La ruptura total entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo quedó este miércoles patente en el último duelo dialéctico del año en el Senado. Con los rescoldos aún calientes de la inédita decisión del Tribunal Constitucional de interrumpir la tramitación parlamentaria de la ley que ... pretendía acelerar su renovación, el presidente del Gobierno y el líder de la oposición mantuvieron en la práctica un diálogo de sordos con el socialista acusando al líder del PP de haber conseguido «enmudecer a las Cortes Generales» y éste subrayando la presunta falta de credibilidad de su adversario. «El Pedro Sánchez Pérez-Castejón de 2019 no votaría al Pedro Sánchez Pérez-Castejón de 2022», remató Feijóo.
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El cara a cara, el quinto desde que el expresidente de la Xunta cogió el timón del PP, se convirtió nuevamente en un reguero de reproches mutuos, sin concesiones ni puentes mínimos de conexión. Aunque la voluntad de Feijóo era no llevar la confrontación demasiado lejos y mantenerse en la moderación, volvió a utilizar las «cesiones» al independentismo como arma arrojadiza. Enumeró las promesas electorales que Sánchez ha incumplido en estos tres años–la ejecución íntegra de las penas de los condenados por el 'procés', no tocar el delito de malversación o defender un cambio en el sistema de elección de los miembros del CGPJ– e insinuó que su promesa de no aceptar nunca un referéndum de autodeterminación seguirá el mismo camino. «¿Tiene ya fecha para celebrarlo?», ironizó desde su escaño.
El jefe del Ejecutivo eludió responder y trató de rehuir sus alianzas con los soberanistas para entrar de lleno en la decisión del Constitucional, por primera vez en su trayectoria democrática, de suspender un debate parlamentario a solicitud del PP. Dejó claro que el veto no le va a detener y que volverá a presentar en el Congreso a través de los grupos del PSOE y de Unidas Podemos una proposición de ley que recoja las enmiendas cercenadas. «Han intentado enmudecerlo, pero a pesar de que intente que el Parlamento no hable –elevó el tono Sánchez–, el Parlamento va a hablar, alto y claro».
Crisis institucional
Miguel Ángel Alfonso
Cristina Vallejo
Para el presidente, Feijóo ha ido «más lejos» que su antecesor, Pablo Casado, para evitar «correr la misma suerte» que él, bromeó a su vez. Pero en el fondo, según el análisis del presidente, lo que le está ocurriendo al líder gallego es que se «empiezan a desmoronar sus estrategias». Así –recitó–, Feijóo pronosticó el «apocalipsis económico» y no se produjo. Después, explotó el «apocalipsis político» al augurar, sin éxito, la ruptura de España. Y ahora, remachó Sánchez, echa mano de la «fábula del tirano» cuando lo que sucede es que el Ejecutivo sí «cumple la Constitución», a diferencia del PP.
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En Moncloa consideran que a los populares la «pequeña victoria judicial» les va a pasar factura más pronto que tarde. «Es un error de estrategia. Ha ganado unas cuantas semanas pero ha perdido el poco crédito que le quedaba», sostienen las fuentes consultadas. De ahí que el presidente intentase caricaturizar a Feijóo como un líder manejado «por poderes cada vez menos ocultos», situándole nuevamente fuera del marco constitucional por mantener bloqueada la renovación del Poder Judicial o el Constitucional.
Los populares creen, por su parte, que el «varapalo» de la corte de garantías ha tensionado en exceso al Gobierno de coalición porque retrasa la controvertida agenda legislativa del Ejecutivo relativa al Poder Judicial al mes de enero, ya en el marco de la larga precampaña de las próximas autonómicas y municipales. «Se ha llevado un revés judicial que podría haber evitado haciendo una tramitación normal», apuntan en Génova.
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Para el principal partido de la oposición es evidente que todo el que discrepa del presidente «ataca la democracia». «No hay un solo primer ministro europeo que hable como usted, excepto dos», espetó Feijóo a Sánchez refiriéndose a los ataques a la justicia por parte de los primeros ministros de Polonia y Hungría. «Es impropio de un presidente dar a entender que hay un brazo político en el Constitucional», censuran en las filas conservadoras.
El expresidente de la Xunta afeó a su rival la «degradación de las instituciones» a la que, a su juicio, las está sometiendo el líder socialista en su afán de intervenirlas todas. En su opinión, Sánchez ha pisado «el acelerador» de esa «degradación» y, aunque va de incendio en incendio, le pidió que «deje de tomar el pelo a los españoles» y que convoque elecciones cuanto antes porque «no se puede reducir a cenizas la arquitectura institucional de la democracia».
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En el entorno de Feijóo interpretan el silencio de Sánchez claramente como un síntoma de lo que está por venir e insisten en que «sigue en deuda con Esquerra» no solo con la reforma del Código Penal, sino también con la hoja de ruta marcada por los independentistas en Cataluña. Por ese motivo, en Génova inciden en que las cesiones a los republicanos no han terminado. «Nos tememos lo peor», alertan en el cuartel general de los populares.
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