Sánchez eleva el tono y reprocha al PP un comportamiento desleal

El desencuentro fue de menos a más a medida que avanzó el debate. El presidente del Gobierno, que había reclamado un nuevo clima, no sólo situó al PP «de espaldas al interés de los españoles» y en el «enfrentamiento sistemático», sino que censuró la trayectoria del proyecto de Pablo Casado. «Entiendo lo difícil que debe ser hacer méritos y carrera en un partido tan errático como el suyo -se dirigió a Maroto-. Uno se levanta para ir a trabajar y no sabe si le toca ponerse el traje discreto del pactismo y del centrismo o el chillón del extremismo, y todo en función de la ocurrencia que tenga su líder». La intervención fue, a juicio de los populares, un ejercicio de «daltonismo» y «cinismo político».

No cabe esperar, desde luego, un acercamiento. El PP ve a Sánchez «obsesionado» con el CGPJ, y tampoco hay posibilidad de acuerdo en materia de cuentas públicas. La distancia quedó constatada en la cita del 2 de septiembre en la Moncloa. Fue entonces cuando, según reveló este martes Casado, Sánchez le pidió al menos una «abstención» en el debate presupuestario. La formación conservadora, sin embargo, descarta entrar, de manera activa o pasiva, en la mayoría que articule el Gobierno de coalición.

Las llamadas constantes a la unidad de Sánchez se acogen, de hecho, con incredulidad en el PP, donde reivindican que el suyo es un papel de oposición. «Esto de que como hay una pandemia, uniformidad y todos a decir amén al Gobierno, no es democracia. Si esa uniformidad fuera eficaz contra pandemias o catástrofes, los países decidirían regímenes autocráticos», censuró Casado en un coloquio de El Mundo.

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Mientras, en el Senado, Sánchez sostuvo que el «bloqueo», tanto institucional como en materia de Presupuestos, no es al Gobierno, sino a España. Hace semanas que el Ejecutivo ha elevado a cuestión de país la tarea de actualizar las cuentas de Cristóbal Montoro, elaboradas en 2018. Un intento de ampliar sus opciones de pacto en el Congreso y de buscar un acuerdo transversal, por mucho que eso derive en discrepancias entre el PSOE y Unidas Podemos.

«Nuestra propuesta es conseguir el máximo apoyo posible, sin exclusiones», zanjó Sánchez. Horas antes, Pablo Iglesias, sin embargo, situó fuera de la realidad cualquier plan de aprobar las cuentas con Ciudadanos. «Inviable en la práctica -reiteró el vicepresidente segundo en la Cadena Ser- y se va a demostrar».

Las estrategias difieren y resultan en algunos puntos contradictorias. Mientras el jefe del Ejecutivo presiona para amarrar apoyos dentro y fuera de la mayoría que facilitó su investidura y argumenta que el proyecto presupuestario es indispensable para poder canalizar los fondos europeos, Iglesias no ve horizonte más allá de las fuerzas políticas que hicieron viable la moción de censura contra Mariano Rajoy.

«Hagamos unos Presupuestos que no vayan en contra de los principios más esenciales de nadie», insistió, aun así, Sánchez, que miró en todas las direcciones y garantizó también a las formaciones catalanas su compromiso «indeleble» en busca de una solución al conflicto en Cataluña.