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Ana se vio obligada a trasladar a su padre a Arnedo para su incineración tres días después de su muerte por no haber disponibilidad en Logroño. J. MARÍN
«Para morirse en Logroño estos días hay que pedir la vez»
Problemas en el crematorio de Logroño

«Para morirse en Logroño estos días hay que pedir la vez»

Ana Sáenz pone cara al problema que suponen las averías en el crematorio municipal, que obligan al traslado para la incineración o al embalsamamiento a las 72 horas

Javier Campos

Logroño

Jueves, 9 de marzo 2023, 01:00

«Cuando uno se muere en esta ciudad tiene que tener en cuenta a las personas que han decidido tener la misma idea en días anteriores». La sentencia, no exenta de humor negro, adquiere todo su sentido este principio de año en Logroño, donde las reiteradas averías de los hornos del crematorio municipal están suponiendo un problema 'añadido' para no pocas familias en la ya de por sí difícil despedida de un ser querido.

Ana Sáenz Llopis, cuyo padre fallecía de repente la semana pasada mientras se encontraba en el garaje de su domicilio, pone cara a un problema, del que ya se hizo eco Diario LA RIOJA a finales de febrero; y en pleno proceso de presentar una reclamación ante el Ayuntamiento, denuncia una situación «de película» para que la ciudadanía la conozca y, en la medida de lo posible, no se vea obligada a pasar por lo mismo. «No hay derecho», protesta.

«Para morirse en Logroño estos días hay que pedir la vez», resume quien califica de «surrealista» todo lo vivido por su familia la pasada semana, cuando Enrique, de 75 años, murió el jueves cuando se encontraba en el trastero. El protocolo habitual en estos casos obliga a que el cuerpo sea trasladado al Instituto de Medicina Legal para la correspondiente autopsia, con lo que, dadas las circunstancias actuales, todo puede complicarse. Como así fue.

El crematorio del cementerio municipal cuenta en la actualidad con dos hornos –que datan de 2001 y 2010–, donde se llevan a cabo cinco incineraciones cada jornada –y raro es el día que bajan de ahí porque cuando no hay servicios normales se queman restos–. Por ello, cualquier incidencia en los mismos, frecuentes en los últimos tiempos dada su antigüedad, se traduce en retrasos, esperas y, llegado el caso, traslados fuera de la capital. El del padre de Ana es tan solo uno más de los que vienen registrándose desde el pasado 2022, que requirió de nuevo su 'desplazamiento' a Arnedo –otros lo hacen a Calahorra– para volver a Logroño convertido en cenizas.

«Es una vergüenza; para los familiares es un trago bastante duro ya de por sí como para tener que andar preocupándose»

«Por lo visto, se necesita morirse con tiempo para coger cita en el crematorio, porque resulta que, según va pasando la vez, también van contando las horas, así que los pobres fallecidos precisan diferentes tratamientos para seguir conservándose hasta que les llegue el turno», lamenta en referencia a que la normativa obliga al embalsamamiento cuando la inhumación o cremación no pueda realizarse antes de las 72 horas.

Ana y los suyos decidieron acudir a la localidad riojabajeña, la opción que les ofreció el tanatorio Mémora Pastrana, aunque no sin cierta incertidumbre porque, con su padre en el anatómico-forense, no tenían forma de saber cuándo podrían disponer del cuerpo para el funeral –finalmente, pudo ser el sábado–.

«En el tanatorio me decían que si nos arriesgábamos a ir a Arnedo el domingo suponiendo que ya teníamos el cadáver, con el añadido de que el forense nos exigía conocer lugar y hora de la incineración, o ya esperar a la semana siguiente en Logroño embalsamando antes, claro... con el coste que conlleva», explica –ronda los 700 euros–. «Si mi padre se entera con lo que él pasaba de todo...», espeta Ana, quien tacha de «vergonzosa» la situación y más en un «trago bastante duro ya de por sí».

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