La vuelta de Reventós
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La victoria de Salvador Illa en Cataluña visualiza el gran poder estratégico del PSC en el seno del socialismo españolLa victoria de Salvador Illa en Cataluña necesita tiempo ahora para que madure su designación al frente de un Gobierno en minoría como presidente de la Generalitat. Va a depender, en esencia, del debate interno que pueda librarse en el seno del independentismo después ... de que haya perdido la mayoría absoluta en el Parlament y de las lecciones que extraiga en el camino. Carles Puigdemont presionará hasta el último minuto para lograr la investidura al frente de un Govern en minoría, pero la aritmética es muy tozuda y, tarde o temprano, tendrá que reconocer su fracaso y retirarse. Se trata de asumir el principio de realidad. Ahora bien, no es descartable que provoque una repetición electoral con un aire casi dramático de plebiscito en la que Illa tendría casi todas las probabilidades de repetir, e incluso, ampliar su triunfo.
El giro que han dado los acontecimientos tras las elecciones catalanas dan oxígeno a Pedro Sánchez pero, sobre todo, visualizan la importancia estratégica que tiene en este momento el PSC en el seno del PSOE. No siempre ha sido así, Hubo un tiempo en el que la federación más fuerte del PSOE era la andaluza de Alfonso Guerra y Felipe González. Era aquella relación de fuerzas la que propició el congreso de fusión en 1978 entre el PSOE catalán y dos partidos de izquierda catalanistas dando lugar al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE), que se coloca hoy al mando del socialismo español con una gran fuerza después de años de crisis.
Por eso, los resultados de Illa devuelven el espíritu que marcó aquella integración entre los partidos socialistas catalanistas y el PSOE. Y recuperan el espíritu de un histórico antifranquista, Joan Reventós, primer secretario del PSC, un hombre clave en la Transición que terminó como embajador en París de la España democrática. Raventós fue el gran mentor de esa generación que ha teorizado desde hace muchos años sobre el proyecto federalista y plurinacional para España, que en su momento alumbró el Estado autonómico. Una corriente que ahora vuelve a encontrar su momento, su oportunidad, a pesar de muchas incomprensiones y reticencias.
Se trata de una sensibilidad que durante años se envolvió en la bandera de un catalanismo progresista, que no era independentista. Que reivindicaba una Cataluña «rica y plena», pero lo hacía sin romper puentes con España. La que propugnaba por profundizar en el autogobierno, pero dentro de un marco cooperativo de solidaridad. La que vive y ama en catalán y en castellano, sin buscar identidades antagónicas, la que entiende que la cohesión de la sociedad catalana es su gran virtud cívica, la que reivindica la diversidad plurinacional de una España moderna, y no casposa ni cavernícola, como su principal señal de fortaleza, y a la vez de fortaleza europea en un continente devorado ahora por ultranacionalismos y populismos de diferentes pelajes, pero que constituyen un evidente riesgo repleto de toxicidad. En esa marejada, Salvador Illa conecta de lleno con el 'espíritu Reventós', de que otro tipo de España es posible.
Entre aquellos años de ilusión tras la dictadura se gritaba 'Libertad, amnistía y Estatuto de Autonomía'. Lo gritaban también los catalanes, que encontraron en la Constitución un instrumento útil para encauzar sus reivindicaciones democráticas e identitarias sin miedos a las rupturas y a la involución. Lo hacía, afortunadamente para ellos, sin el factor terrorista que sufría sobre todo, pero no solo, el País Vasco.
El pujolismo aprovechó para construir una hegemonía económica, política, social y cultural. Una concatenación de despropósitos terminaron por radicalizar a un nacionalismo que se sentía frustrado, y temía perder el control de la situación. Y de ahí vino el procés, fruto de la intransigencia de unos y de la impaciencia infantil de otros. En esta historia de un fracaso afloraba la incomprensión de la España diversa, pero también la incapacidad para asumir el pluralismo real de la sociedad catalana.
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