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Cristian Reino
Barcelona
Jueves, 30 de marzo 2023, 12:25
Laura Borràs, la presidenta de Junts y máxima responsable -hoy suspendida- del Parlamento de Cataluña, fue condenada este jueves a cuatro años y seis meses de cárcel y 13 años de inhabilitación por los delitos de prevaricación y falsedad documental por adjudicar contratos de manera ... irregular a un amigo cuando era directora de la Institución de las Letras Catalanas, entre 2013 y 2017. Fraccionó 18 contratos para adjudicárselos a dedo a Isaías Herrero, sentenciado también a dos años de prisión.
El fallo condenatorio del Tribunal Superior de Justicia estaba bastante cantado, después de que los otros acusados pactaran con la Fiscalía e inculparan a la dirigente nacionalista durante el juicio. En cambio, la sorpresa saltó en la parte del veredicto en la que los jueces proponen al Gobierno central que indulte de forma parcial a Borràs para que la condena pase de cuatro a dos años y pueda evitar, así, la entrada en prisión.
Se trata de un mecanismo legal, contemplado para los casos en los que el propio tribunal considera que la pena impuesta es excesiva. La solicitud de la medida de gracia por parte de los magistrados tuvo infinidad de interpretaciones. Desde que busca desactivar el victimismo del independentismo a mero encaje de bolillos judicial. La sentencia, de hecho, registró un voto particular. El magistrado discrepante considera que Borràs debería haber sido condenada a una pena de inhabilitación y no de prisión.
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Si hay petición de indulto, en cualquier caso tardará en llegarle al Gobierno. Solo le arribará cuando el fallo sea firme. Ahora no lo es y Borràs aún prevé recurrir al Supremo. Es el riesgo que asume. Si demora los tiempos, puede encontrarse con un Ejecutivo no partidario de medidas de gracia para los independentistas. Este jueves ya dejó claro que dará la batalla para tratar de demostrar su inocencia en la instancia judicial que haga falta ante una sentencia que tildó de «execrable aberración judicial y democrática».
La líder de Junts cree que no tuvo un juicio justo en un tribunal «politizado» y al «servicio de la unidad» de España. Tiró de victimismo, como ha hecho durante toda la causa. Pero cada vez son menos los que le compran su versión. Apenas 50 seguidores acudieron a arroparla a las puertas del Parlament, donde pronunció un discurso institucional, acompañada por la plana mayor de su partido.
Salvo para Junts, su caso es claramente de corrupción. Por esa razón, todos los partidos, menos el suyo, le pidieron este jueves que dimita como presidenta del Parlamento catalán. Borràs está, desde hace meses, suspendida como diputada y como presidenta de la Cámara catalana. Asiste a los plenos desde la tribuna de invitados. No puede intervenir. De momento, no tiene intención de renunciar al cargo. «No me rindo», avisó, aunque fuentes parlamentarias dan por hecho que acabará cesando del cargo.
De momento, Ciudadanos, PP y Vox ya han pedido a la Junta Electoral que le retire el escaño. Hay un antecedente que no juega a favor de la líder soberanista: el de Quim Torra, que fue desposeído de su acta de diputado sin sentencia firme. Junts, de puertas afuera, dice que no hay debate sobre el relevo en la presidencia.
Pere Aragonès, en cambio, fue muy contundente con la dirigente juntera, no tuvo ni un solo gesto de complicidad con ella y pidió ya un relevo en la presidencia de la Cámara catalana. «No puede escudarse en el 1-O», son hechos probados «graves»,le reprochó. «La sentencia no tiene ninguna vinculación con la represión», constató, antes de rematar: «Los cargos están por encima de las personas». ERC y Junts deberían consensuar un sustituto. Si no pactan, teniendo en cuenta que las diferencias entre ambos son cada vez mayores desde que Junts decidió salir del Govern, el PSC espera al rechace para presentar su propio candidato.
Está por ver, cómo se resuelve la negociación para buscar un relevo, pero puede servir de moneda de cambio en los pactos postelectorales de las municipales. Los sectores cercanos a Borràs presionan ya para que la presidencia del Parlament quede vacante. La dirigente de Junts fue investida hace dos años con los votos de su partido y ERC y los votos en blanco de la CUP. En dos años, el panorama político ha dado un vuelco en Cataluña. Aragonès acaba de aprobar sus presupuestos con el PSC y los comunes, poniendo fin a más de diez años de alianzas secesionistas.
La otra patata caliente la tiene Junts a nivel interno. Borràs quiere seguir como presidenta del partido. La formación cerró este jueves filas en torno a su máxima ejecutiva, aunque hay muchos dirigentes nacionalistas que la querrían fuera. La condena supone el final de su carrera, al menos en Junts. Sectores pragmáticos del partido aprovecharán la sentencia para dar el giro definitivo del partido hacia posiciones menos radicales. La candidatura de Xavier Trias a la Alcaldía de Barcelona representa al ala más posibilista. Un buen resultado de Trias, junto a la condena de Borràs, puede ser el acicate definitivo para que Junts empiece a a pasar página. A dos meses del 28-M, ha priorizado la cohesión interna para evitar escisiones.
Viaje de ida y vuelta. La eurodiputada de Junts, Clara Ponsatí, regresó este jueves de nuevo a Barcelona. Ponsatí intervino el miércoles en la Eurocámara. Viajó a la capital belga, el día después de ser detenida en la ciudad condal, donde llegó el martes por primera vez en cinco años huida entre Bruselas y Escocia. Ponsatí está citada para el 24 de abril en el Tribunal Supremo para que se le comunique su procesamiento por desobediencia. El juez Pablo Llarena ha advertido con detenerla si no comparece. La dirigente de Junts dijo desde Bruselas que no tiene intención de presentarse en el Supremo.
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