La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, en el despacho de la sede del PSOE en el que se celebró esta entrevista. José Ramón Ladra

Teresa Ribera

Vicepresidenta tercera y cabeza de lista del PSOE a las elecciones europeas
«El presidente está fuerte, no hay nada que justifique un anticipo electoral»

La todavía titular del departamento de Transición Ecológica cree que el ataque al primer ministro Fico debe suscitar una «reflexión» sobre la violencia en la política

Domingo, 19 de mayo 2024, 00:17

La vicepresidenta tercera y titular del Ministerio de Transición Ecológica, Teresa Ribera, encabeza la lista del PSOE a las elecciones europeas del 9 de junio, cuya campaña comienza el día 24 bajo el influjo, en España, de las elecciones catalanas y el impacto, en ... Europa, del intento de asesinato del primer ministro eslovaco Robert Fico. Pedro Sánchez plantea la cita como cruzada contra la derecha reaccionaria, negacionista, entre otras cosas, de un cambio climático que su ministra lleva toda una carrera intentando mitigar.

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–Hasta hace poco pensaban que no les iba a ir muy bien en estos comicios. ¿Las elecciones catalanas han sido un cambio de rasante?

–Han sido muy importantes, pero yo creo que la apuesta que han hecho el PSOE y el presidente del Gobierno poniendo por delante una agenda verde y una agenda social que transforman el modelo económico con más oportunidades pensando en los europeos de hoy y de mañana es una apuesta clarísima para que nos vaya bien. No depende solo de las catalanas.

–Sánchez dice que el 12-M le ha dado la razón. Pero el dilema que planteaba la amnistía era si el fin justifica los medios. Antes del 23 de julio ustedes creían que no y, según los sondeos, la mayoría de españoles también. ¿Cree que eso ha cambiado?

–La ley de amnistía constitucional, conforme a la legislación europea, a los derechos fundamentales, ha sido un paso valiente que yo confío nos dé tranquilidad a todos. No solamente en Cataluña. La siguiente etapa debe ser una recuperación de la normalidad de la Generalitat.

–Salvador Illa confía en que Esquerra digiera los resultados y acabe facilitando su Gobierno. Que Junqueras haya dicho que se va pero igual vuelve, ¿es buena o mala señal?

–Vamos a ver. Es muy probable que dentro del propio partido haya visiones diferentes y en este momento están intentando identificar cuál es el camino a seguir. Pero me parece que la voz de la sensatez de Joan Tardà [que abogó por no bloquear la investidura del líder del PSC] ha sido una señal muy importante.

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Presión de Junts

«A ver qué ocurre con Puigdemont si no es presidente»

–ERC y Junts han salido magullados de los comicios pero siguen teniendo la llave de la gobernabilidad y exigen avances en el referéndum y la financiación singular. ¿Ve posible sacar los Presupuestos de 2025?

–Esto ha sido un proceso extraordinariamente doloroso durante mucho tiempo y deshacer el camino andado siempre es una operación muy delicada. Lo importante es ir viendo cómo se puede reconstruir una relación de confianza. Esa es una tarea en la que el liderazgo lo ejerce quien ha ganado las elecciones y ha recibido un respaldo tan clarísimo en las urnas, que es Salvador Illa. Y en paralelo, ahora nos corresponde como Gobierno de España recuperar este ejercicio perdido como consecuencia de las elecciones de esta primera mitad del año y elaborar unos Presupuestos para 2025. Pero creo que será importante que se entienda bien que los foros son distintos.

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–Pero ustedes pactaron unas mesas de diálogo que seguirán operando y ellos condicionan la legislatura a lo que allí se acuerde...

–Ya veremos qué es lo que sale de ese ejercicio de reflexión en el que ERC está inmerso. Y veremos qué ocurre con Puigdemont si no es elegido presidente.

–¿Es posible el fin del 'procés' sin que Puigdemont y Junqueras abandonen la primera línea?

–Lo importante es construir una realidad suficientemente convincente, satisfactoria e ilusionante para el conjunto de las personas que en un determinado momento confiaron en aquello que les decía el señor Puigdemont para que encuentren otra alternativa. Y es lo que estamos haciendo. Más allá de eso, hay que respetar la forma en que cada formación política elige a sus líderes.

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–Junqueras dice que el Congreso de ERC será el 30 de noviembre por si hay repetición en Cataluña y/o adelanto en España.

–Yo nunca me atrevo a hacer futuribles, pero creo que no hay nada que justifique que pueda haber elecciones anticipadas. Al contrario, el Gobierno está fuerte, el presidente está fuerte, los retos que tiene España por delante merecen un gobierno estable y los datos desde el punto de vista económico y social son muy positivos.

Colaboración con Meloni

«Depende de la aritmética y si hacen propuestas con arreglo a valores europeos»

–Cuando su nombre empezó a sonar como candidata a las europeas, hace más de un año, no mostró demasiado entusiasmo. Al negarse Borrel a repetir se quedó sin excusas. ¿Teme que su área quede desguarnecida?

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–Yo he tenido la inmensa suerte de tener un arma secreta: un presidente convencido de que la agenda verde, combinada con la agenda social, era la mejor herramienta para modernizar el tejido productivo, reducir desigualdades, generar oportunidades. Estoy convencida de que si me voy a Bruselas, encontrará personas muy adecuadas para seguir en esta dirección.

–¿Aspira a influir en la elección de Sánchez, como ocurrió con Calviño y el ministro Cuerpo?

–A cualquier persona que sea sensata, prudente, le gusta escuchar. Y del mismo modo que en el caso del responsable del Ministerio de Economía, en su momento escuchó, preguntó a la ministra, la vicepresidenta Calviño, pues aquí me imagino que hará lo mismo. Ahora, después de haber escuchado a las personas que le merecen confianza va a ser él quien decida. Así que puede ser alguien de mi equipo y puede ser una persona ajena también.

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–¿Y cuándo será? Porque su idea no es ser europarlamentaria sino ser miembro de la Comisión que se formará a final de año, ¿no?

–En estos momentos hay una voluntad de mostrar que la agenda verde, social e inclusiva es importante para Europa. Pero en paralelo hay también aquí una agenda que sigue viva y en la que hay que seguir trabajando. Vamos a ver qué es lo que ocurre el 9 de junio. Y sobre esa base decidiremos.

–No todas las potencias europeas tienen tan claro que haya que seguir intensificando el Pacto Verde. ¿Le preocupa la envergadura del reto que tendría que asumir como comisaria?

–Sí creo que lo más chocante de estos últimos meses, de estos últimos años, ha sido cómo una parte importante del Partido Popular Europeo, que hace tiempo que entendió que esta era una agenda de modernización, de generación de oportunidades y de búsqueda de un peso geopolítico de Europa en el mundo, se haya dejado llevar por postulados mucho más cortoplacistas o demagógicos. Es importantísimo abandonar esa tendencia. El deterioro de la biodiversidad o del océano no se frena porque haya elecciones y no nos convenga actuar en un determinado momento.

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–Las dos grandes familias políticas europeas, populares y socialdemócratas, ya no suman mayoría y no podrán decidir por sí solos, ni con los liberales, como en 2019, quien presidirá la Comisión. Ursula Von der Leyen ha abierto la puerta a pactar con la extrema derecha de Georgia Meloni, con la que Sánchez tampoco tiene mala relación. ¿Hay alternativa?

–Bueno, de aquí a ese fin de semana de junio en que votemos los europeos está todavía todo por decidir. A mí me parece, por ejemplo, que lo que vimos este miércoles es muy, muy grave. Y es un punto de reflexión muy importante. Los votantes europeos vivimos en una burbuja, nos creemos que todo está garantizado y no está todo garantizado. Al contrario.

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–Se refiere al intento de asesinato del primer ministro eslovaco Robert Fico. ¿Cree que es representativo del momento que vive la UE?

–En tres semanas han apaleado a un candidato socialdemócrata en Alemania, a un candidato verde, ha habido un señor que se ha lanzado en contra de un exalcalde socialista en Ponferrada... Normalizar el tipo de comportamientos que estamos viendo es siempre malo. Yo confío en que seamos capaces de alcanzar un acuerdo entre las grandes familias europeístas, con independencia de que pueda haber conversaciones puntuales en relación con lo que sea. Evidentemente el respeto institucional a los Gobiernos debe mantenerse y obviamente también tengo una relación cordial con mis colegas italianos.

–¿Pero es posible llegar a pactos con su grupo, ECR?

–Pues depende de la aritmética del Parlamento después del 9 de junio. Si las propuestas que hacen son propuestas con arreglo a los valores de más Europa, de respeto a la democracia, las reglas de juego, pues habremos visto una reincorporación a la normalidad europea. Si lo que se pretende es que la normalidad europea se incorpore, abrace los planteamientos de reducción de derechos de las mujeres por ser mujeres o de planteamientos mucho más totalitarios con respecto a la vida pública... Ya hemos visto lo que eso está representando en Hungría.

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–El del peligro del populismo y la polarización para la supervivencia de las democracias liberales es un debate en el que llevamos años. El presidente ha pretendido ponerlo sobre el tapete de un modo un tanto atípico. Con perspectiva, ¿usted cree que tenía sentido someter al país, al Gobierno y al PSOE a semejante tensión durante esos cinco días en los que amagó con dimitir?

–Lo que vimos en ese momento fue como se imponía la humanidad de una persona frente a un calculo institucional, que no necesitaba este escenario, ni tampoco la manera en la que lo vivimos. Pienso que fue una una reacción absolutamente genuina, emocional y saliendo de dentro. Y eso nos puede gustar más o menos, pero a veces ocurre y entender eso es importante. Esta no es manera de garantizar una convivencia como la que necesita nuestra democracia. Invito a que todo el mundo se lo plantee y piense al respecto.

–Otro de los grandes temas de la legislatura europea es la seguridad. Zelenski acaba de suspender su visita a España precisamente por la ofensiva rusa. La semana pasada, Macron dijo que el orden europeo puede perecer más rápidamente de lo que nos pensamos. Y Tusk ha echado en cara en alguna ocasión al presidente Sánchez que pida que se rebaje el lenguaje belicista en la Unión Europea porque dice que ya estamos en un escenario de preguerra. ¿Estamos viviendo en España un poco al margen de la realidad?

–Lo que el Gobierno está intentando es consolidar ese peso relativo de Europa en el mundo que nos permita ejercer con responsabilidad y facilitar la extraterritorialidad de nuestros valores de democracia, paz y orden internacional basado en reglas y sin descuidar evidentemente el apoyo que pueda requerir Zelenski. Porque todos sabemos que lo que se está librando es una batalla no solamente contra Ucrania, ni Putin se iba a parar en Ucrania, sino que podría ir inmediatamente después en dirección de otros países del este de Europa en territorio directamente comunitario. Este equilibrio es importante. Es importante consolidar la apuesta por la paz, la diplomacia, y la capacidad de defensa de los valores europeos que se juega en Ucrania.

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Siguiendo el ejemplo de Alemania

«El Ibex debería pronunciarse contra la ultraderecha»

–Las grandes empresas alemanas se han unido para pedir que no se vote a opciones populistas o de ultraderecha. ¿Deberían las españolas hacer lo mismo?

–Si velan por sus intereses económicos, empresariales y su viabilidad a medio y largo plazo, sí. Creo que deben hacerlo. Creo que no hacerlo, que dejar que el populismo siga adelante, es el peor de los escenarios para las empresas españolas en general. Hay mucha gente en las empresas españolas consciente de todo esto y que lo reclama. ¿Se atreverán a decirlo en voz alta? No lo sé. Que una parte relevante del tejido social español, como es el Ibex (en Alemania, han sido las que cotizan en el índice DAX) salga adelante con este mensaje sería importante. Me gustaría.

–Sería meterse en política y eso casi nunca lo han hecho...

–Hace tiempo que las empresas europeas han iniciado una senda en la que saben que su mayor rendimiento, su mayor competitividad o la mayor capacidad para atraer recurso inversor, está vinculada a esta transformación más eficiente en el uso de recursos, más sofisticada en la introducción de las variables digitales y de nuevas tecnologías, más asociada a los nuevos servicios y a las nuevas necesidades industriales. Por tanto, un caos de regreso al pasado, donde no se sepa qué se quiere, pero simultáneamente se interpele a soluciones donde ni siquiera tenemos las materias primas para hacerlas pronto, llevará a perder atractivo inversor, confianza y, por tanto, empobrecimiento.

–Deja en España un conflicto abierto con Repsol por lo que calificó como «negacionismo». ¿Se solucionará esa situación?

–He sido honesta y transparente, pero al mismo tiempo responsable. Yo estoy deseando que a Repsol le vaya muy bien gracias a la descarbonización y a todo ese proceso de reflexión estratégica que tiene sobre cómo hacerlo. Pero cualquier retraso incrementa los costes. Y si es algo que tenemos que hacer, cuanto más hábilmente lo hagamos, mejor. Y ese es el mensaje más importante de las empresas petroleras, aunque les cueste transformarse.

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