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«Esto acaba de empezar». El viernes, con el presidente Sánchez viendo cómo su audiencia con el Papa en el Vaticano sobre Oriente Próximo quedaba sepultada bajo las 233 páginas del informe de la UCO que sitúan al exministro José Luis Ábalos en ... el epicentro del 'caso Koldo', el PP comenzaba a fraguar un «plan de desgaste a largo plazo» destinado a «abrasar» al jefe del Gobierno por dos flancos: uno, las instrucciones judiciales que afectan a quien fue hasta julio de 2021 su titular de Transportes y secretario de Organización del PSOE y, en el terreno más íntimo, a su mujer y su hermano; y dos, el impulso a una agenda social, nucleada en torno a la vivienda y la conciliación, para evidenciar que el autodenominado Gobierno de progreso está maniatado por sus dificultades, en el Congreso y con la justicia. Tras un crispado 12 de Octubre, los de Alberto Núñez Feijóo han optado por apretar el primero de los aceleradores, la mancha de la corrupción que hace de Sánchez, proclamaron este domingo, un presidente «cercado» y «asfixiado».
Los populares tenían dos hitos ya fijados en el calendario de este lunes: sendas reuniones de su líder con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y el secretario general de CC OO, Unai Sordo, sobre la reducción de la semana laboral; y el que se prevé tenso pleno en el Senado que sellará la reforma legal para rebajar las penas a presos de ETA. Pero Feijóo decidió este domingo reunir con carácter extraordinario a su comité de dirección ante «la extraordinaria situación» que atraviesa el país tras la conversión, a su juicio, del 'caso Koldo-Ábalos' y sus derivadas en la 'trama Sánchez'. El resultado fue la exigencia al presidente para que dimita -recurrente en lo que va de tormentosa legislatura- y la interposición de una querella, este mismo lunes también, contra el PSOE ante la Audiencia Nacional por presunta financiación ilegal, cohecho y tráfico de influencias.
Los populares aún supuran por la herida de la 'sentencia Gürtel' que fue la justificación empleada por Sánchez para la moción de censura con la que derribó a Mariano Rajoy y que, en lo que se refiere a la alusión de la 'caja B' de Génova, acabó corrigiendo el Supremo. Y han resuelto no aguardar a que las pesquisas sobre sus rivales avancen con la presentación de esta querella contra los socialistas de incierto pronóstico.
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Los de Feijóo van a pedir la admisión de su denuncia al titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia, Santiago Pedraz, después de que éste enviara a prisión el jueves al conseguidor del 'caso Koldo', el empresario Víctor de Aldama, por otra causa, el presunto fraude de 182 millones en el IVA de los hidrocarburos. La Guardia Civil apunta a que esa actividad irregular nutrió pagos en especie a Ábalos para que el exministro sostuviera su tren de vida. Pero no hay evidencias por ahora de la supuesta financiación ilícita del PSOE que el PP, con su querella, pretende que indague Pedraz; únicamente una declaración periodística de un socio, sin identificar, de De Aldama que dice haber llevado «90.000 euros en bolsas a la sede del PSOE» en Ferraz.
Fue la número dos del partido, Cuca Gamarra, la encargada de desgranar «las autopistas» de «la sistematizada corrupción socialista»: el trinomio Koldo-Ábalos-De Aldama y sus ramificaciones que, según los populares, penetrarían en hasta una decena de ministerios; los «negocios con la tiranía» venezolana personificados en Delcy Rodríguez y «las mentiras» del presidente sobre su clandestina escala en Barajas supuestamente para traficar con oro; y las imputaciones contra Begoña Gómez y el hermano de Sánchez, el músico David Azagra. Unas «autopistas» cuyo «kilómetro cero» encarnaría el jefe del Gobierno y su «clan de las primarias» con el que se hizo fuerte en Ferraz. «Si unimos todos los puntos, sale la cara de Sánchez», remató Gamarra. El PP sigue reservándose cuándo citar al presidente en el Senado. Y mientras, incide en presionar a sus socios sobre si van a «dejarse arrastrar» por el hedor de las corruptelas.
Podemos cree inverosímil que la cúpula del PSOE, con Pedro Sánchez a la cabeza, desconociera que el ex ministro José Luis Ábalos «metiera la mano en la caja». La formación morada mantiene un apoyo parlamentario crítico al Gobierno y marca desde hace meses terreno al considerar que desde su exclusión del Consejo de Ministros Pedro Sánchez gobierna a sus anchas y sin el control de Sumar. «Es absolutamente inverosímil pensar que el número dos del PSOE, el jefe de Ferraz, estaba metiendo la mano en la caja y el PSOE en su conjunto no sabía nada. Me parece que no es creíble, me parece que tienen que dar muchas más explicaciones y me parece que se está evidenciando una vez más que el bipartidismo tiene la corrupción como seña de identidad», afirmó este domingo Ione Belarra, ex ministra y secretaria general de Podemos.
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