La vicepresidenta Ribera, cabeza de lista del PSOE a las europeas

Ribera siempre fue una opción contemplada por el jefe del Ejecutivo para una cita que sabe complicada, pero no era la única. Su designación tenía -como ocurrió con la candidatura de la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, al Banco Europeo de Inversiones- el inconveniente de que no será fácil encontrar alguien con un perfil semejante, con vis técnica y política y reconocido en los países del entorno, para sustituirla en el Consejo de Ministros. Además, ella misma deslizó inicialmente que en estos momentos estaba contenta de poder desarrollar su trabajo en España, aunque se mostró dispuesta a asumir las decisiones del presidente.

Finalmente, sin embargo, la negativa a repetir de Josep Borrell, cabeza de cartel en 2019, dejó en todo caso a Sánchez sin mejores opciones. El exministro advirtió públicamente hace dos semanas que no veía conveniente abandonar sus responsabilidades como Alto Representante de la Política Exterior en estos momentos, en los que la UE se enfrenta a la amenaza rusa y al riesgo de una escalada del conflicto en Oriente Próximo, para hacer campaña electoral. Tras sus palabras, todas las miradas en el PSOE volvieron a posarse sobre Ribera.

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Su designación tiene que superar aún algunos trámites procedimentales. El viernes se reúne el Comité de Listas, que analizará las propuestas de los militantes remitidas por las federaciones, y el sábado la lista definitiva será aprobada por el Comité Federal. Pero nadie la discutirá. Como no se discute ninguna decisión de Sánchez, que, hace apenas diez días ya glosó las razones por las que podría ser candidata. «En un tema en el que el gobierno de España y creo que el conjunto de la sociedad española está muy comprometido, como es el cambio climático -dijo- , ella es una referencia no solamente a nivel nacional, sino a nivel internacional».

El PSOE planteará las europeas como una ocasión determinante en la batalla de las democracias contra el avance de una ultraderecha negacionista que, aunque dividida en distintas familias políticas y, por lo tanto, sin una unidad de acción clara, puede acabar siendo mayoritaria en el próximo Parlamento Europeo. Y en esa lucha, la bandera de la transición energética, que encarna la vicepresidenta tercera, es fundamental.

La marcha de Ribera obligará a Sánchez a acometer, a la larga, una crisis de Gobierno. Cuándo tendrá lugar y cuál será su dimensión dependerá de cómo salga el presidente del Gobierno de las propias elecciones europeas y de las catalanas del próximo 12 de mayo, cuyo resultado puede impactar directamente en la estabilidad de la legislatura, en manos de Junts y ERC. En todo caso, hasta finales de año no se formará la Comisión Europea de la que, en principio, la vicepresidenta formará parte.

El presidente se la juega así con una ministra valorada fuera de España y que conoce el entramado comunitario, con la aspiración final de poder convertirla en comisaria. No obstante, la opción primera del líder socialista fue rescatar a Josep Borrell, que ha preferido mantenerse en su labor de Alto Representante de la política exterior de la UE en un contexto crítico marcado por la guerra en Ucrania y el conflicto en Oriente Medio. de l Pol