El PP exprimirá la corrupción para acelerar «la descomposición» del Gobierno

Los populares colocan al jefe del Ejecutivo en la cúpula de la trama de corrupción, con epicentro en el Ministerio de Transportes al frente del que se encontraba su antaño fiel escudero José Luis Ábalos, y no aflojan en su denuncia de que el máximo dirigente socialista estaba «al tanto de lo que estaba ocurriendo y lo tapó». «El Gobierno está en descomposición», reflexionan en Génova, donde se frotan las manos convencidos de que el escándalo, que afecta a un círculo cada vez más próximo a Sánchez, irá a más.

La estrategia a seguir está muy medida. A diferencia de lo que pasó con el 'Tito Berni', principal implicado en otra trama de corrupción ligada a los socialistas por el llamado 'caso Mediador', el PP no va a soltar la presa y ha desplegado una ofensiva escalonada para evitar quemar todos los cartuchos antes de tiempo. Va a hacer de la investigación sobre la compra de mascarillas y el amaño de dinero público en mitad de un episodio tan trágico como la pandemia su principal arma de desgaste contra el Ejecutivo. El principal objetivo de los conservadores es extender las implicaciones del caso a otros ministros y cargos del PSOE para arrastrar a Sánchez al abismo.

Una ofensiva que llegará por «tierra, mar y aire» como hicieron cuando el Gobierno abrió la puerta a amnistiar a los encausados por el 'procés'. En el Congreso, el grupo que dirige Miguel Tellado ha presentado ya una batería de 33 iniciativas parlamentarias y han llamado a comparecer en el pleno a los ministros Félix Bolaños y Óscar Puente. En Bruselas, los populares han pedido a la Fiscalía Europea, a la Oficina de Antifraude y la Comisión que investiguen la organización criminal. El principal partido de la oposición también ha activado todos los resortes en el Senado, donde gracias a su mayoría absoluta comandará una comisión de investigación por la que prevé hacer desfilar al propio jefe del Ejecutivo. Una fotografía inédita que ahondará en el desgaste del líder socialista con unas elecciones vascas y europeas, que le pueden dar la puntilla, a la vuelta de la esquina.

En el desfile por la Cámara alta entrarán todas las piezas más sensibles de Moncloa y de la dirección del PSOE, sin descartar a la esposa de Sánchez, después de que haya salido a luz que se reunió en 2020 con Víctor de Aldama, empresario encausado, y con el consejero delegado de Globalia, Javier Hidalgo, perteneciente al holding de Air Europa, la aerolínea rescatada con dinero público. Aunque el sumario no ha aportado por ahora evidencias de irregularidades por esa vía, Génova avisa de que llegará «hasta el final» en su fiscalización porque «no hay nadie por encima de la ley» y exige al presidente que se pronuncie sobre un eventual «conflicto de intereses».

Además de Sánchez, la pieza a abatir por los populares es la presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol. «Esto acaba de empezar», apuntan en la cúpula del PP, donde no entienden que la Fiscalía no haya abierto todavía actuaciones contra la expresidenta balear después de conocerse que el Ejecutivo que presidía fue «conocedor y colaborador activo» de una presunta estafa en la compra de mascarillas.

De nada ha servido el muro de contención que el PSOE ha intentado levantar en torno a Armengol. Ni tampoco los intentos de los socialistas de dirigir el tiro al propio PP, contra su portavoz en el Congreso o contra la actual presidenta de las islas, la popular Marga Prohens. Los de Feijóo tienen claro que la única salida posible para la presidenta de la Cámara baja es su dimisión. «Las principales autoridades no pueden tener una sombra de sospecha de esta dimensión y no despejarla», ha censurado Feijóo.

Aunque los conservadores no dejarán de lado la amnistía, a cinco días de que finalice el plazo para aprobar el dictamen de la ley en la comisión de Justicia, priorizarán el escándalo por las presuntas mordidas ilegales que salpican al Gobierno. Una ofensiva que el líder del PP coordinará con sus dirigentes territoriales, a los que ha convocado el próximo fin de semana en Córdoba, y con la que busca dar jaque mate a Sánchez.