámica y con ella la brutalidad de su integrismo, especialmente cruel con las mujeres. De hecho, parece claro que esta operación precipitada tiene un alto contenido electoral por parte americana: Trump quiere poder mostrar una victoria internacional ante su crédulo electorado. Aunque todo indica que la hoguera de Afganistán no está ni mucho menos apagada.
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