Los videoclubes se resisten a ver el final de su película en Logroño
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La capital de La Rioja aún cuenta con dos negocios de alquiler de DVD tras una última reconversiónJosé Antonio llega como todas las semanas, saluda a José Luis, y se va directo a la sección de novedades. El cliente echa mano de hasta tres títulos, uno de ellos el último de Cronenberg según acierta a ver el periodista, y explica las razones de su frecuente presencia... inusual para el resto. «Internet no me va nada; ahí sí que no me verás», espeta. El dependiente lo escucha con cierta satisfacción. Casos como este, presenciado en el interior del 'Boom Video', son los que siguen dando sentido al negocio, aunque cada vez tenga menos de eso. Pese a ello, a estas alturas de la película, no todas las ciudades pueden decir lo mismo.
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Los videoclubes se resisten a ver el final de su historia en Logroño. La capital de La Rioja, de hecho, aún cuenta con dos negocios de alquiler de DVD –el citado y el 'Arizona'– tras la reconversión del tercero que quedaba, el 'Cigüeña'. Primero, la piratería, y después, el auge de las plataformas digitales, hicieron de estos lugares, otrora de tanto tránsito, una especie en peligro de extinción. Por si fuese poco, entre lo uno y lo otro llegó una crisis económica, la de 2008, y luego otra sanitaria, ya en 2020, dejando al sector con apenas supervivientes. Podría decirse que son la resistencia, sí; tanto ellos como quienes los visitan.
Lo de José Antonio Villanueva, en esencia, casi es un sueño de niño. El que le llevó junto a su hermano a abrir un videoclub en 1996 en Vara de Rey, tomando el testigo de otro que había abierto el camino. Hoy, el 'Arizona', en el 77 de Vara de Rey, es el establecimiento del sector más antiguo de Logroño. «El nombre se le ocurrió a mi madre por la película de 'Arizona Baby'», explica mientras recuerda cómo de bien pequeños iban al cine de la mano de sus padres por su gran pasión por el séptimo arte.
Mucho han cambiado las cosas desde entonces, pero el 'Arizona', pese a los rumores de los últimos tiempos, sigue adelante. Abierto y fiel a los suyos pese a las obras de estos meses –lo que después de todo lo pasado no está resultando fácil–. «Pero continuamos en la pelea tras 26 años, no queda otra...», sentencia Villanueva, quien constata que le gustaría aguantar hasta el final pues lo de él, como lo de su clientela, es puro romanticismo. Cinéfilos y coleccionistas, que los hay, junto a las chuches que completan la actual oferta, le hacen seguir tirando.
Hubo un tiempo en el que José Luis Omatos llegó a tener hasta tres empleados, la mejor prueba de lo rentable que podía llegar a ser un videoclub. Así lo pensó este periodista que se decidió a abrir el 'Boom Video' en el 13 de Labradores, contando con la suerte de que el local era de propiedad familiar, y por ello ahora puede seguir sumando temporadas. «Mi intención es la de continuar mientras no me cueste dinero», confiesa mientras despacha unos caramelos –también tiene chuches, y de la misma manera reconoce que también su venta tuvo tiempos mejores–. Omatos, gran aficionado al cine, abrió las puertas en 1999. Y a sus 63 años no piensa cerrarlas hasta su jubilación.
Recuerda como los mejores la llegada del DVD, en los primeros 2000, una segunda edad de oro, «con todo el mundo comprándose un reproductor y alquilando títulos sin parar». Ahora, cuando ya no queda nada de eso, piensa –o quiere pensar– que no todo es 'streaming' y las plataformas «no siempre sustituyen ni ir al cine ni alquilar películas».
Era el tercer superviviente, pero desde el año pasado ha dejado de acompañar al 'Arizona' y al 'Boom'. «Desde hace más de un año, septiembre u octubre de 2021, del videoclub solo me queda el nombre», confirma Pedro José Jimeno, quien ha optado por reconvertir el establecimiento en tienda y que las películas dejasen hueco a periódicos, revistas, chuches, pan y otros productos de primera necesidad, además de fotografías, fotocopias, plastificaciones, encuadernaciones, etc. «22 años después, eso sí, sigo siendo una tienda de barrio», dice para recordar que abrió en el 2000 –donde antes estaba uno de los 'Alevi'–.
El 'Cigüeña 27', emplazado en la misma dirección, existe pero ya no es videoclub. «El negocio del alquiler como tal ya no tiene sentido. El mundo del cine ha cambiado, se ha convertido en algo entrañable y muy específico, y con eso no da. Te diría que nadie me ha echado en falta», concluye para aseverar que «da pena, mucha», pero «las cosas vienen como vienen y hay que aceptarlas».
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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