La plana mayor de lo que en su día fue Convergència ha homenajeado este viernes en Castellterçol (Barcelona) a su líder y fundador, el expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Artur Mas, Xavier Trias, Núria de Gispert, Josep Rull, Felip Puig, casi ninguno de ... los históricos dirigentes de CDC ha faltado al que ha sido el primer acto público de reconocimiento al expresidente de la Generalitat desde que en 2014 cayó en el ostracismo tras reconocer que había ocultado una fortuna al fisco durante décadas en Andorra.
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En su discurso, el expresidente de la Generalitat ha reivindicado su obra de gobierno y se ha mostrado pesimista respecto al secesionismo. A sus 94 años, ha dejado su testamento político. «La independencia es muy difícil. Sabemos que no seremos independientes« ni ahora ni dentro de 15 años. Y más allá, ya cree que es muy difícil hacer futurología. »España es un país muy poderoso«, ha asegurado. Ha abogado por hacer crecer Cataluña dentro de España, dentro de una autonomía más amplia que le permita mantener su identidad. El expresidente de la Generalitat ha asegurado que la inmigración puede suponer un «problema muy grave» para la identidad catalana y su lengua. Pujol nunca ha sido independentista. Nacionalista y soberanista, pero no secesionista. Hoy lo ha verbalizado públicamente ante la vieja guardia convergente, a los que ha criticado que 'mataran' el partido, cuando en 2014 confesó que tuvo una fortuna oculta al fisco durante décadas. «Tuvimos un gran partido», ha recordado con nostalgia. «Hicimos política positiva, tanto en Cataluña como en España», ha señalado. Y a su juicio hubiera valido la pena mantenerlo vivo y «superar un trauma, del que se ha sentido »responsable« en primera persona. »Pero el partido se podía salvar«, ha criticado. »Me podíais repudiar, pero el proyecto debía seguir«, ha insistido. Y ha instado a que siga el proyecto, ahora desde otras siglas, Junts, aunque no ha citado el nombre.
Pujol pasó de ser el referente del nacionalismo a casi un apestado. Los que le habían adulado se levantaban y se marchaban cuando le veían en un restaurante. Mas, siendo jefe del Ejecutivo catalán, le despojó del tratamiento de 'molt honorable' presidente de la Generalitat que acompaña por ley a todos los expresidentes. Con el paso del tiempo, no obstante, en estos úlltimos años, ha vuelto a ser invitado a actos. Los suyos le han honrado este viernes un tributo, que llega poco después de que la Audiencia Nacional fijara la fecha del juicio contra el clan Pujol por presunta corrupción. El fundador de CDC se enfrenta a 9 años de cárcel. Sus siete hijos se sentarán también en el banquillo.
El expresidente ha recibido elogios del presidente del Parlament, Josep Rull, que le ha calificado de «figura magna, padre de la nación catalana moderna». «Fue un honor y un reto gigante relevarle», ha asegurado Artur Mas. España quiso «hundirlo», ha señalado Trias. Fue un «héroe», ha asegurado el exalcalde de Barcelona. «Gracias a su inmensa obra de gobierno, el país puede mantener la fe», ha afirmado el exconsjero Felip Puig.
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