Mónica García, médica, madre… y ministra
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La nueva titular de Sanidad, cuota de Más Madrid en el Gobierno, se forjó en las movilizaciones callejeras y en el enfrentamiento sin cuartel con AyusoAnestesista de profesión, la carrera política de Mónica García (Madrid, 1974) nació en las movilizaciones de la calle que trataban de frenar los recortes y las privatizaciones de la sanidad impulsados por Esperanza Aguirre. De encabezar la marea blanca de hace una década a su ... nombramiento como ministra de Sanidad, García ha forjado una imagen pública, que ha trascendido Madrid y ha llegado a toda España, sobre todo como azote de Isabel Díaz Ayuso.
La llegada de la número dos de Más Madrid al Consejo de Ministros es, sobre el papel, una jugada redonda tanto para el presidente como para Yolanda Díaz. Pedro Sánchez suma a una política que le ayudará a bregar con Ayuso, que cada vez muestra un perfil más nacional, y a la vez deja vía libre para que se consolide en Madrid el candidato socialista, Juan Lobato. La líder de Sumar, por su parte, premia a una mujer que la apoyó desde el principio en su proyecto y cumple con la cuota de Más País en el próximo Gobierno.
La ahora ministra colgó la bata para dar voz en las instituciones al amplio movimiento ciudadano que tomó en 2012 una semana sí y otra también las calles de la capital. Elegida en 2015 diputada en la Asamblea de Madrid por Podemos, García se decantó por Íñigo Errejón frente a Pablo Iglesias en la ruptura del partido morado y en 2019 ya figuró en las listas de Más Madrid, la escisión 'errejoniana'. Pero su papel clave llegó en 2021, cuando en las elecciones adelantadas a mitad de legislatura lideró la candidatura que quedó en segundo lugar tras el PP y dio el sorpasso al PSOE. En medio de la covid-19, su bagaje como sanitaria y sobre todo, su oposición frontal a las medidas de relajación que impulsaba Ayuso frente al Gobierno central, convirtieron a García en el referente de la izquierda madrileña, por delante del más reflexivo Ángel Gabilondo. Hizo fortuna una frase, «hola, soy Mónica García, médica y madre», con la que se presentaba en los vídeos electorales de Más Madrid.
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Pero en su fulgurante ascenso al cielo político aparece también algún tropiezo. En marzo pasado, pidió disculpas por cobrar el bono social, una bonificación destinada a las personas con menos recursos, pero a la que tenía derecho como familia numerosa (tiene tres hijos), justo después de denunciar que lo cobraban representantes del PP. También llamó la atención su declaración de bienes, en la que figuraba como propietaria de un ático en el barrio de Retiro, uno de los más caros de la capital, y de una casa de campo en el municipio de Cercedilla, inmuebles valorados en 2021 en más de 1,5 millones de euros. Hija de dos psiquiatras, candidato su padre del Partido Comunista en los albores de la democracia, algunos ven en García un ejemplo de la 'izquierda pija', contrapuesta a la 'izquierda verdadera'. Pero sus deslices han sido aprovechados principalmente por el PP de Madrid, que ha tratado de minar a la que consideran su mayor rival.
Que Ayuso y García se repelen no es ningún secreto y la Asamblea madrileña ha sido el escenario de un enfrentamiento que ha sobrepasado los límites de la disputa política. En octubre de 2020, un gesto con la mano de la entonces diputada García, que pareció disparar contra la bancada del PP, desató las iras. Pese a negar que estuviera empuñando un arma imaginaria, los populares comenzaron a llamarla 'la pistolera'. Aquel fue el episodio inicial de un enfrentamiento sin cuartel, a micrófono abierto y cerrado. Solamente en el último mes, García ha llamado a Ayuso «sinvergüenza» y «mongola», entre otras lindezas, y la presidenta popular ha tachado a su oponente de «antisemita», por su apoyo a los palestinos, y ha ironizado: «Usted hace terapia conmigo».
Precisamente la salud mental, de la que Más País y Más Madrid han hecho bandera, es uno de los deberes que ha puesto Sánchez a García. En la mano de esta atleta de juventud que ahora disfruta saliendo a correr con el perro por su querido parque del Retiro estará aumentar el número de psicólogos y psiquiatras en la sanidad pública, reforzar la Atención Primaria y reducir las listas de espera, entre otros retos hercúleos. Por su vehemente perfil, la interlocución con las comunidades autónomas, que tienen transferidas las competencias sanitarias, no parece sencilla, y es muy probable que las del PP, mayoritarias, la reciban de uñas, así que de su capacidad de diálogo puede depender el éxito de su gestión.
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