Fiestas de San Mateo
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Fiestas de San Mateo
Logroño es mi pueblo... y está de fiestaNo tiene rival. La primera jornada festiva termina siendo el día grande de San Mateopor mucho que haya quien se empeñe en que lo es el 21 de septiembre. Y la emoción que hace que tiemble la plaza del Ayuntamiento desde las doce menos ... cinco no la logra ningún otro evento festivo de los muchos previstos, más de uno de ellos de relumbrón.
Ya las palabras que la vendimiadora mayor, Lucía Yubero, dedicó a la multitud reunida -«comienza la mejor semana del año, espero que disfrutéis como solo nosotros sabemos hacerlo...»- hicieron que esta enronqueciera y, una vez cogida carrerilla, las del vendimiador, Félix Ángel Jalón, lograron un clamor. El 'himno de Logroño' por consenso popular propició que la multitud se uniera en una sola voz. Y cuando el alcalde, Conrado Escobar, dijo aquello de 'Viva la mejor ciudad del mundo' todo el mundo estuvo de acuerdo a voz en grito.
Antes, el primer edil había pedido, desde el balcón, a los miles de logroñeses y visitantes reunidos que compartieran «esta alegría, esta animación, esta música y este vino» y también que «nos acordemos de las mujeres, de las madres, de las abuelas que también están aquí».
Por fin, instó a los congregados «a levantar las botas, los pañuelos, las banderas y las manos» para gritar con él el 'Viva San Mateo', 'Viva la mejor ciudad del mundo' y 'viva la mejor tierra del mundo'.
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Tras los 'vivas', la explosión y, cuando el cohete se va, las fiestas empiezan, el momento que todo el mundo estaba esperando. Volvió a sonar el 'himno de Logroño', aunque si la primera vez se cantó de una forma más urgente, más ansiosa, esta vez ya se tomó de una manera un poco más sosegada. Y, todo transcurrió entre cortinas de confeti que se lanzaba desde la casa consistorial a la vez que los enormes balones de distintas marcas que se habían lanzado un rato antes seguían saltando por las cabezas de los asistentes.
¿Cuántos? Más de 40.000 en la plaza del Ayuntamiento y 50.000 si se añaden las de las calles adyacentes, calculaban desde el Consistorio poco después. No todo el mundo estaba allí porque, por ejemplo, ya en Portales comenzaban los preparativos de unas paellas enormes que la Casa de Valencia iba a repartir un rato después.
Brindis y felicitaciones en las bambalinas, en la casa consistorial, en cuya sala de prensa se produce el lanzamiento y se juntan algunos vips más allá de los medios de comunicación que se instalan a trabajar.
Además de miembros de la Corporación y los vendimiadores, se dieron cita, en aquellos metros cuadrados, el presidente regional, Gonzalo Capellán, exalcaldes como Cuca Gamarra o Tomás Santos, incluso expresidentes, como Pedro Sanz.
Un poco más lejos, en el espacio más amplio que hace de recibidor a la primera planta de la parte política del Consistorio, otros invitados se tomaban un vino a medida que iban bajando de los despachos de los distintos grupos municipales desde cuyas ventanas habían presenciado el crucial momento festivo.
La plaza, mientras tanto, empezaba a corear los temas que pinchaba dj Nano bajo la atenta mirada del numeroso personal encargado de que todo fuera bien. Se vieron tantos policías locales en el entorno... Este año sí que estaban. También los nacionales, pero esos también estuvieron el año pasado.
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Además, desde el paseo de Dax observaban atentos los voluntarios de Protección Civil y ya unas decenas de metros más allá esperaban los de limpieza para atacar la glorieta del Doctor Zubía, llena de bolsas y botellas tiradas por el suelo tras el macrobotellón que allí se había ido celebrando a lo largo de la mañana. Después del cohete, aún quedaban grupos, lo mismo que en la avenida de la Constitución, tras el edificio del Ayuntamiento. No en vano, allí no había restricciones en cuanto a los envases que poder utilizar para tomarse uno sus cosas. A la plaza solo se podía entrar con botas. Los demás efectos se tenían que quedar en los controles establecidos para acceder al recinto.
Además, antes del lanzamiento, a medida que la hora se iba acercando, los altavoces atronaban jotas y más jotas, incluida la de Logroño, faltaría más. En cualquier caso, para gustos. Y sí, también cayó la de 'Vamos a la Laurel', de los Pecos riojanos, que ya comenzó a mover al personal que se iba reuniendo en la plaza.
Se vienen ahora otros muchos momentazos, pero pocos -ninguno- tan intensos como este.
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