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La Brigada de Información de Madrid no tiene la menor duda: los graves altercados frente a la sede de Ferraz que se saldaron la noche del martes con siete detenidos y 36 heridos fueron «perfectamente orquestados desde el inicio» por diversos grupos de ideología neonazis, ... algunos muy cercanos a las gradas radicales del fútbol, pero también por los denominados colectivos «parásitos» de ultraderecha, sin adscripción fija, pero especialistas en provocar algaradas cuando decae la manifestación. Unos grupúsculos que, desde antes incluso de que a las 20:00 horas comenzara 'oficialmente' la convocatoria no comunicada contra la amnistía, habían tomando «posiciones estratégicas» ante el vallado de los antidisturbios y acabaron «colonizando» y «liderando» la protesta.
Según los cálculos provisionales de la Policía, entre 200 y 400 activistas de estos grupos «antisistema» estuvieron desde el inicio a la vanguardia de la concentración de la sede de Ferraz, blindada con 320 agentes de las Unidades de Intervención de la Policía (UIP, antidisturbios), y en la que se dieron cita en los momentos más álgidos cerca de 7.000 personas, el doble que la noche anterior.
Desde el comienzo de la protesta, activistas embozados y encapuchados, muy jóvenes, se situaron cara a cara frente a los antidisturbios para iniciar las provocaciones. Los servicios de Información supieron desde el «minuto cero» que el perfil era muy diferente al de anteriores protestas. Los continuos insultos y cánticos contra la Policía, los insultos al Rey o a la Constitución y los lemas xenófobos, homófobos y anti-islámicos revelaron inmediatamente que buena parte de los congregados ante el cuartel general de los socialistas no pretendían protestar contra la amnistía. De hecho, durante toda la noche apenas se escucharon lemas contra el acuerdo contra los independentistas. Ni siquiera demasiados improperios contra Pedro Sánchez o contra Carles Puigdemont.
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Sí que se vieron y escucharon, sin embargo, emblemas y lemas, muy habituales en las gradas radicales de los campos de fútbol y, sobre todo, simbología de la pléyade de grupúsculos neonazis de la capital que se han quedado huérfanos desde la supuesta autodisolución de Bastión Frontal, la plataforma que durante dos años y medio agrupó a los ultras más violentos de Madrid, algunos vinculados a equipos de fútbol, y que nació en 2020 como respuesta a las restricciones de la pandemia, cebada de teorías conspiracionistas y supremacistas.
Bastión, que llegó a llevar a cabo 'cacerías' de inmigrantes o de miembros del colectivo LGTBI, en teoría había desaparecido, pero este 6 de noviembre sus redes resucitaron con un solo mensaje llamando a la concentración de Ferraz del martes.
Una de las caras más conocidas del entorno de ese grupo, aunque su militancia ha ido fluctuando en otras organizaciones de extrema derecha, franquistas o neonazis, es Isabel Peralta, también conocida como la 'musa del fascismo' y que la noche del martes se dejó notar subida en el techo de un quiosco cercano a Ferraz haciendo el saludo fascistas.
El gesto de Peralta fue aplaudido por algunos y abucheado por otros, fiel muestra de que no solo había en Ferraz gente del entorno neonazi. A la manifestación acudieron personas con emblemas de las juventudes de Democracia Nacional, un partido creado en 1995 que nunca ha conseguido representación parlamentaria y que en sus orígenes pudo ser de inspiración Lepenista, aunque en la actualidad sus miembros se mueven por círculos radicales de ultraderecha de todo tipo.
Miembros del entorno del colectivo de Resistencia Social-España 2000, procedentes de Alcalá de Henares, también estuvieron desde el inicio en primera línea de las protestas.
Según responsables de los servicios de Información, también tuvieron protagonismo «viejos conocidos» de los círculos cercanos al controvertido grupo Hogar Social Madrid (HSM), el colectivo que en teoría se dedica a la ayuda de gente necesitada, pero que es abiertamente neonazi y xenófobo. Su líder, Melisa Domínguez, ya fue detenida en 2020 por participar en otra protesta violenta frente a Ferraz.
Otros grupúsculos ultras de Madrid, cuya verdadera envergadura o capacidad de movilización todavía es una incógnita, mostraron sus siglas como 'Hacer Nación' o 'Nacional Sindicalista'.
En opinión de Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia y uno de los mayores expertos en grupos ultras de Madrid, el peso de las protestas de Ferraz fueron eso «grupos parásitos extremistas» de lo que habla también la Policía. «Son los verdaderos ultras y son neonazis y neofascistas. Son que los que cuando la manifestación va decayendo organizan la confrontación», explica Ibarra, que destaca que, a veces, esos «grupos parásitos» están enfrentados a la «derecha radical» más tradicional.
Harina de otro costal, según el análisis de la Brigada de Información, es lo que ocurrió en la otra gran protesta de la jornada: la manifestación no autorizada que desde Ferraz se dirigió por Gran Vía, colapsando el centro de la ciudad, para acabar con una sentada multitudinaria frente al Congreso de los Diputados.
Esta acción, a pesar de los graves problemas circulatorios que provocó, se saldó sin incidentes y fue liderada personalmente por el líder de Desokupa, Daniel Esteve, y el conocido agitador de ultraderecha Alvise Pérez, quienes convocaron a través de sus redes (solo Alvise tiene un canal de Telegrama con casi 315.000 seguidores) a las 19 horas en las inmediaciones de Ferraz para una acción sorpresa y pacífica, que resultó ser la segunda protesta simultánea que acabó frente al Congreso de los Diputados.
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