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La comercialización de vinos de Rioja cerró el ejercicio pasado con 238,2 millones de litros de vino vendidos tras un muy mal mes de diciembre, que tuvo una caída del 11% respecto al mismo mes del año pasado. Muy lejos de seguir la senda ... del Plan Estratégico encargado a la consultora KPMG y que presuponía una línea ascendente a partir de la superación de la crisis sanitaria del covid, lo cierto es que, tras el rebote inmediato que se produjo el año 2021, las ventas de vino continúan en una espiral bajista hasta el punto de que la cifra anual cada vez se acerca más al suelo provocado por los confinamientos mundiales (los 234 millones de litros que se vendieron en 2020).
Pese al esfuerzo económico de las ayudas directas a la destilación y a la cosecha en verde del año pasado (más de 25 millones de euros de apoyo público), así como a la reducción de los rendimientos de producción, el descenso de ventas ha provocado que el nivel de existencias en las bodegas apenas se reduzca en ocho millones de litros de vinos respecto a hace un año y que incluso la ratio (la relación entre existencias y salidas de vino) haya empeorado al pasar de 3,6 a finales de 2022 a 3,77 al término del 2023.
Por poner las cifras negro sobre blanco, este indicador, cuyo rango de equilibrio se sitúa entre 2,85 y 3,15 para garantizar precios rentables a los viticultores y estabilidad general, viene a estimar que ahora mismo sobrarían en Rioja unos 150 millones de litros de existencias para alcanzar ese umbral mínimo de equilibrio (3,15), con lo que cada día se complican más las cosas de cara a la cosecha siguiente.
El Consejo Regulador ofreció este jueves los datos de comercialización referentes al ejercicio completo 2023, aunque, en contra de lo habitual, el presidente Fernando Ezquerro no convocó a los medios de comunicación, sino que la entidad los difundió a través de una nota de prensa.
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En la misma, el Consejo Regulador detalla el descenso del 5,18% del volumen comercializado en 2022, que relaciona con «un contexto de caída global de las ventas de vino». De hecho, la nota asegura que «en un 2023 convulso para el sector del vino, Rioja mantuvo su posición de mercado y su ventaja competitiva». Lo cierto es que tampoco le ha ido bien al principal competido, Ribera del Duero, con una bajada del 10% en el último año, aunque la denominación castellana está muy por encima del suelo que hizo en pandemia.
La realidad, más allá de las valoraciones, es que los números no son buenos, con una caída del 6,27% para los vinos tintos (casi el 90% de la producción de Rioja) y una subida del 4,4% en los blancos, pero que se ha ido limitando a lo largo que avanzaba el año, con lo que empieza a dar también síntomas de madurez. Por categorías bajan todas, desde grandes reservas (-14%) hasta vinos genéricos (-2,9%).
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