Un sector que no ha parado de perder referencias en la ciudad desde los años 90

Los videoclubes fueron negocios prósperos y crecieron y se multiplicaron por Logroño. «Antes había en todos los barrios», recuerdan sus hoy contados protagonistas. Ya no queda nada de aquello. Y los que sobreviven, solo dos –el 'Arizona' y el 'Boom'– tras la transformación del tercero en discordia –el 'Cigüeña'–, ni siquiera se acuerdan de aquellos interminables rebobinados y no pocas penalizaciones por retrasarse en devolver las cintas. Todos, además, casi que se dieron al negocio ya con el disco.

Diario LA RIOJA daba cuenta en 2015 del cierre del 'Mabel' tras 20 años abierto al público, en Somosierra frente al parque Gallarza, entonces el videoclub con la propiedad más veterana de Logroño –y que competía con el Azul por ser el más antiguo de los que quedaban en la ciudad–. La piratería, «a la que nadie le dio la importancia que tenía», según coinciden quienes han sufrido sus efectos; e Internet y las plataformas digitales, «que vinieron a dar la puntilla», comenzaron a cobrarse víctimas. Entonces quedaban siete... luego seis, cinco, cuatro...

El último cierre fue el del 'Chaplin', en Padre Claret, ya en plena era 'Netflix', 'HBO' y demás. «Recuerdo cuando hasta se formaban filas en la puerta», dicen los que resisten no exentos, lógico y normal, de nostalgia.