No ha sido un inicio de curso fácil para el Gobierno. Desde la vuelta del verano, e incluso desde el pasado julio, cuando el PSC y ERC comenzaron a avanzar en las negociaciones que llevaron al acuerdo para investir a Salvador Illa como presidente de ... la Generalitat catalana, Junts está en pie de guerra, dispuesto a infligirle una derrota parlamentaria tras otra. El secretario de Organización del partido, Santos Cerdán, se desplazó este viernes nuevamente a Suiza para mantener un encuentro con Carles Puigdemont e intentar reconducir la relación a lo largo de este fin de semana.
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La cita llegaba tan solo horas después de que el expresident advirtiera de que su partido volverá a votar este próximo jueves en contra de la senda de estabilidad, clave para la elaboración de los nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE). A esa amenaza se unen otros avisos que inquietan tanto al Ejecutivo de coalición PSOE-Sumar como a sus socios parlamentarios. Esta semana todo el bloque de investidura vio cómo los posconvergentes truncaban la toma en consideración de la ley para la regulación de los alquileres temporales y votaban en el Senado a favor del reconocimiento del opositor Edmundo González como presidente electo de Venezuela, junto al PP y Vox. Aunque en este caso la posición sobre la crisis en el país caribeño es compartida también por el PNV.
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Puigdemont ha contestado con displicencia en las redes sociales a cuantas interpretaciones del Gobierno ha podido leer en las últimas jornadas sobre los motivos de su actitud, mientras los socialistas la achacan a su incapacidad de «digerir» que no volverá a ser president. También se ha mofado de los vaticinios que apuntaban a que acabará pasando por el aro porque no podrá permitirse votar siempre con la derecha y la ultraderecha españolas.
El, en la práctica, líder de Junts aunque no tiene cargo orgánico sostiene que es la falta de negociación del PSOE y sus incumplimientos, tanto en lo que afecta a la ejecución presupuestaria en Cataluña como en lo que se refiere al traspaso «integral» de las competencias de inmigración, lo que explica sus votos de castigo. Y este miércoles dejó claro que lo de votar con el PP y Vox no le causa problema. «Con Junts no funcionan los chantajes ideológicos», avisó.
El Gobierno lleva semanas tratando de quitar trascendencia a la falta de estabilidad parlamentaria. El mensaje que el propio Sánchez trasladó ante el comité federal de su formación el 7 de septiembre fue el de que, independientemente de que no logre sacar adelante iniciativas o de que le tumben las Cuentas Públicas, evitará firmar el acta de defunción de la legislatura y convocar elecciones. «Vamos a avanzar con determinación, con o sin concurso del Poder Legislativo», dijo. En parte, según sus colaboradores, lo hizo como estrategia frente a Junts, en un intento de 'desempoderarlo'.
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Los principales aliados en la Cámara Baja, sin embargo, ya han advertido de que el planteamiento del Gobierno no es viable. Y los propios socialistas asumen que, por más que técnicamente sea posible gobernar con los Presupuestos de 2023 prorrogados por segundo año consecutivo, el desgaste que provocaría seguir perdiendo votaciones por los siete votos de Junts puede ser letal.
El encargo de Santos Cerdán, representante de Sánchez en las reuniones mensuales que ambos partidos pactaron mantener ante un mediador internacional en el acuerdo de investidura, es por ese motivo intentar con este nuevo encuentro adelantado por eldiario.es, reconducir la situación para evitar que la legislatura entre en colapso.
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En todo caso, Sánchez sí tiene algunos aliados confiables para ayudarle en esa tarea, aunque sea de forma indirecta. Este viernes recibió en la Moncloa al lehendakari, Imanol Pradales, dentro de la ronda de contactos abierta con los presidentes autonómicos. Este aseveró que tanto él como su partido, el PNV, jugarán «a favor» de la estabilidad. Lo que no quiere decir que, en ocasiones, no puedan expresar una opinión divergente sobre asuntos concretos, como ocurrió la semana pasada con la propuesta de reconocimiento de González Urrutia como presidente electo de Venezuela.
La intervención de Pradales sirvió al Gobierno para aumentar la presión sobre Puigdemont, porque hizo un llamamiento expreso a apoyar una senda de déficit que, alegó, permitirá elaborar unos Presupuestos más expansivos y aumentar inversiones en materias como sanidad y educación. Pero, sobre todo, porque esgrimió que la supervivencia de Sánchez es también la manera más eficaz de «ensanchar el autogobierno» y lograr el «reconocimiento nacional» de Euskadi, un asunto que, según dijo, tiene intención de empezar a negociar ya en 2025, una vez se hayan cerrado los traspasos de competencias pendientes para el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika.
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Pero el PNV no es el único interesado en que la legislatura continúe para poder llevar adelante sus objetivos. La portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, apuntó en Radio Euskadi que, aunque siendo «realistas» las cosas están «complicadas», su grupo sería partidario de que Sánchez siga al frente del Ejecutivo. Entre otras cosas, porque considera que ahora hay «opciones» para que se reconozca la «plurinacionalidad» del Estado.
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