Ander Azpiroz
Madrid
Sábado, 14 de diciembre 2024, 18:52
La celebración de una nueva Conferencia de Presidentes después de tres años de espera no solo se cerró sin acuerdo alguno, sino que además vino a tensar más aún la guerra sin cuartel que libran PSOE y PP esta legislatura. Los dos partidos mayoritarios ... no esperaron siquiera unas horas para enzarzarse en el 'y tú más' a fin de responsabilizarse el uno al otro del fracaso de la reunión entre los mandatarios autonómicos y el Ejecutivo central.
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Ayer los populares volvieron a acusar a los socialistas de haber acudido a la cita sin ninguna iniciativa para debatir en la mesa de negociación. Según describió la vicesecretaria de Sanidad y Educación del PP, Ester Muñoz, el Gobierno fue a Santander con «carpetas vacías, sin propuestas ni respuestas». Un hecho que relacionó íntimamente con las causas judiciales abiertas el entorno de Pedro Sánchez y ante una semana en la que pasarán por los juzgados Víctor de Aldama, Koldo García y la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez. «Sánchez –aseguró Muñoz– está usando todos los recursos del Estado para tapar la corrupción». La dirigente popular no se quedó ahí y censuró que mientras el número tres del PSOE, Santos Cerdán, se reunía en Suiza con Carles Puigdemont sin límite de tiempo para negociar, el jefe del Ejecutivo acotaba los turnos de palabra de los presidentes autonómicos a diez minutos y tan siquiera les permitió un turno de réplica.
La respuesta desde el PSOE no fue menos contundente. Su portavoz nacional, Esther Peña, afirmó que la formación de Alberto Núñez Feijóo «mostró su peor cara» durante la conferencia. «El PP es una oposición que solo quiere hacer ruido y quiso convertir un foro de diálogo multilateral en un Congreso en B», atacó la dirigente socialista, antes de apuntar que «no todo vale para alcanzar el Gobierno».
La Conferencia de Presidentes tenía sobre la mesa la reforma de la financiación autonómica, las mejoras para el acceso a la vivienda y de la sanidad pública o el reto de la inmigración irregular. Pero el tema que mayor atención acaparó tras la reunión en Santander fue el de la condonación de la deuda a las comunidades que se endeudaron con el Estado central a raíz de la crisis económica de 2008.
Los populares se oponen a esta quita en un contexto marcado por el pacto para la financiación singular de Cataluña, pese a que la gran mayoría de las regiones en las que gobierna se verían favorecidas. La más crítica es la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, quien sostiene que no solo sería un acto de injusticia hacia las comunidades que como la suya realizaron un gran esfuerzo para adaptarse a la realidad económica sin endeudarse, sino que además significaría una nueva cesión de Sánchez hacia el independentismo para mantenerse en La Moncloa.
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La baronesa popular se detuvo especialmente en Cataluña, la comunidad que más debe al Estado. «A los catalanes les están tomando el pelo, les meten las manos en los bolsillos desde hace no sé la de tiempo. Pero claro, es que están muy ocupados en fabricar esa nación paralegal de organismos», enfatizó ayer Ayuso en la Cope. Más comedido se mostró el valenciano Carlos Mazón, quien solicitó al Gobierno mayor concreción sobre las condiciones de la quita, dado que su comunidad ya estaba infrafinanciada incluso antes de tener que encarar la DANA.
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