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Alberto Núñez Feijóo vio este lunes confirmada su tesis de que Pedro Sánchez no abandonaría el barco antes de tiempo.Que todo este «teatro» formaba parte de un plan estratégico del presidente del Gobierno para movilizar a la militancia socialista y a la ciudadanía para ... tapar las diligencias abiertas por un juzgado de Madrid contra su mujer por un presunto delito de tráfico de influencias. Una «simulación de dimisión» que ha servido al líder del PP para reafirmar su visión de que su adversario es un político sin escrúpulos aferrado al cargo, que no da puntada sin hilo y ha utilizado su intimidad para «intentar ganar tiempo» y pretender «colar un cambio de régimen por detrás». «España no ha recorrido este largo camino para emular a regímenes que no creen en la plena libertad», alertó en una comparecencia en la sede nacional de Génova.
Pese a que el jefe de la oposición tiró la piedra evitó concretar cómo se materializaría ese cambio de régimen. No quiso ni hacer «elucubraciones» ni tampoco valorar la posibilidad de que Sánchez se abra ahora a cambiar las mayorías necesarias para reformar el Consejo General del Poder Judicial, y no necesitar así al PP como le piden sus socios de Sumar y Podemos. Se limitó a recordar que el presidente en su último encuentro se comprometió a no acometer esa reforma legal por mucho que la plataforma de Yolanda Díaz reclame su agilización para incluirla en el proyecto de ley para la eficiencia del sistema de justicia que ya está en trámite en el Congreso.
Aunque en la dirección del PP tenían claro que en los planes del presidente «no entraba la dimisión», sí pilló por sorpresa que se quedara «como si nada», sin ni siquiera poner sobre la mesa una cuestión de confianza. Una «tomadura de pelo», «un completo esperpento, con el que creen que Sánchez se ha abonado al «descrédito», además de hacer «el ridículo». En el principal partido de la oposición advierten, no obstante, de que «ya no hay vuelta atrás ni huida hacia delante posible. «Pretende que los españoles dimitamos de la democracia», alertó Feijóo, que siguió junto a su comité de dirección la declaración institucional de Sánchez.
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Para el dirigente gallego, el discurso del socialista es «el más peligroso de los que ha entonado» desde que llegó a la Moncloa porque no acepta la discrepancia y está polarizando todavía más al país, además de haber llegado a usar al Rey «como actor secundario de su película» al visitar Zarzuela para trasladarle personalmente su decisión. «Ha cohesionado a los suyos a costa de dividir a España», se quejó Feijóo. Y vaticinó que «se extienda lo que se extienda», el mandato de Sánchez ha llegado a su «epílogo», por lo que reclamó una convocatoria electoral, aunque asume que no llegar por «miedo». «Puede prolongar la agonía y la decadencia, pero su proyecto –sentenció– se acabó».
En Génova creen que el presidente «debe dar explicaciones», las mismas que le reclaman desde hace más de un mes y medio», y no «sacudirse las responsabilidades». «Quiere un país a su medida y servicio. No quiere oposición, no quiere justicia, no quiere medios de comunicación. Solo se quiere a sí mismo», aseveró Feijóo, quien reconoció que entre sus planes no está presentar una moción de censura en el Congreso.
No solo porque los números no le darían sino porque su rival «ha comprado el apoyo a sus socios con la dignidad de los españoles». Sugirió, eso sí, que la respuesta a la «estrategia» del jefe del Ejecutivo la encontrará en la calle. «No van a callarnos», dijo el líder del PP. «España no ha recorrido este largo camino desde la Transición para emular a regímenes que no creen en la libertad».
Isabel Díaz Ayuso volvió a encabezar el discurso más duro del PP contra Pedro Sánchez por utilizar cinco días para «ver cómo ataca a los jueces, a los partidos y a la prensa independiente». «Sus declaraciones son casi una broma», una «desvergüenza absoluta», despachó la presidenta de la Comunidad de Madrid sobre la arenga del jefe del Ejecutivo en favor de que haya una mayor decencia en la política. «Lo único que pretende –advirtió– es el poder sin control».
La dirigente madrileña auguró que se avecina una «etapa aún más dura» para todo aquello que sea «un contrapeso» al Gobierno central. E ironizó sobre la posible dimisión del líder socialista que en el principal partido de la oposición pusieron en duda desde el principio porque «con cuatro palacios, dos Falcon; un puma; mil asesores; gastos pagados y total impunidad, ¿dónde mejor iba a estar?». «No ha sido ninguna sorpresa», admitió Ayuso a preguntas de los periodistas durante una visita a Pozuelo de Alarcón. Desde su entorno apuntaban, no obstante, que la dimisión de Sánchez era inviable porque «solo desde el poder puede triturar a juece y medios».
El expresidente del Gobierno, José María Aznar, seguía poco después los pasos de la mandataria regional y cargaba con dureza contra Sánchez al que acusó de protagonizar «una comedia de caudillismo lacrimógeno» y de dejar al país en una situación «materialmente ingobernable» despu´ñes de haber recurrido «con abuso» a la degradación parlamentaria y a la ocupación sistemática de las instituciones. «Lo ha hecho todo al más puro estilo –denunciaba Aznar– del populismo peronista: patetismo sentimental; apelación directa a la ciudadanía; transparente intención polarizadora; construcción de un enemigo odioso y, por supuesto, amenaza hacia todo contrapoder».
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