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El torero Alejandro Talavante, en un pase al quinto toro durante la corrida de ayer. :: Justo Rodríguez
Talavante torea en silencio

Talavante torea en silencio

El peruano cortó una oreja de escaso relieve al sexto y Hermoso de Mendoza fue silenciado en sus dos turnos El extremeño paseó dos orejas como premio a su naturalidad y Roca Rey se dejó ir un toro de lío

PABLO GARCÍA MANCHA

Martes, 26 de septiembre 2017, 23:43

LOGROÑO. Alejandro Talavante puso el toreo y el alma ayer en La Ribera. Toreo caro y señorial de acompasada lentitud, con ese arrebato suyo tan particular para abrochar en silencio la faena con el castaño quinto, un toro venido a menos, noble y con la candorosa sinceridad de los bravos. Cuando le lanzó los vuelos de la muleta a los belfos, enfrontilado el cuerpo y a media distancia, el Jandilla acudió con inusitada entrega para que Alejandro se rompiera levemente la cintura y degustarlo con la yema de los dedos en cuatro naturales asombrosos por delicados y luminosos por su sedosa verticalidad sin artificios.

Torero de la naturaleza, toreo que nace de esa agitación interior tan suya que acompasa con un devenir por el ruedo señorial, con la rara facilidad de los elegidos; toreo, al fin, que le brotó ayer para colmar esa necesidad que tenía Logroño de disfrutarlo en plenitud.

Dos orejas, una en cada toro, que en esta plaza no sirven para salir a hombros pero que marcan el sino de una afición que tiene comportamientos extraños, como en la primera actuación de Alejandro, tan medida, tan precisa en los vuelos que a algunos les pareció incluso ahormada por cierta ligereza. Sin embargo, Talavante rayó esa perfección técnica que acostumbra pero sin terminar de ahondar en sí mismo como lo hizo después en la magnífica coda al segundo de su lote. Hubo naturales exquisitos, una apertura de faena ordoñista rodilla en tierra con cuatro ayudados por bajo magníficos. El toro, como toda la corrida, derrochaba calidad y la obra del extremeño tuvo asiento y continuidad, con esas cosas suyas como los afarolados tan de El Viti o los molinetes invertidos de gran lentitud.

LO MEJOR Talavante, el mejor antídoto contra la intoleranciaPARA OLVIDAR El gran fiasco de Roca Rey con el primer Jandilla de su lote

Había toreo pero no llegaba a los tendidos hasta que el anti profesional Peter Jansen intentó saltar al ruedo. Entonces sí, tras percatarse el público de la tremolina y la manera en la que fue inmovilizado por los espectadores para que se lo llevara la policía, la plaza estalló en un clamor. Talavante sacó su muleta por bernadinas por ambos pitones y el coso explosionó clamoroso de emoción. La estocada cayó un poco baja y aunque se pidió con fuerza la segunda oreja, el palco dejó el premio con muy buen criterio en un solo trofeo.

El mejor toro de la corrida fue a parar al lote de Roca Rey y salió en tercer lugar. 'Pasota' fue un astado de excepcional calidad y de singular nobleza. Un toro con una enorme profundidad en sus embestidas, con ritmo, clase, fijeza y prontitud. El naufragio de Roca Rey fue clamoroso. El inicio de faena, obligando al toro en demasía por arriba y con extraños cambios de ritmo en su franela, fue el manantial de la que brotó el río de su faena. No hubo acople, no hubo colocación, el temple se esfumaba y cuanto más se alargaba la faena más gris fluía el peruano. Al final tuvo que recurrir a las luquesinas de rigor pero la obra estaba vista para sentencia.

Logró una oreja en el sexto, un manso con entrega y soberana clase al que desparramó una faena por todos los terrenos de la plaza. Lo mejor fue la estocada, que tras un arrimón en tablas le sirvió para cobrar una oreja de escaso relieve.

Pablo Hermoso de Mendoza también paso como una sombra. El primer toro fue muy bueno pero la estocada trasera le privó del triunfo. El cuarto fue manso y complejo y la faena tampoco tomó vuelo. La sensación en la plaza fue de frialdad y como que las corridas mixtas cada vez tienen menos sentido.

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