Alberto Núñez Feijóo tiene muy claro el camino a seguir si quiere conquistar la Moncloa. Desde que asumiese las riendas del PP en abril, el líder gallego ha trazado la senda que deben seguir sus dirigentes territoriales de cara a las elecciones municipales y autonómicas ... de mayo de 2023, el campamento base antes de las generales. «Moderación» y «centralidad» frente a «radicalismo» y «debates estériles». Ese es el camino que siguió a pies juntillas Juanma Moreno en Andalucía y que el 19 de junio le otorgó la mayoría absoluta en las urnas con 58 escaños.
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Es un discurso que Feijóo volvió a defender el pasado lunes ante los suyos tras la multitudinaria manifestación por la sanidad madrileña, pero que colisiona con Isabel Díaz Ayuso, cuya mayoría necesita para impulsarse hacia las generales. «No estamos aquí para insultar a Pedro Sánchez. Ni para combatir el radicalismo con más radicalismo ni para darle a España más histrionismo y más ocurrencias», aseveró el líder del PP ante el comité ejecutivo nacional.
Entre los asistentes estaba la presidenta madrileña que, poco antes de acudir a Génova, había atizado al jefe del Ejecutivo llamándole «títere» y «aprovechado» y acusándole de tener un plan para «desmembrar España». Justo lo contrario de lo que predica Feijóo. Ayuso padecía aún los coletazos de la marea blanca contra la política sanitaria del Ejecutivo regional, que la había dejado expuesta al ataque de la izquierda y a las críticas en voz baja de parte de su partido, que no entendía su actitud en un asunto tan sensible.
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En la dirección nacional niegan fricciones con la Puerta del Sol, sede del Ejecutivo madrileño, y aseguran que el mensaje de Feijóo no iba por la dirigente madrileña sino contra Sánchez y el PSOE con los que ha roto toda interlocución tras ceder ante ERC y abrirse a reformar el Código Penal para abolir el delito de sedición. «Lo que hay es una colisión muy severa entre Ayuso y Sánchez. Nada más», intentan zanjar en el entorno del líder del PP.
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La decidida apuesta de Feijóo por la oposición sin algaradas y desde la gestión de los «problemas» de los ciudadanos ensombrece la línea de acción de Ayuso, que insta a sacar la bandera de la batalla cultural sin complejos y sin imposiciones como vía para combatir a Vox y mantener a raya a la izquierda. Y nada indica de que vaya a desistir en los seis meses que quedan hasta las autonómicas. Al contrario.
La presidenta madrileña ha empezado ya la campaña retomando su agenda propia con constantes intervenciones en los debates de política nacional, desligándose de las directrices de Génova y acentuando públicamente sus diferencias de forma con Feijóo. «No puedo esperar al teletipo del presidente para opinar», avisó en una reciente entrevista. La sintonía con el líder gallego es buena y la comunicación, fluida, sostienen ambas partes. Pero las diferencias entre sus modelos son profundas y Ayuso, como advirtió en mayo durante el congreso que la encumbró, no tienen ningún intención de cambiar «ni un milímetro» su política.
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En el resto de territorios entienden que la dirigente madrileña necesita confrontar con Sánchez para rascar votos a la derecha. «Con Ciudadanos fuera de juego, necesita sumar voto de Vox para hacerse con la mayoría absoluta», reflexiona un dirigente territorial con bastón de mando. La situación, en todo caso, no tiene nada que ver con la que vivió el PPen la etapa de Pablo Casado, empezando por el hecho, como subraya otro barón, de que Feijóo «sabe que debe apoyarse en ella para sumar». «Se necesitan», corrobora otro dirigente.
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