Cristian Reino
Madrid
Domingo, 5 de enero 2020, 18:50
Contra lo que pudiera parecer, la Junta Electoral Central ha dado un balón de oxígeno a Quim Torra y a JxCat en un momento en que pedían un salvavidas. El pacto suscrito entre el PSOE y Esquerra para facilitar la gobernabilidad española sitúa a los ... republicanos en el centro del tablero político. ERC se erige como la fuerza de referencia en Cataluña y se prepara para jugar el papel influyente que desarrolló Convergència durante años en Madrid. ERC ha logrado marcar distancias con sus socios postconvergentes y por primera vez en años se ha empezado también a colar el debate entre derecha e izquierda, ausente durante siete años de 'procés'.
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Pere Aragonès, tras alcanzar un acuerdo con los comunes para poder aprobar los presupuestos de Cataluña, conseguir el apoyo casi unánime de su partido para que ERC sea decisivo en Madrid y aupado por las encuestas, acaricia la idea de ser el próximo presidente de la Generalitat. El pacto de socialistas y republicanos ha dejado descolocado a JxCat, que solo ha podido defenderse alertando con la llegada de un nuevo tripartito (de no buen recuerdo en la sociedad catalana) y acusando a los republicanos de 'botiflers' (traidores). Hasta que llegó la decisión de la Junta Electoral, que ha dado una vida extra al presidente de la Generalitat.
Casi todos los partidos catalanes dan por hecho que este año habrá elecciones en Cataluña (la legislatura expira en diciembre de 2021), pero nadie sabe a ciencia cierta cuándo serán llamados los ciudadanos a las urnas. Dependerá de Carles Puigdemont, que ha renacido y en breve podrá sentarse en la Eurocámara. Cuando vea el momento adecuado y considere que está en condiciones de girar las encuestas y dar el vuelco a la ventaja que tiene ahora ERC, pulsará el botón electoral. Por ello, Esquerra puede encontrarse unas cuantas emboscadas por parte de JxCat en las próximas semanas.
De momento está la situación de Quim Torra, que cuando parecía más que amortizado ha recobrado protagonismo, tras ser condenado por desobediencia por el TSJC y sobre todo por la decisión de la Junta Electoral de no esperar al Supremo y ordenar hacer efectiva ya la inhabilitación del presidente de la Generalitat. Está previsto que este martes reciba la resolución completa del organismo electoral. A partir de ahí iniciará una batalla legal para defenderse. «Partido a partido», afirman en su entorno. Espera ganar tiempo pidiendo medidas cautelarísimas al Supremo contra su inhabilitación, aunque es consciente de que en unos meses el alto tribunal acabará haciendo firme la condena del TSJC. Torra ya ha advertido de que solo el Parlament puede destituirle y amenaza con «plantarse» y desobedecer al Supremo y hasta no descarta que los Mossos tengan que acabar deteniéndole para hacer efectiva la orden judicial. Quiere despedirse por la puerta grande.
Ese sería un buen momento para JxCat para convocar elecciones y seguir con su retórica victimista y de resistencia a la «represión», según el argumentario independentista. Fuentes próximas a Pere Aragonès sitúan los comicios sobre la primavera, pero estas mismas fuentes también apuntan que el vicepresidente quiere aprovechar el entendimiento con los comunes para aprobar los presupuestos catalanes. Forma parte del giro a posiciones más pragmáticas del partido de Junqueras: sin renunciar a sus aspiraciones independentistas, muestra preocupación por las cuestiones sociales del día a día y abandera el diálogo con Madrid. Si Torra tuviera que dejar el cargo de forma inmediata, la presidencia interina recaería en manos del vicepresidente Aragonès, que tendría unos meses para consolidarse como el líder del independentismo. Pero JxCat no lo va a permitir. Torra lo niega, pero está sobre la mesa la posibilidad de que nombre a otro vicepresidente, de su partido, para evitar que la presidencia recaiga en manos de Esquerra.
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Si el Supremo rechaza las medidas cautelarísimas que pide la defensa del jefe del Ejecutivo, la patata caliente la tendrá Roger Torrent, que tendrá en sus manos la decisión de hacer efectiva la decisión de la Junta Electoral. Torrent ya se negó a permitir la investidura telemática de Puigdemont (JxCat tiene hasta el 13 de enero para volver a intentarlo) y provocó un terremoto con sus socios postconvergentes al aceptar la suspensión como diputados de los líderes del 'procés' que fueron procesados.
Torrent y ERC se pueden ver en una encrucijada parecida en los próximos días o semanas. JxCat además no quiere que Esquerra capitalice la vía de negociación que se ha abierto entre las instituciones catalanas y las del resto del Estado. Los nacionalistas, tras intentar dinamitar el pacto entre el PSOE y ERC, aceptan ahora participar en las futuras negociaciones, pero llevando la voz cantante. Las quieren condicionar. De tal manera que Torra y Puigdemont han reclamado una mesa independentista previa, que marque la agenda de lo que la parte catalana tiene que ir a negociar a Madrid.
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El president de la Generalitat, Quim Torra, ha dado por hecho que el Tribunal Supremo le inhabilitará en los próximos meses, un escenario en el que no ha descartado la desobediencia. En una entrevista en TV3, donde acudió el sábado por la noche directamente desde el Parlament al término del vespertino pleno extraordinario convocado por él mismo, Torra aseguró que «es muy probable que al final ocurra mi inhabilitación dentro de unos meses». Y, al respecto, avanzó que «tenemos 67 diputados que están dispuesto a defender la institución de la presidencia de la Generalidad y no acatar ni aceptar ninguna orden que pueda venir a violentar la soberanía del Parlamento».
JxCat, ERC y la CUP, con el apoyo de los comunes, promovieron este sábado una resolución que ratifica a Torra desde el Parlament como presidente autonómico y tras el fallo de la Junta Electoral Central que exigía el viernes inhabilitarle y retirarle el acta de diputado.
Sobre sus planes para cuando llegue en su caso ese momento, tras una decisión del TS, Torra reconoció que no tiene previsto nombrar un vicepresidente o un consejero de JxCat para impedir que la presidencia de la Generalitat recaiga en el actual vicepresidente, Pedro Aragonès. «No pienso en esta hipótesis, en todo caso, en el Estatuto de Autonomía están tasadas las causas por el cese de un presidente de la Generalitat y, en ningún caso, está la causa de una inhabilitación por la Junta Electoral Central», dijo.
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