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Personas con mascarilla por Logroño en la mañana de este jueves. Justo Rodríguez

La mascarilla resiste en la calle

Solo unos pocos han decidido salir sin ella. «Nos hemos acostumbrado», reconocían varios viandantes

Jueves, 10 de febrero 2022

La capital riojana ha amanecido este jueves con una escena de relativa normalidad. A las 8.30 de la mañana, en plena hora punta de tráfico y de viandantes que van de aquí para allá, un grupo de estudiantes aguardaba en el exterior del edificio Quintiliano de la Universidad de La Rioja. Todos llevan mascarilla. Cerca de ellos, por el CARPA, Maite Abellán pasea a su perro, también con este elemento de protección puesto. «No me molesta llevarla. Me he acostumbrado y me siento más segura con ella», asevera rotunda esta logroñesa.

Como ella, han sido muchos los riojanos que, a lo largo de esta mañana tan gélida, han decidido continuar con su rutina con la mascarilla puesta. Como María Martínez y María Victoria Saenz, que, en pleno paseo, hasta agradecían llevarla porque les abrigaba contra el frío.

Pasan las horas y, con ellas, se nota una mayor afluencia de viandantes por la ciudad. Como en Vara de Rey donde, apenas eran las once y esta zona ya constituía un ir y venir constante de riojanos que iban apresurados a hacer sus recados. Apenas se vislumbraba alguna nariz asomándose por fuera, aunque sí que hubo quienes decidieron llevarla en la muñeca, como si esta fuese un auténtico brazalete.

Ya por el centro de la capital, el ambiente era similar, aunque por esta zona sí que se han vislumbrado más personas sin mascarilla. Como un joven que, aunque desde hoy podía ir sin ella por la calle, prefirió mantenerse en el anonimato. «Me incordia llevarla y creo que con todas las dosis puestas ya no resulta necesario», decía mientras se volvía a poner los cascos para continuar su marcha por El Espolón.

Por la Gran Vía, no obstante, la situación era más dispar, quizá por todas las tiendas y cafeterías que se encuentran a su alrededor. Al respecto, María Martínez, con la mascarilla puesta, argumentaba que «solo la llevo puesta por comodidad, por no tener que andar poniéndomela y quitándomela todo el rato para entrar a los comercios. Me he acostumbrado y no me molesta».

Por otras vías transitadas, como avenida Solidaridad o República Argentina, solo se veía alguna persona contada con los dedos de la mano sin tapabocas, aunque, eso sí, sin gente a su alrededor. Porque, en definitiva, los riojanos se han acostumbrado a llevarla y, aunque en algunos casos se celebró esta medida, hoy, de nuevo, ha vuelto a ser un primer día de mascarillas.

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