El presidente del Gobierno ha comenzado este Día de la Constitución con una declaración de intenciones: en un mensaje tempranero en X, ha escogido uno de los artículos de la Carta Magna, el 45 que consagra el derecho y el deber de disfrutar y conservar ... el medio ambiente, para homenajear la ley de leyes, a la que ha definido como «un texto visionario y pionero en muchos ámbito». La habitual y posterior intervención institucional de Pedro Sánchez en el patio del Congreso, antes del inicio de los actos conmemorativos de este 46 aniversario de la norma que marcó la transición de la dictadura a la democracia, ha dado sentido político a su tuit, porque el jefe del Ejecutivo ha aprovechado para cargar contra «los gobiernos negacionistas» de la crisis climática forjados por el PP y Vox tras las municipales y autonómicas del 28-M. Un negacionismo del que ha llegado a decir que es «más peligroso» que la propia emergencia medioambiental, en un contexto marcado por la DANA de Valencia y el disenso entre su Gobierno y la Generalitat de Carlos Mazón.
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Los apenas siete minutos de comparecencia de Sánchez han estado preñados de intención política en su pulso con los populares, que ya no comparten con Vox el poder en seis comunidades una vez que consumada su ruptura en julio por las discrepancias sobre la atención a los menores inmigrantes no acompañados que se hacinan en Canarias. El presidente se ha arrancado felicitándose por los datos de crecimiento económico que sitúan a España al frente de los países de la UE y los 21 millones de trabajadores, en un marco de «cohesión social y territorial» y de respuesta ante retos como la crisis climática que le ha llevado a reafirmarse en el que viene siendo su mantra esta convulsa legislatura: que agotará su mandato y que la ciudadanía acudirá a las urnas en 2027 con un país que ahora atraviesa uno de «los mejores momentos de su historia» y que estará «aun mejor» dentro de tres años.
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Con ese perímetro argumental, Sánchez ha sustentado su alocución en el subrayado de tres artículos de la Constitución. El primero, ese 45 convertido en leit motiv tras la catástrofe valenciana y del que se ha servido para advertir contra ese «negacionismo» en el que equipara al PP con Vox. Un cuestionamiento de las pruebas del destrozo medioambiental en el que no ha hecho distingos entre los dos partidos de la derecha y que ha considerados incluso «más peligroso» que la propia emergencia planetaria porque rechaza «el asesoramiento técnico», «niega la evidencia científica» y se «pavonea» de los recortes en los servicios públicos que son «esenciales para reducir el número de víctimas y el número de daños» en desastre naturales como la DANA. Un dardo dirigido con nitidez a la Generalitat valenciana liderada por el PP con la que su Gobierno discrepó en la gestión de los momentos más críticos de la tragedia y con la que debe colaborar ahora en el desafío mayúsculo de la reconstrucción.
Ha sido el pie en el que se ha apoyado el jefe del Gobierno para hacer bandera de otro artículo constitucional, el 47, que garantiza el acceso a la vivienda, en plena presión sobre su gabinete -de rivales pero también de socios- por la incapacidad de la ley de vivienda para controlar los precios tanto de la compra, disparados un 8% según los últimos años, como, singularmente, del alquiler. Sánchez ha situado la carga de la prueba en las comunidades, gobernadas en su mayoría por el PP y con las que se reunirá sobre este asunto en la cumbre de presidente del próximo viernes en Santander, a las que ha llamado expresamente a cumplir la normativa ante las objeciones que están planteando.
El presidente se ha congratulado del acuerdo con que comenzó el año entre los partidos -casi un oasis dada la crispación creciente- para reconocer mejor la dignidad de las personas con discapacidad aludidas en el artículo 49 y también de que este 6 de diciembre «todos los territorios de España están cumpliendo la Constitución». Una referencia implícita a Cataluña, cuyo nuevo presidente, el socialista Salvador Illa, ha devuelto a la comunidad a la celebración en el Congreso, a la que no han acudido, como es costumbre, ni el soberanismo catalán ni el vasco. En medio de un ambiente políticamente muy enrarecido, el de hoy ha sido el año en el que menos se ha hablado, en las tribunas y en los corrillos, de la siempre pendiente reforma de la Carta Magna. Sánchez sí se ha referido a ella, pero para constatar que su partido la aprobó en la ponencia resultante de su 41º congreso federal a fin de blindar ante "el avance reaccionario" derechos sociales como el del aborto o al matrimonio homosexual. Una iniciativa llamada a quedarse en un brindis al sol dado que es casi imposible que PSOE y PP abran ahora un melón sin apenas incisiones desde 1978.
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