El miedo de ERC a una repetición electoral y la cesión por parte de Pedro Sánchez de un «concierto económico» a la vasca para Cataluña y su salida del régimen común de las autonomías, una reivindicación histórica del nacionalismo catalán aunque Jordi Pujol lo rechazó ... en el inicio de la democracia, han sido las claves para que Esquerra haya dado el visto bueno a un preacuerdo con los socialistas, que permitirá la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Cataluña entra en un nuevo ciclo político, tras el 'procés', que estará marcado por la cuestión de la financiación, clave para el soberanismo, que lleva años denunciando que «España roba» a los catalanes.
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Al menos esa es la versión que trasladaron los republicanos, sin desvelar la letra de la alianza y en medio del mutismo de los socialistas. Esquerra hizo pública la fumata blanca para investir a Illa, lo que rompe una década de alianza entre los independentistas, tras una maratoniana reunión de la ejecutiva republicana de más de nueve horas, cargada de tensión, por las reticencias de una parte de la dirección del partido a avalar la investidura de quienes consideran el más españolista y más de derechas de todos los dirigentes que ha tenido el PSC. Aunque ERC asegura que obtiene suculentas concesiones, que llegan después de los indultos, de la reforma del Código Penal y de la ley de amnistía, en sus filas aún existen dudas sobre si el PSOE acabará cumpliendo.
La dudas en la cúpula, que avaló no obstante el acuerdo casi por unanimidad y tras los últimos movimientos de los socialistas, giran también en torno a la evidencia de que, desde que cambiaron su estrategia para hacerse socios de los socialistas y avalar a pedro Sánchez, no han hecho más que hundirse en las urnas. La decisión de la ejecutiva, con todo, no es definitiva. Aún queda el visto bueno final de la militancia. Esquerra llevaba semanas advirtiendo a los socialistas de que necesitaban un preacuerdo jugoso para poder seducir a sus bases, muy molestas con la dirección por la guerra interna.
ERC es un polvorín. Las bases han sido convocadas a una consulta interna y vinculante para este viernes, de forma telemática y presencial. Si la militancia no avala el acuerdo, las negociaciones se darán por concluidas. La encargada de presentar el acuerdo fue la portavoz del partido, Raquel Sans, acompañada por buena parte de la cúpula. No lo hizo la secretaria general, Marta Rovira, dedicada a intentar convencer desde ya a los suyos y que se incorporó a la rueda de prensa, junto a Pere Aragonés, cuando ya estaba avanzada.
La elección de Illa está aún a la espera de las bases republicanas y también de los próximos movimientos de Carles Puigdemont. El expresidente de la Generalitat raificó el sábado su intención de regresar a Barcelona para la investidura. Pero si quiere reventar el acuerdo entre socialistas y republicanos podría adelantar su regreso y, tras ser detenido, intentar presionar a la militancia de ERC. Su otra baza es crear el clima ambiental propicio para que a los diputados de Esquerra les tiemble el pulso a la hora de votar en el pleno del Palament cuando se fije.
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ERC tiene tres días para convencer a sus bases sobre un preacuerdo que considera histórico, pero del que no dio detalles por escrito. Al cierre de esta edición, la única versión que existía del pacto es la que dio la cúpula republicana. El silencio de los socialistas era significativo: todo lo que digan puede molestar a las bases republicanas. ERC asegura que ha arrancado del PSOE el compromiso de que Cataluña tenga un concierto económico como el País Vasco y salga del régimen común de las comunidades autónomas, a través de una reforma de la Ley Orgánica para la Financiación Autonómica (Lofca), que no será tarea sencilla en el Congreso. Según los republicanos, Cataluña «gestionará, recaudará, liquidará e inspeccionará» el 100% de los impuestos. Sans no precisó cuándo saldrá exactamente Cataluña del régimen común, pero sí aclaró que la Renta del ejercicio de 2025 la hará ya la agencia tributaria catalana.
Cataluña tendrá un concierto como en el País Vasco, aunque ha querido añadirle la coletilla de sistema solidario para adelantarse a las críticas –que seguramente llegarán incluso así– del resto de las autonomías: pagará por los servicios prestados en la comunidad por parte del Estado y abonará una cuota solidaria. «Tendremos la llave de la caja», según ERC, que asegura que ha conseguido la cesión de todos los impuestos –IRPF, Sociedades e IVA–; es decir una «financiación singular» y «soberanía fiscal», que será gradual, pero que era la reclamación que pusieron los republicanos desde el primer día sobre la mesa y que el PSOE dijo por activa y por pasiva que no aceptaría. Según Esquerra, el acuerdo tiene la validación del PSOE, pero no aclaró si la del Ministerio de Hacienda, quien lo tendrá que ejecutar.
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En relación a la cuestión soberanista, Esquerra aseguró el preacuerdo contempla la constitución de una «convención nacional sobre la resolución del conflicto». Estará presidida por ERC en el Parlament y debería contar con todas las fuerzas, lo cual es casi imposible. Y Esquerra se felicita por que servirá para que el PSC ponga sobre la mesa su propuesta de resolución de la cuestión catalana. Si de este foro saliera un acuerdo, se sometería a votación de la ciudadanía. Es el primer paso del referéndum, la siguiente petición que le harán ERC y Junts a Sánchez.
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