«Todo lo que ha dicho este señor es absolutamente falso». Pedro Sánchez ha respondido hoy con vehemencia a las acusaciones vertidas contra miembros de su Gobierno, del PSOE y contra él mismo por el empresario del 'caso Koldo', Víctor de Aldama, en su declaración ante la Audiencia Nacional ... y ha advertido de que tendrá que ser él que el que las pruebe.
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El jefe del Ejecutivo, que ha comparecido en el patio del Congreso después del pleno que ha avalado casi 'in extremis' su reforma fiscal, ha argumentado que hay que ser consciente de que las palabras de Aldama, al que ha tildado de «personaje», son las de «un presunto delincuente en prisión preventiva» y por tanto merecen «el crédito que tiene», es decir, «ninguno».
Incluso ha calificado de «inventada» su relato sobre las circunstancias en las que se produjo la única foto que se conoce de ambos juntos, en un mitin del PSOE. «Probablemente lo hace para desviar la atención, sembrar dudas y tapar lo que aparentemente son, por su parte, unas ciertas actividades delictivas», ha dicho.
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Los socialistas aseguran no estar preocupados por nada de lo que pueda decir el presunto corruptor del exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, cuyo suplicatorio ha solicitado ya a la Cámara baja en el Tribunal Supremo. Ábalos también ha tachado hoy, precisamente, de «difamatorias» las declaraciones que Aldama ha realizado sobre su relación. Sin embargo, Sánchez no ha puesto ni mucho menos la mano por su exhombre de confianza, al que ya el pasado febrero, cuando trascendieron las primeras informaciones que podían salpicarlo en relación a esta causa, exigió sin lograrlo el acta de diputado (hoy forma parte del Grupo Mixto) y abrió expediente de expulsión. De hecho, ha enfatizado que está «tranquilo», pero en lo que respecta a su «Gobierno actual».
El presidente del Gobierno, aplaudido a la salida del Hemiciclo por un nutrido grupo de diputados socialistas, también se ha referido a la oferta lanzada por el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, a los grupos que avalaron la investidura para presentar una moción de censura. Y pese a asegurar que le merece «todo el respeto» lo ha hecho con cierto desdén. «»Sería una buena oportunidad para que planteara una alternativa de gobierno que a día de hoy no se conoce«, ha ironizado.
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Los socialistas dan por sentado que ningún grupo salvo Vox respaldaría la candidatura del líder del PP en la Cámara y con la satisfacción de poder blandir el ejemplo de la reforma fiscal, que hasta ayer mismo estaba en el aire por las diferencias entre sus socios, y hoy ha conseguido sacar adelante, ha afirmado: «La debilidad parlamentaria es la de aquellas formaciones políticas que no son capaces de armar mayorías, de construir mayorías».
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