La Princesa da un paso más y estrena agenda exterior en Lisboa
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Felipe VI refuerza la proyección de su heredera con su primer oficial al extranjero en la vecina y amigable PortugalUn nuevo paso al frente en la cuidada estrategia que la monarquía española viene desplegando desde su mayoría de edad, el pasado octubre, para proyectar la imagen pública de Leonor de Borbón Ortiz y hacer que la ciudadanía se habitúe a verla en sus responsabilidades ... institucionales. Ese paso la llevó este viernes hasta la vecina y amigable Portugal, donde la princesa de Asturias estrenó su agenda internacional con su primer viaje oficial a un país extranjero. Una cita de notable relevancia material y simbólica que profundiza en el camino emprendido para convertirse en jefa del Estado; un trayecto personal y de capacitación profesional en el que ya juró Constitución ante las Cortes el día de su 18 cumpleaños y en unos meses en los que ha concluido también su primer año de formación militar.
«Hace diez años este querido país fue el primer destino de mis padres como Reyes de España, así que no puedo negar lo especial que es también para mí estar aquí hoy», señaló la Princesa en la bienvenida que le tributó, con todos los honores, el presidente de la República de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, quien fue el que cursó la invitación para que Leonor de Borbón acudiera a su país. El mandatario ejerció de anfitrión en el Palacio de Belém, su residencia oficial, del que la heredera al trono español salió escoltada por un escuadrón de caballería.
En ese entorno cómodo, y a modo de colofón de la intensa semana en la que protagonizó en Cataluña diversos actos en el marco de la entrega de los premios Princesa de Girona, Leonor de Borbón ensayó una visibilidad en el contexto internacional que han cultivado tanto su abuelo, Juan Carlos I, como su padre. Sus primeras palabras oficiales en suelo extranjero tuvieron lugar antes del almuerzo previsto en la capital lisboeta con un reducido número de invitados. La futura jefa de Estado, que apostó por el rojo con un sobrio traje de chaqueta y pantalón, aprovechó la ocasión para congratularse de los lazos que existen entre su país y el que este viernes la agasajaba. «Portugal y España comparten una vecindad que va mucho más allá de la simple proximidad geográfica; es una vecindad multidimensional y que se traduce en una amistad sincera y un respeto profundo y mutuo entre nuestros dos países», apuntó. Y se atrevió con el portugués al decir en el idioma de sus anfitriones que «brindaba por las magníficas relaciones entre los dos pueblos».
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El Rey Felipe VI potencia de esta forma la proyección de su heredera. No deja de resultar paradójico que su primera visita institucional fuera de España haya sido a un Estado que es una república parlamentaria desde el derrocamiento de la dictadura en la celebérrima y pacífica Revolución de los Claveles. Pero Portugal constituye un punto de partida natural por los lazos históricos y presentes entre dos países que comparten península e intereses comunes en numerosas áreas, con una intensa convivencia entre localidades fronterizas. Felipe VI, que realizó su primer viaje oficial al extranjero a Colombia cuando tenía 15 años, ha exhibido una gran complicidad con el actual presidente portugués en las ocasiones en las que ambos han coincidido.
De Sousa quiso mostrar de hecho su satisfacción por el transcurso de la visita al ser preguntado por los periodistas. El mandatario portugués indicó que el encuentro había ido «muy bien» esbozando una sonrisa que no se le borró del rostro en toda la jornada. Leonor también tuvo palabras de agradecimiento en el breve discurso pronunciado en el almuerzo para hacer hincapié en «la hospitalidad y el inmenso cariño» brindados durante su estancia.
Un ceremonial -en presencia de las dos delegaciones, la española y la lusa- a la que Leonor ya llevó puesta la banda de la Gran Cruz de la Orden de Cristo, una de las más altas condecoraciones que concede la República portuguesa y que ya recibió su padre en 1988. La expectación creada quedó de manifiesto con los más de cien periodistas -no cabía un alfiler- que estaban acreditados para dar cuenta de la visita.
Fueron cerca de seis horas recorriendo la capital portuguesa. La Princesa, que incidió en su intervención en que este era un viaje que «esperaba con muchas ganas» y que le hizo «muy feliz», comenzó la jornada siendo despedida con honores -en esto también se estrenaba- en el pabellón de Estado del aeropuerto internacional de Adolfo Suárez Madrid-Barajas a las diez y media de la mañana. Lo hizo junto al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien le acompañó tras haber participado en la cumbre de la OTAN en Washington.
Ya en el aeropuerto de Figo Maduro fue recibida por el propio Rebelo de Sousa, algo que en un principio no estaba previsto. De allí Leonor de Borbón se desplazó para realizar una ofrenda floral en el Monasterio de los Jerónimos ante la tumba del principal icono de las letras lusas, el poeta Luís de Camões. Cientos de ciudadanos -sobre todo en torno a su edad- la recibieron con vítores. También generó gran expectación la llegada de la heredera al trono al Oceanario lisboeta. Allí mantuvo una charla distendida con jóvenes científicos sobre investigación de los océanos y defensa del medio ambiente marino que puso el cierre a su puesta de largo internacional.
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