Un renque de ocupaciones

La situación, en cualquier caso, no es nueva, y tal ocupación ha venido siendo un hecho «aparentemente consentido» a lo largo de los años pese a que «mayoritariamente no tienen permiso» por parte de los dueños. Así lo recoge el informe emitido por la Policía Local con el que el Consistorio capitalino trata de dar una respuesta debido a los potenciales riesgos por la acumulación de materiales de desecho susceptibles de producir incendios en los límites entre Logroño y Lardero, y con la N-111 y el acceso desde la AP-68 justo al lado.

Tal escenario, según ponen de manifiesto los agentes, «se viene acrecentando de un tiempo a esta parte por ocupación de terrenos particulares, por personas que incluso no disponen de autorización, con construcciones que al parecer tampoco han sido autorizadas». Las inspecciones al respecto han sido varias, entrevistándose con las personas que frecuentan las parcelas, y comprobando 'in situ' los peligros: la rápida combustión de los diversos materiales empleados que pueden resultar inflamables, siendo los palés de madera el principal elemento de 'construcción'.

«Somos conscientes del hecho, son fincas privadas propiedad de empresas o personas físicas. Policía Local está sobre el caso desde el verano, aunque no habido denuncias ni conflictos de convivencia ni de ningún otro tipo», explica el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, Jaime Caballero, a requerimiento de Diario LA RIOJA, quien aclara que al Ayuntamiento le corresponde velar por que las parcelas «estén en orden» con vallados «en condiciones» y casetas «regularizadas».

Caballero, pese a ello, reconoce que la aparición de tinglados con aire de «chabolismo» sí que ha llamado la atención y que más que quejas han empezado las preguntas. Varios vecinos de la zona, por ejemplo, llevan semanas remitiendo 'fotodenuncias' a este periódico: hablan de «huertas, chozas, casas de recreo todas ellas al margen de la ley... Cada fin de semana hay nuevas fincas cercadas de aquella manera y más grandes. Toman agua de los ríos y fuentes cercanas, hacen fuego para sus comidas, etc. No debería permitirse esta constante ocupación, por ser ilegal, por estética y por seguridad», protestan.

Desde el Ayuntamiento se informa de que, además de las labores llevadas a cabo por la Policía Local –al no haber denuncia alguna lo único que puede pedirse, actuando de oficio, es que se ajusten a las condiciones de uso del suelo–, la unidad de Disciplina Urbanística también está ocupada en el asunto e iniciará expedientes para requerir a la propiedad de los terrenos el mantenimiento de los mismos «en adecuadas condiciones de seguridad, salubridad y ornato público». Y así, si hay vallas o casetas, «deben ejecutarse de acuerdo a las prescripciones de las normas urbanísticas del Plan General Municipal (PGM) y una vez obtenida la necesaria licencia de obras».

Diario LA RIOJA, al igual que la Policía Local, ha inspeccionado el lugar y se ha entrevistado con algunas de las personas que cultivan las consentidas huertas desde hace años, y que reconocen que ven con preocupación cómo en los últimos tiempos la situación se ha descontrolado tras décadas sin causar molestias –hasta con grandes depósitos aquí y allá para el riego–. «Aquí te diría que incluso desde antes de los 90 había huertas; el primero que plantó unas lechugas y unos tomates fue un vecino de la zona, y así hemos seguido haciendo los que hemos ido viniendo hasta que estos nuevos que han llegado y se han puesto al lado lo han llenado todo de palés, delimitando grandes superficie con construcciones para pasar el fin de semana con mesas, sillas, barbacoas y hasta sofás a la vista. Se lo hemos dicho, y al final pagaremos justos por pecadores», reconocen los más viejos del lugar, jubilados que pasan la mañana desde hace lustros, las últimas semanas con visitas de Policía Local y Guardia Civil.

Uno de los propietarios del suelo, urbanizable delimitado y a la espera de convertirse en residencial, puesto en contacto con este medio de comunicación, precisa que durante una reciente visita a la zona explicó a los 'nuevos' que no hay problema con el uso provisional de huerto, pero sin más, pues Demarcación de Carreteras del Estado en La Rioja ya ha alertado de la presencia de chabolas pegadas justo a la red viaria del entorno. «Las tienen que retirar», advierte.

«Una cosa son las huertas de los primeros, pero otra las de estos últimos que, con la excusa de plantar 50 metros cuadrados, se cogen la extensión de varias fincas, construyen una caseta que es para verla, hacen sus fiestas los fines de semana, y a este paso llegarán al parque Juan Gispert nacional adelante», concluyen los vecinos de alrededor.