Aragonès coloca a Illa la medalla de la presidencia. EP

Illa agradece el trabajo de todos los expresidents, incluido Puigdemont, en su toma de posesión

«Mi objetivo principal es que todo el mundo se sienta representado por mi Gobierno», afirma el nuevo líder de la Generalitat

Álvaro Soto

Madrid

Sábado, 10 de agosto 2024, 12:59

Salvador Illa ha tomado este sábado posesión de su cargo como nuevo presidente del Govern de Cataluña en un acto solemne pero breve, de menos de 20 minutos, en el Palau de la Generalitat de Barcelona. De esta forma Illa se convirtió no solo ... en el noveno presidente de la Generalitat de la democracia, sino en el 133 de la institución, según sus propias palabras, siguiendo así la polémica cronología nacionalista que implantó Artur Mas hace una década.

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Cuando el presidente del Parlament, Josep Rull, de Junts, leyó la resolución del nombramiento y el presidente saliente, Pere Aragonès, colocó en el cuello de Illa la medalla de la Generalitat, Cataluña volvió a tener un gobierno socialista 14 años después de que el segundo tripartito, encabezado por José Montilla, abandonara el poder en 2010.

A las doce en punto de la mañana Illa entró de la mano de su esposa, Marta Estruch, en el Palacio de la Generalitat. En la plaza de Sant Jaume, donde se encuentra la sede del Govern, se habían congregado unas 200 personas, tanto simpatizantes socialistas, que aplaudieron al nuevo president, como partidarios de la independencia, que corearon consignas contra el dirigente socialista.

Tras prometer su cargo «por el Rey, por la Constitución y por el Estatut» (una fórmula que no se había utilizado en la última década), quiso Illa pronunciar un discurso conciliador en el que insistió en la necesidad de cohesionar a la sociedad catalana. «Mi objetivo principal es que todo el mundo se sienta representado por mi Gobierno», dijo, antes de garantizar que gobernara «respetando la diversidad» frente al populismo que «pone en peligro la unidad civil». «Unir y servir» son los dos ejes sobre los que el nuevo president pretende hacer pivotar su labor de gobierno.

De acuerdo a ese propósito incluyente, citó a todos los expresidentes de la Generalitat de la democracia, incluido Carles Puigdemont, y les agradeció su labor al frente del Ejecutivo. «No tengo ninguna duda de que todos los expresidents han tenido siempre los intereses más nobles», afirmó Illa, en un momento en que la huida por segunda vez del promotor del 1 de octubre ha sumido en una crisis sin precedentes a una de las instituciones más importantes del autogobierno catalán, los Mossos d'Esquadra.

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«Gobernaré respetando la diversidad y la pluralidad del pueblo de Cataluña, sobre todo cuando aquí y en todo el mundo, los planteamientos demagógicos, divisivos y populistas ponen en peligro no solo la unidad civil de nuestro pueblo, sino la convivencia misma», amplió Illa, que se declaró «emocionado y conmovido» por asumir la presidencia «con la humildad de quien quiere ser el primer servidor público de Cataluña».

Reconocimiento a Aragonès

Al igual que en las jornadas previas, Illa hizo un reconocimiento a su ya antecesor, Pere Aragonès, por su «responsabilidad ejemplar» para realizar el traspaso de poderes de la mejor manera posible, lo que en su opinión, es una muestra de que la institución de la presidencia está por encima de los mandatos limitados en el tiempo que ejerza cada presidente.

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Con una cita a Ernest Lluch, exministro de Sanidad socialista asesinado por ETA, Illa buscó resaltar el enfoque socialdemócrata de su Govern, calificó a Cataluña como «tierra de acogida» frente a la tensión política por la inmigración y trató de sacar el uso del catalán de la controversia. «La defensa de nuestra lengua y de nuestra cultura no va contra nadie ni pone en peligro a nadie», como tampoco lo hace el acuerdo de financiación con ERC, aseguró el líder del PSC. «Quiero que las políticas públicas ayuden a crear prosperidad», indicó, una frase con la que pretendió resumir su programa económico y social.

Al terminar el acto, Illa salió a la plaza de Sant Jaume a dar la mano a sus partidarios, que coreaban eslóganes como «Illa, president» o «Catalunya socialista». Los detractores mostraban una pancarta con la frase 'Illa, gobernador civil'. Ahora, en el calendario político de Cataluña, sobresalen dos fechas: este lunes el nuevo president dará a conocer los nombres de sus nuevos consejeros, todos vinculados al PSC, y el martes celebrará su primer Consejo Ejecutivo.

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Presencia del 'crítico' Barbón

Todos los expresidents de la Generalitat de Cataluña, excepto Pasqual Maragall, enfermo de alzhéimer, y Carles Puigdemont, por razones obvias, acudieron a la toma de posesión de Salvador Illa. En los bancos dispuestos para las autoridades se encontraban Jordi Pujol, que se movía con dificultad apoyado en un bastón, Artur Mas, José Montilla y Quim Torra. También estuvieron en el acto, en representación del Gobierno central, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, el ministro de Industria, Jordi Hereu, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y la ministra de Ciencia, Diana Morant.

Mientras, solo dos presidentes autonómicos viajaron a Barcelona para arropar a Illa: la navarra María Chivite y Adrián Barbón, un apoyo significativo porque el asturiano fue uno de los dirigentes socialistas más críticos con el acuerdo de financiación entre el PSC y ERC que ha servido para abrir la puerta de la Generalitat a Illa. «Rechazamos la salida de cualquier comunidad del régimen común. No apoyaremos nada que vaya en contra de los intereses de Asturias», declaró Barbón el 2 de agosto. El tercer presidente autonómico socialista, el castellano-manchego Emiliano García-Page, este sí, el más duro contra el pacto PSC-ERC, no estuvo en el Palacio de la Generalitat.

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