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Pedro Sánchez sabe que los empresarios encajaron mal su acuerdo con Pablo Iglesias para gobernar en coalición y este miércoles intentó disipar los temores con promesas de «una gestión responsable de la economía» con «disciplina fiscal y estabilidad presupuestaria». Pero sus palabras no debieron ... ser muy convincentes porque la CEOE respondió con un comunicado en el que reclamaron, sin entrar en siglas, un Gobierno «estable y moderado».
El líder socialista clausuró en un céntrico hotel de Madrid el Congreso Europeo de Empresa Familiar y en ese foro intentó regalar los oídos de los presentes con compromisos y limitaciones. Entre los primeros, dio su palabra de que no habrá locuras fiscales, aunque el programa de su socio Podemos incluye un impuesto a las transacciones financieras, y el del PSOE también recoge un incremento del impuesto de sociedades. Entre los segundos, garantizó que sus políticas sociales contarán con presupuestos «dentro de los márgenes financieros que permita la realidad económica», y que la prometida subida de salarios será «razonable y sin minar los límites de competitividad de la economía».
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Pero, sobre todo, prometió «estabilidad», que es quizá lo que menos puede asegurar porque, si prospera la investidura, que está por ver, gobernará en minoría parlamentaria y con un socio, a priori, poco estable, y con veleidades antisistema. Sánchez pasó por alto estos eventuales escollo y confió que «en las próximas semanas» acabé el bloqueo político y pueda presentarse a la investidura con garantías de ser elegido presidente del Gobierno.
Un pronóstico a día de hoy muy optimista porque está lejos de tener los apoyos suficientes. Cuenta, sumados seguros y probables, con 169 votos de PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, Coalición Canaria, BNG y los regionalistas cántabros y turolenses. Enfrente hay 181 diputados de PP, Vox, Ciudadanos, Esquerra, JxCat, EH Bildu, Navarra Suma y la CUP que votarán no. Necesitaría la abstención de los 13 representantes de ERC, que ahora no están por la labor.
Pero la sociedad con Podemos es lo que quita el sueño en las organizaciones empresariales. A tres kilómetros del hotel en que Sánchez impartía su terapia tranquilizadora se reunía la dirección de La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que difundió un comunicado, junto a la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), en el que subrayaron «la necesidad de explorar opciones de gobierno que garanticen la estabilidad política y la moderación». A la salida de la reunión, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, fue menos diplomático y advirtió que «las fórmulas ideológicas, que no prácticas, pueden no ser las más adecuadas para la economía y las empresas». Unas palabras más en sintonía con las pronunciadas al día siguiente de que Sánchez e Iglesias firmaran su acuerdo por el presidente del Círculo de Empresarios y uno de los vicepresidentes de la CEOE, John de Zulueta, quien sin tapujos se declaró «consternado» con el giro del líder del PSOE porque «ni siquiera se ha sentado a hablar con el PP».
Las organizaciones empresariales, y por supuesto la banca, apuestan por un acuerdo entre socialistas y populares para gobernar. Algunos lo dicen sin disimulo y otros recurren al lenguaje más sinuoso, pero de forma generalizada han hecho llegar a la Moncloa sus preferencias por la gran coalición.
Sánchez, por ahora, es inmune a esos planteamientos. Este mismo subrayó ante el Congreso Europeo de Empresa Familiar en que la alianza de PSOE y Podemos va a abrir «una nueva etapa» en la que se acabará «la crispación» y «el desencuentro político» porque se va a revitalizar la cultura «de los pactos políticos».
El líder socialista, además, no se queda en las palabras porque, con suma discreción y entre muy pocas personas, prosigue la negociación de socialistas y morados para acordar la estructura del futuro Gobierno y el contenido de las carteras. Sánchez e Iglesias mantuvieron una reunión discreta el pasado lunes en la Moncloa, de la que ni el PSOE ni Podemos dieron cuenta. Pero el encuentro, según fuentes conocedoras de las negociaciones, se produjo.
El candidato socialista, de todas maneras, se pondrá en contacto la próxima semana con Pablo Casado y con Inés Arrimadas, pero serán, dicen en el PSOE, citas protocolarias porque la apuesta por Podemos no tiene vuelta atrás.
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