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El presidente Sánchez ha vuelto a hacer bandera de su respuesta a la investigación de la Guardia Civil que sitúa ya el epicentro del primigenio 'caso Koldo' a su ex ministro de Transportes y ex secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, al borde ... de la imputación ante el Tribunal Supremo por las presuntas corruptelas atribuidas a la trama. En los corrillos informales con los periodistas al término del besamanos en el Palacio Real con motivo de la festividad del 12 de octubre, el jefe del Ejecutivo ha incidido en lo que ya dijo este viernes después de reunirse con el papa Francisco en Roma -que el partido tardó cinco días en exigir el acta de diputado a Ábalos reaccionando con «contundencia, prontitud y absoluta transparencia»- y ha tratado de pasar al contraataque tildando de «Torquemadas», en alusión al histórico inquisidor, a los líderes de la oposición, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal.
Sonriente y aparentemente distendido, Sánchez ha salido al paso de las preguntas de los informadores sobre el informe de la UCO conocido hace 48 horas que ha llevado al juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno a activar el mecanismo para que el Supremo investigue al antiguo escudero del líder de los socialistas -Ábalos está aforado como diputado, adscrito hoy al Grupo Mixto-. Y se ha mantenido en la estrategia de reivindicar la diligencia con la que, insiste, él y los suyos han levantado un cortafuegos frente a las severas sospechas de corrupción, en una causa que partió del negocio señalado como irregular en la venta de mascarillas en lo peor de la pandemia a administraciones públicas en manos del PSOE y que se ramifica en el polémico viaje de la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, con escala en Barajas bajo escrutinio por posible tráfico de oro; el rescate, también en plena pandemia, de Air Europa; y la causa abierta a Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción en los negocios entre particulares. La mujer del presidente no ha acudido a la tradicional ceremonia en el Palacio Real, una ausencia inhabitual.
Sánchez ha remarcado que cree cumplida su «responsabilidad» tanto como jefe del Gobierno -«Colaborar con la justicia»- como al frente del PSOE, al haber requerido a Ábalos que cesara en su escaño, lo que no hizo al pasarse al Grupo Mixto, y haberle suspendido de militancia como paso previo a la expulsión por unas prácticas cuya envergadura no se conocían en febrero cuando se destapó el escándalo y que, en su intervención en la capital italiana, consideró «rayanas en la corrupción». El presidente ha abundado en esa estrategia, cuya segunda pata pasa por comparar su actuación ante lo que se ha ido revelando de la trama con lo hecho por el PP cuando se ha visto concernido por corruptelas cuya denuncia fue el 'leit motiv' de la moción de censura contra Mariano Rajoy. Y cuestionado por los motivos, nunca explicitados, de la salida de su Gobierno de Ábalos en julio de 2021, lo ha justificado en que su gabinete necesitaba «un revulsivo» para afrontar los retos del país postpandemia. «Lo personal me lo quedo para mí», ha desviado Sánchez el interés por cómo encara el trance de quien ejerció de su lugarteniente en el Consejo de Ministros y en Ferraz.
Sánchez ha ironizado con la insistencia propia de «Torquemadas» de los presidentes del PP y de Vox, presentes también en el Palacio Real, en reclamar su renuncia -«Lo raro sería que no lo hiciera»- y ha vuelto a replicarles con que a la legislatura le quedan un millar de días; es decir, que mantiene firme su propósito de agotar la legislatura hasta 2027. En este sentido, ha reiterado que la determinación del Gobierno es presentar en proyecto de Presupuestos, aunque ya no lo hará en el tiempo y forma que fija la Constitución (antes de 30 de septiembre). Pero ha vuelto a constatar una cautela, que ya expresó durante su asistencia a la Asamblea Nacional de la ONU en Nueva York, justo después de que la amenaza de Junts de volver a tumbarle las directrices de déficit y deuda como ya hizo en julio obligara al Ministerio de Hacienda a retirar la votación prevista en el Congreso. «No opero en el vacío», ha aleccionado, a la espera de lo que resuelvan el congreso de los de Carles Puigdemont de dentro de dos fines de semana y el de ERC de finales de noviembre que coincide con el federal del PSOE.
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