Salvador Illa y Pere Aragonès se saludan antes de la reunión. EFE

Illa y Aragonès escenifican «un buen traspaso» frente al ruido de Puigdemont

El presidente saliente pide a su sucesor «dar continuidad a la defensa y el prestigio» de la Generalitat

Álvaro Soto

Madrid

Viernes, 9 de agosto 2024, 14:45

El presidente electo de la Generalitat, Salvador Illa, y el presidente saliente, Pere Aragonès, han tratado de ofrecer una imagen de normalidad institucional durante el traspaso de funciones este viernes en Barcelona. Intentando alejarse del ruido mediático provocado por la segunda huida de Carles Puigdemont ... , Illa y Aragonès han buscado hacer «un buen traspaso», en palabras del político independentista, que ha recalcado la importancia de «dar continuidad a la defensa y el prestigio de la Presidencia de la Generalitat» para que el nuevo Govern «pueda trabajar en las mejores condiciones desde el primer día».

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En este contexto, y durante la reunión, que se ha celebrado a puerta cerrada y ha durado dos horas, Illa y Aragonès han abordaron el escenario socioeconómico de Cataluña para los próximos años, la situación de las finanzas de la Generalitat y las relaciones Generalitat-Estado. También han puesto sobre la mesa «los principales retos en el ámbito de la seguridad que tendrá que afrontar Cataluña y las relaciones con la Unión Europea», según informó el Govern en un comunicado. Ni Illa ni Aragonès realizaron declaraciones tras el encuentro.

Las carpetas abiertas que hasta ahora manejaba ERC serán asumidas por los consejeros del PSC, cuyos nombres Illa dará a conocer en las próximas horas. Antes, este sábado a las doce del mediodía, el nuevo president tomará posesión de su cargo durante un acto en el Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat. El presidente del Parlament, Josep Rull, será el encargado de leer el real decreto de nombramiento y, acto seguido, Pere Aragonès, como president saliente, impondrá la medalla del cargo a Illa.

Sobre su legado político al frente del Govern, Aragonès insistió en que el Ejecutivo de los republicanos deja una Cataluña «mejor» que la que se encontró en 2021, con «más herramientas, recursos, ámbitos de poder y de gestión, así como acuerdos políticos que avanzan en la soberanía de Cataluña».

Illa está de acuerdo con esta afirmación y durante su discurso de investidura quiso reconocer la labor de Aragonès al frente del Govern. «Me encuentro un país mejor que el que usted se encontró al inicio de su mandato», le dijo al representante republicano. «Vengo a construir, no vengo a desmontar», aseguró Illa, una manera de vincular los proyectos sociales del anterior Govern con su pretensión de centrar la labor de su Ejecutivo en el fortalecimiento del Estado de bienestar.

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Mantener una relación productiva con ERC es uno de los objetivos políticos de Illa. Primero, porque tener a su lado a una ERC centrada en las políticas sociales esquinará las demandas identitarias de los republicanos. Pero también, porque necesita los votos del partido de Aragonès para aprobar las leyes en el Parlament. Fue Illa el que dijo en su discurso del jueves en la Cámara catalana que el acuerdo con ERC y los comunes era solamente de investidura, no de legislatura, lo que le obligará a afinar el diálogo con estas dos formaciones. La otra opción, buscar apoyos en Junts, el PP o la CUP, es una puerta que quiso dejar abierta, pero que dadas las circunstancias actuales, parece una posibilidad remota. PSC, ERC y los comunes suman 68 escaños en la Cámara catalana, justo la mayoría absoluta, y lograr la unión de estos tres partidos en las votaciones legislativas representará uno de los mayores retos para Illa.

Difícil disyuntiva

Mientras, el partido de Aragonès, que se encuentra en un complicado proceso interno para renovar sus liderazgos, afrontará en la próxima legislatura una difícil disyuntiva. Por un lado, y como ya apunta la nueva huida de Puigdemont, seguirá sufriendo la presión de Junts para mantener con ellos un bloque independentista que trabaje por la convocatoria de un referéndum por la independencia, utilizando también los votos de ambos partidos secesionistas en el Congreso de los Diputados, que el PSOE necesita para mantener a Pedro Sánchez en el Gobierno. Pese al pacto con el PSC, tanto los dirigentes de ERC como sus bases mantienen sus firmes principios secesionistas.

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Pero por otro, y dentro del campo de juego nacionalista, los republicanos quieren volver a marcar un perfil propio, contrario al histrionismo de Puigdemont, que les permita recuperar el impulso político que perdieron en los últimos comicios autonómicos, en los que perdieron casi 180.000 votos y pasaron de 33 a 20 escaños.

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