Decenas de miles de personas –25.000 según la Delegación del Gobierno, 400.000 según la organización– acudieron este sábado a la manifestación convocada por un centenar de asociaciones de la sociedad civil aglutinadas en la llamada Plataforma por la España Constitucional, a fin de ... exigir la dimisión de Pedro Sánchez y la convocatoria inmediata de elecciones generales y tras los últimos escándalos de corrupción en los que se ha visto involucrado el presidente del Gobierno y el encausamiento por el Supremo del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.
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En la plaza de Castilla, uno de los lugares icónicos de Madrid y de la justicia española –fue por los que tuvo que desfilar el pasado julio la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, a raíz de la causa que tiene abierta por el juez Juan Carlos Peinado por presunta corrupción en los negocios y tráfico de influencias–, los asistentes clamaron por todo lo que, a su parecer, obliga al líder del PSOE a irse: desde la ley de amnistía al 'procés' pactada con el independentismo para la investidura a las instrucciones judiciales que afectan a la esposa y el hermano del jefe del Gobierno y a su exministro José Luis Ábalos, pasando por la publicación en el BOE de la reforma legal que conlleva rebajas de penas a los presos de ETA.
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Banderas de España, acompañadas de europeas, tiñeron de rojo y amarillo el lugar escogido para la manifestación y sus inmediaciones, donde se pudieron ver carteles en los que se podía leer acusaciones gruesas contra el presidente como «¿Hasta cuándo ya, perro, abusarás de nuestra paciencia?» o «Sánchez, traidor». Los organizadores tildaron la protesta de «éxito absoluto», algo que corroboraría la cifra de asistentes contabilizada por la Delegación del Gobierno; pero aun así hubo quien lamentó la falta de «publicidad» que, a su juicio, había tenido la convocatoria incidiendo en «la gravedad» de la situación que atraviesa el país.
Los discursos de los organizadores –interrumpidos varias veces por gritos de «Sánchez, delincuente», «Sánchez, mentiroso» y «Sánchez a prisión»– fueron muy duros y contundentes contra el jefe del Ejecutivo. «Dictador», «tirano» o «totalitario» fueron algunos de los adjetivos que recibió el secretario general socialista entre aplausos de los asistentes, en un acto en el que tuvieron oportunidad de tomar la palabra periodistas como Albert Castillón, Carlos Cuesta o Luis del Pino, además de Marcos de Quinto, exdiputado de Ciudadanos, el exfiscal Ignacio Gordillo o el opositor venezolano Miguel Otero.
El acto –que comenzó media hora más tarde de las doce del mediodía prevista– dio inicio con un vídeo en el que se enumeraban los «cambios de opinión» de Sánchez, desde la amnistía hasta su pacto con el Bildu de Arnaldo Otegi. PP y Vox, tal y como anunciaron en los días previos, se unieron a la protesta aunque no fuera promovida por ellos.
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Los populares, con un perfil bajo, enviaron una representación discreta con dirigentes como Carmen Fúnez, secretaria de Organización del partido, Alicia García, portavoz en el Senado, o Alfonso Serrano, secretario general del PP madrileño. «Hoy a Sánchez le pedimos que piense que sus cosas de ahora en adelante no le van a ir mejor. La democracia y los españoles son los que pueden responder a la necesidad de cambio. El cambio ha comenzado y es absolutamente imparable», defendió Fúnez antes de que arrancase la manifestación.
Vox, por su parte, sí que se presentó con su plana mayor, incluido el propio Santiago Abascal, presidente de la formación, flanqueado por José María Figaredo, portavoz adjunto en el Congreso, Jorge Buxadé, jefe de la delegación de los voxistas en el Parlamento Europeo, o José Antonio Fúster, portavoz nacional y nuevo líder del partido en la Comunidad de Madrid tras el relevo de Rocío Monasterio.
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Abascal, más allá de cargar contra Sánchez, no desaprovechó la oportunidad de redoblar la presión también contra el PP al señalar que su partido estaría dispuesto a ofrecer sus votos a Alberto Núñez Feijóo si este decide presentar una moción de censura contra el presidente del Gobierno. Eso sí, «siempre y cuando no haya cesiones a los independentistas». Es decir, solo votaría en el caso de que Junts –la otra formación que podría entrar en una ecuación que a día de hoy en Génova no contemplan– no consiguiese ninguna prebenda a cambio de su apoyo. «Nos da igual quién vote a favor, pero no queremos ningún tipo de acuerdo con Junts», zanjó Abascal, que culpó también a los populares de la situación del país.
Aunque no estuviese programado ni él hubiese anunciado nada al respecto, Alvise Pérez, líder de Se Acabó La Fiesta (SALF), también acudió a la protesta. El eurodiputado, que recalcó que «es más de otro tipo de protestas, pero que tenemos que escenificar la urgencia de que Sánchez salga del Gobierno urgentemente», no se libró de recibir abucheos y gritos de «corrupto» de algunos de los asistentes. Al agitador se le investiga por haber recibido 100.000 euros en negro para la campaña de las europeas del 9 de junio por un chiringuito financiero.
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