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Paula Rosas
Saint Nicolás de Véroce (Francia)
Viernes, 17 de mayo 2019, 12:56
La pista de esquí, ahora solo salpicada por algunas manchas de nieve, se abre camino entre el bosque y permite ver, desde una altura tan escarpada que casi produce vértigo, las casas de Saint Gervais des Bains abajo en el valle. Al otro lado, el ... majestuoso Mont Blanc se adivina entre las nubes. Durante el invierno, los esquiadores pasan veloces, probablemente sin reparar en la cabaña anodina, con un oxidado techo metálico, que queda a la izquierda. En temporada baja, como ahora, el lugar es un santuario de silencio. Pájaros y apenas algún avión. Aquí, entre las pistas de la estación alpina de Saint Gervais Mont Blanc, en la más absoluta soledad, se escondía 'Josu Ternera' desde hace al menos seis meses.
Para los vecinos, sin embargo, el ermitaño habitante del refugio de montaña era un tal Bruno Martí. Así se había presentado. «Lo veía pasar de vez en cuando, era un tipo normal», relataba este viernes el guardés de uno de los pocos chalés de los alrededores, en su mayoría cerrados a cal y canto durante la primavera. 'Ternera' afirmaba ser venezolano y el vigilante había apreciado un acento español. «Según dijo, se dedicaba a escribir».
Para llegar a la precaria cabaña hay que ascender unos tres kilómetros por un camino zigzagueante desde Saint Nicolas de Véroce, una pedanía de Saint Gervais des Bains de tan solo 250 habitantes. Una vez arriba, en el Plateau de la Croix, a 1.440 metros de altitud, donde se toma el telesilla para alcanzar la cima, hay que andar al menos un cuarto de hora campo a través siguiendo un sendero en el que, a ratos, apenas hay espacio para una persona. El etarra lo hacía todo a pie. De hecho, los investigadores en España achacan su extrema delgadez a la gran actividad física que realizaba.
El jueves, sin embargo, a su cita en el hospital de Sallanches, a 18 kilómetros de su escondite, alguien le llevó en coche. Una persona que ningún vecino reconoce y que, después de ser interrogada por la Policía, fue liberada sin más. 'Ternera' fue detenido en el mismo aparcamiento.
Lo que llevó a la Policía hasta los pies de los Alpes fue, al parecer, el comentario que un antiguo colaborador de 'Ternera' hizo a una tercera persona sobre el estado de salud del exdirigente etarra y una fecha. «16 de mayo, hospital». Las fuerzas de seguridad vigilaron los centros sanitarios de la zona. Incluido el de Sallanches, donde al final fue capturado.
«Quizás hizo autoestop, mucha gente lo hace por aquí», señalaba ayer Vivianne, regente de la única tienda de alimentación de Saint Nicolas de Véroce, donde la pizzería, el pequeño colegio rural y los obreros que trabajan en la construcción de un futuro hotel de 5 estrellas, eran este virnes los únicos signos de vida.
Vivanne es una de las pocas personas del pueblo que ha reconocido al terrorista una vez que su foto ha sido publicada en el periódico local. Este viernes hacía un esfuerzo por recordar los detalles: «La última vez que lo vi fue en febrero. Vino a comprar, no recuerdo bien qué. Siempre iba con la mochila».
En esa mochila, de la que nunca se separaba, los agentes encontraron el jueves 4.000 euros. 'Josu Ternera' vivía, sin embargo, de forma muy rudimentaria. La cabaña en la que se escondió no parece estar conectada a la red eléctrica ni de saneamiento. Leña cortada en la parte de atrás hace pensar que debía calentarse con alguna chimenea. Un estrecho banco junto a la entrada y un par de abrevaderos carcomidos a los que sin duda se acercaban las ovejas que pastorean por la zona. Excepto por unas cortinas azules que se adivinaban tras una ventana del piso de arriba, el conjunto aparentaba ayer abandono y soledad.
«Si ese señor vino aquí quizá sea porque el lugar le garantizaba el anonimato», aventuraba el alcalde de Saint Gervais les Bains, Jean Marc Peillex. «La montaña es tierra de acogida. Aquí la gente no pregunta quién eres o qué haces». Los deportes de montaña y la belleza de los paisajes atraen a turistas de todo el mundo a la localidad, y la tranquilidad y la sensación de privacidad que se respira hace que «allá arriba, en Saint Nicolas, varios jefes de grandes empresas hayan comprado segundas residencias».
Este viernes, 'Josu Ternera' pasaba su primera noche en prisión en París, a más de 600 kilómetros de su recóndito paraíso alpino, donde un tal Bruno Martí escribía, quizás, la novela de sus 17 años a la fuga.
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