Puigdemont y Junqueras, el eterno retorno
Resaca electoral catalana ·
Los líderes de Junts y de Esquerra llevarán su duelo hasta el final, mientras Illa espera a que los republicanos resuelvan sus cuitas internas para ser investido presidenteSecciones
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Resaca electoral catalana ·
Los líderes de Junts y de Esquerra llevarán su duelo hasta el final, mientras Illa espera a que los republicanos resuelvan sus cuitas internas para ser investido presidenteDos debates monopolizan estos días Cataluña: Illa, sí, Illa, no; Xavi, sí, Xavi, no. El del Barça lo resolverá Joan Laporta. El de la investidura del candidato socialista está en manos de los independentistas, que no acaban de digerir el resultado de las elecciones ... catalanas del domingo pasado y que se han lanzado a una batalla fraticida.
Siete años después y a pesar del colapso del 'procés', en el que ya nadie cree, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, máximos responsables y protagonistas del desafío independentista de 2017, siguen en la pomada y se resisten a apartarse. El líder de Junts ha advertido de que llegará hasta el final en su propósito de ser restituido presidente de la Generalitat. Lo va a intentar todo, hasta amenazar la estabilidad del Gobierno.
Pedro Sánchez y Salvador Illa ya le han dicho que se olvide, pero Puigdemont no acostumbra a darse por vencido con facilidad. Lleva siete años en Waterloo y sueña con un regreso triunfal a Barcelona: su idea es volver el día de la sesión de investidura, a la que quiere optar sí o sí. Aunque necesite un imposible –la abstención de los socialistas– mantiene la épica de la restitución, eje central de su campaña. Su numantismo también es táctico: presiona a ERC para dificultar la elección de Illa, aprieta a Sánchez hasta que se apruebe la amnistía y gana tiempo para abordar el debate sucesorio.
Esta cuestión no está resuelta. Puigdemont dijo que no seguiría como jefe de la oposición en caso de no ser investido. Dejaría la política institucional, pero ya hay voces en su partido que le piden que siga en la primera línea. En caso de repetición electoral, no hay duda: se presentará y además advierte de que estará en mejores condiciones pues podrá pisar ya territorio nacional por la ley de amnistía.
En Junts han logrado su objetivo de deshacer el empate con ERC. El análisis que hacen en la formación es que Puigdemont vuelve a ser el líder del movimiento independentista. Aunque alertan ante aquello de 'cuando las barbas de tu vecino veas cortar...' por el castigo que las urnas han infligido a ERC por su estrategia de mano tendida en Madrid, que es la que también practica Junts. El efecto Puigdemont se ha quedado corto (tres escaños más) y en Junts también deben abrir una reflexión. De momento, el expresident y Turull llevarán las negociaciones para la investidura. Se blindan a las filtraciones como ya ocurrió con el acuerdo con el PSOE.
Oriol Junqueras, en cambio, se aparta por completo de las negociaciones, que pilotará Rovira. El presidente de ERC no se ha hecho responsable de la debacle de su partido (13 escaños menos) y se ve con ganas de seguir. Primero anunció que abandonará la presidencia tras las europeas y más tarde comunicó su intención de optar a la reelección. ERC ha convocado un congreso extraordinario el 30 de noviembre. Hasta entonces puede pasar de todo, incluso que haya doble cita electoral, catalanas y generales, como advirtió el líder republicano.
El partido se ha abierto en canal y se ha dividido entre junqueristas y renovadores, mientras tiene que negociar la investidura, cuya decisión final adoptará la militancia en una consulta. Aragonès, Rovira y Sabrià se han convertido en las caras visibles del sector crítico a Oriol Junqueras. Los tres han anunciado que dimitirán y han pedido nuevos liderazgos. Hay movimientos, pero no hay aún un líder que se haya postulado para enfrentarse a Junqueras, que quiere seguir al frente, según apuntan fuentes del partido, porque su objetivo es ser candidato a la presidencia de la Generalitat.
Siente que tiene una deuda pendiente, ya que desde 2012 solo se ha presentado como cabeza de cartel dos veces, y una de ellas estaba en la cárcel. En 2012, fue el número uno de la lista; en 2015 ya no, porque ERC se integró en Junts pel Sí con CDC; en 2017, concurrió desde prisión, y en 2021 y 2024 estaba inhabilitado. Está por ver si es capaz de convencer a la militancia de que lo mejor para el partido es que continúe. Las bases, como el independentismo, están en estado de shock.
Hay un dato capaz de explicar por sí mismo el hundimiento del secesionismo en las pasadas elecciones catalanas. En 2015, cuando el 'procés' era una olla a presión, cerca de la mitad de los votantes independentistas estaban convencidos de que aquel camino emprendido por Mas y continuado por Puigdemont y Junqueras culminaría con la separación de Cataluña del resto de España. Hace un año, ese porcentaje apenas superaba el 10%, según cifras del ICPS.
El secesionismo perdió el 12-M en torno a 900.000 votos respecto a las elecciones de 2017. Caída histórica. Por primera vez desde 1984 el conjunto de las fuerzas nacionalistas no sumaron la mayoría absoluta. Convergència no se convirtió al independentismo hasta 2012, por lo que la mayoría absoluta netamente secesionista ha durado algo más de una década, la más convulsa de Cataluña.
Hay un poco de todo:decepción, cansancio, cabreo con unos líderes que les prometieron llegar a Ítaca y se quedaron en el camino. La abstención crítica se ha disparado en el soberanismo, pero también se ha producido un trasvase de votos del bloque independentista al PSC. La polarización política a nivel estatal ha provocado que una parte del voto secesionista haya buscado refugio en los socialistas.
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