José Luis Ábalos. EP

Un confidente imputado por fraude dio la primera pista sobre Koldo antes del cese de Ábalos

Un empresario implicado en una trama de hidrocarburos en la Audiencia Nacional entregó a un capitán de la UCO en abril de 2021 información «sensible» sobre «los que trincan»

Martes, 22 de octubre 2024, 08:40

El 'caso Koldo', la presunta trama de comisiones por la compra de material sanitario en la pandemia que salpica al Gobierno y tiene al exministro José Luis Ábalos al borde de la imputación, nació el 5 de abril de 2021. Fue en un cruce ... de mensajes de móvil que tuvo lugar tres meses antes de que el presidente Pedro Sánchez cesará al titular de Transportes y Secretario de Organización del PSOE, y semanas después de que la justicia archivara el llamado 'caso Delcy'. Esto es, la entrada en el aeropuerto de Barajas de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez en enero de 2020 pese a la prohibición expresa de la UE, en la que Ábalos tuvo un papel protagonista.

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El emisor de aquellos Whatssap y la persona que mencionó por vez primera a Koldo García, entonces asesor del ministro de Transportes, fue un confidente de la Guardia Civil. Se trata del empresario J. L. C., que está siendo investigado en un juzgado de la Audiencia Nacional desde ese mismo año en el marco de una de las múltiples causas abiertas por un fraude en la comercialización de hidrocarburos. Unos hechos delictivos que también aparecen vinculados al 'caso Koldo' y por los que está en prisión preventiva desde el pasado 10 de octubre el supuesto «conseguidor» de esta red, Víctor de Aldama. Un empresario que está ligado también al polémico viaje a España de la dirigente venezolana, con la que mantiene una estrecha amistad.

J. L. C., imputado en la denominada 'operación Larrondo' desde julio de 2021, mantiene una relación fluida con un mando de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil desde, al menos, verano de 2016, según recoge el sumario que se sigue en el Juzgado Central de Instrucción número cinco a partir del volcado de los dispositivos electrónicos intervenidos al acusado. En un documento de cerca de 2.000 páginas, al que ha tenido acceso este periódico, se detallan sus conversaciones con un agente que dice llamarse «Roberto Alcázar». Y que no es más que el nombre en clave del capitán Juan Vicente Bonilla, según identifica en las diligencias el Grupo de Delincuencia Económica de la propia UCO, responsable de la investigación policial de este caso.

Bonilla era entonces jefe de Fuentes Humanas de la UCO, es decir, el máximo responsable de gestionar la lista de confidentes y colaboradores de todo el grupo amado. Y en el periodo señalado estaba integrado, además, en la Unidad Adscrita de la Fiscalía Anticorrupción (UAFAC) como mando de la Guardia Civil. La misma sección que se ocupa ahora de investigar los contratos sanitarios del 'caso Koldo' y el presunto tráfico de influencias y cohecho que subyacen de la nueva línea de investigación abierta contra Ábalos. El hoy diputado del Grupo Mixto está aforado ante el Tribunal Supremo, único órgano competente para abrirle una causa.

«Es el momento de cambiar de bando»

El cruce de mensajes entre el empresario y el capitán Bonilla no solo es propio de un confidente y de su fuente. Va mucho más allá, según reflejan los investigadores, ya que de estos años de conversaciones se deduce supuestamente que hay una búsqueda de información reservada por parte del guardia civil en bases de datos internas e incluso asesoría jurídica para proteger a su contacto. J. L. C. está implicado en un fraude masivo de IVA por la comercialización de hidrocarburos a bajo coste.

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Los mensajes entre ambos interlocutores que dieron origen al 'caso Koldo' se registraron el 5 de abril de 2021. Escribe el empresario: «Buenas tardes señor, ¿estás por el pueblo o sigues de vacaciones ?». «De momento, estoy. Mi vida, inactiva del todo. Es lo que quieren los rojomorados, que nos mate el aburrimiento», respondió Bonilla. «A esos los vamos a matar nosotros. Búscame un hueco en tu agenda», contestó el interlocutor. «¿Sobre qué quieres que hablemos?», preguntó el agente. «Sobre Koldo, ¿te suena?», desveló el empresario. «No, ¿algún euskaldún?», infirió Bonilla. «Es Navarro; está en la prensa todos los días», explicó el confidente.

«Koldo qué», preguntó el oficial de la UCO. «No lo sé. Mano derecha de los que trincan», respondió J. L. C. «Joder, hay tantos que trincan, ¿pero ahora dónde?», continuó preguntando Bonilla. «Ahora en Panamá. Pero ninguno tan alto. Escucha, esto es delicadísimo», alertó el empresario. «¿Dónde lo busco? ¿Koldo del PSOE?...Ya lo tengo», confirmó el agente.

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Ambos se vieron en un hotel de Barajas (Madrid) sobre las 11:00 horas del día siguiente, el 6 de abril. El lugar habitual donde suelen quedar está próximo a las oficinas centrales de la UCO. Dos días después, Bonilla escribió a su colaborador. «Fue muy estimulante lo que nos contaste. Ve manteniéndome informado porque sería gozoso un achuchón de ese tipo, que nuestras hostias siempre se las llevan los mismos tontos y habría que cambiar de bando de vez en cuando y yo creo que es el momento idóneo». El empresario le respondió que tenía novedades y volvieron a verse cuatro días después, el 12 de abril, en el mismo hotel económico de una cadena internacional.

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El 8 de junio de 2021, hablando de planificar sus vacaciones veraniegas en Asturias y tras felicitarse por un archivo judicial al empresario, J. L. C. le reportó más noticias: «Nuestro nuevo tema está cogiendo proporciones épicas». Y Bonilla respondió: «Ok, aprovecha los dos años de sanchismo que quedan», a lo que su receptor añadió que «de esta te dan la laureada de San Fernando» (se trata de la más preciada condecoración militar del Reino de España). «O una bomba lapa en los bajos algún sicario venezolano», afirmó con cierta sorna el capitán. «No jodas, cuando te vea te contaré cómo funcionan», concluyó su interlocutor, en posible referencia al asunto de la trama de hidrocarburos.

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Precisamente, una de las nuevas líneas de investigación del 'caso Koldo' tiene que ver con las presiones ejercidas a la administración central por parte del entorno de De Aldama y de su socio Claudio Rivas, ambos en prisión preventiva, para otorgar a su mercantil Villafuel la licencia para pasar de comercializador de combustible a registrarse como operador. Una tarea en la que trató de mediar Koldo García y que, según los investigadores, tuvo como contrapartida el uso y disfrute por parte de Ábalos de un chalet en Cádiz. Una vivienda que fue pagada por una empresa implicada en el millonario fraude de IVA por la gestión de hidrocarburos, vinculada comercialmente a De Aldama.

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