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El exgerente del Partido Popular Cristóbal Páez declaró este miércoles al tribunal de la Audiencia Nacional que juzga la 'caja B' del partido que desconoce si parte de las obras de la sede nacional se sufragaron con dinero negro, ya que él «no estaba en ... el número», sino que era el extesorero Luis Bárcenas el que «decidía lo que se pagaba, cómo y cuándo».
Ya recuperado de la neumonía provocada por el coronavirus, que obligó a aplazar un par de semanas los interrogatorios de la vista oral, Páez defendió a preguntas del fiscal anticorrupción que su cometido era supervisar el avance de la reforma de Génova 13 a pie de obra. Una tarea que llevó a cabo junto al entonces jefe de seguridad Antonio de la Fuente, cuñado de Bárcenas.
Páez, que se enfrenta a un año y medio de prisión, afirmó que solo estuvo presente en la elaboración del presupuesto y del contrato con Unifica, empresa que realizó la remodelación, pero que la última decisión era de Bárcenas, quien «lo tenía todo atado y bien atado». Esto no supuso, añadió, que estuviera presente cuando presuntamente el tesorero Álvaro Lapuerta, ya fallecido, y su sucesor acordaron con el arquitecto Gonzalo Urquijo pagar parte de las obras con la «contabilidad paralela» que manejaban los primeros, tal y como declaró Bárcenas y recogen sus apuntes.
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El acusado indicó al tribunal que dudaba de que Lapuerta asistiera a un encuentro de ese tipo porque «era un hombre que tenía un grado de demencia importante» en esas fechas, año 2005-2006, y, en su opinión, ya no tenía capacidad para negociar.
El fiscal, como hizo en los anteriores interrogatorios, repasó numerosas facturas, certificaciones, presupuestos y documentos relacionados con la reforma para comprobar la firma de Páez, pero éste reiteró que no llevaba el tema contable pese a que a veces trató determinados cobros con la empresa que se habían retrasado. Aunque siempre, remachó, bajo la supervisión de su jefe Bárcenas, una persona «muy reservada en su trabajo».
De hecho, explicó que ni siquiera cuando ascendió a la gerencia del partido tuvo «acceso a las cuentas», ni sabía el «dinero que había en el banco» ni el presupuesto de la formación política, porque Bárcenas, ya como tesorero a partir de 2008, «no quería quedarse sin cometidos».
El acusado sí admitió que en 2007 y 2008 recibió dos sobres con 6.000 euros cada uno por parte de Lapuerta y Bárcenas como compensación por su trabajo como responsable de Recursos Humanos, antes de ocupar el cargo de gerente. Según declaró este miércoles, este pago se debe a que él mismo pidió a Bárcenas un aumento de sueldo al entender que su salario no se correspondía con sus funciones. Tras su cese en 2010 se fue con más de 450.000 euros, según varios medios.
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