El Ayuntamiento de Logroño insiste en implantar un carril bici en Bretón en sus alegaciones al Ministerio

Al menos así se plantea en las alegaciones presentadas por el gobierno local de Conrado Escobar a la resolución del Mitma desestimando las modificaciones introducidas en hasta tres de los proyectos que lograron financiación europea durante la etapa de Pablo Hermoso de Mendoza. Modificaciones sustanciales que han puesto en peligro los hasta 6,5 millones de euros recibidos para un total de 10 actuaciones relacionadas con la movilidad urbana sostenible (y en concreto dentro del programa de ayudas a municipios para la implantación de zonas de bajas emisiones y la transformación digital y sostenible del transporte urbano).

Si la polémica inicial estuvo en si las alegaciones municipales habían sido presentadas en tiempo y forma, que lo fueron, nadie entró en el fondo, es decir, en el contenido de las mismas. Y lo cierto es que es precisamente donde vuelve a saltar la sorpresa. Diario LA RIOJA, que ha tenido acceso al documento remitido por el Ayuntamiento de Logroño y firmado por el propio alcalde el pasado 12 de junio, ha podido comprobar cómo en tales justificaciones se «precisa» la «nueva propuesta de itinerario ciclista» presentada tras la supresión del carril bici de avenida de Portugal.

Una propuesta, y he ahí lo sorprendente, que pasa por el carril bici en Bretón cuya señalización se anunció por parte del concejal de Tráfico y Movilidad, Ángel Andrés, fue confirmada por el de Arquitectura y Casco Antiguo, Íñigo López-Araquistáin, y al poco y tras la polvareda levantada tuvo que ser el propio alcalde el que aprovechase una entrevista radiofónica para aclarar que todo había sido un malentendido y que eso no iba a ser así.

«No habrá un carril bici y no me gustaría volver a insistir en este tema. Ya hemos hablado bastante del asunto. Tomamos una decisión en su momento y se dieron alternativas razonables. Una por Gran Vía y otra por Bretón de los Herreros siempre que fuera compatible», dijo. La portavoz municipal, Celia Sanz, insistió después, a preguntas de este medio, en que todo había sido «un error de comunicación» y pidió disculpas.

Pocos entendieron entonces ese cambio de criterio, pues cada protagonista dijo lo que dijo sin posibilidad de equívoco alguno, aunque algunas voces, con la oposición municipal a la cabeza, apuntaron a que tal entuerto respondía a la necesidad de justificar la supresión del carril bici de avenida de Portugal ante el Ministerio, habida cuenta de las advertencias recibidas.

Y así, hasta ahora, que a falta de nuevas explicaciones, por escrito figura que ese mismo carril bici es el que defiende otra vez el Ayuntamiento ante Transportes y Movilidad Sostenible para hacer ver que lo ejecutado en avenida de Portugal está debidamente justificado y no va contra el proyecto financiado por la UE. Carril bici… con todas las letras.

De entrada, ya en mayo y sin que hubiese trascendido, la Administración local había remitido varios escritos al Gobierno de España argumentando la solicitud de modificación en el «establecimiento de un nuevo itinerario ciclista compartido, en sentido este-oeste, por Bretón, Once de Junio y Portales, para conectar de forma más directa el tráfico ciclista procedente de Muro de la Mata con la plaza Diversidad».

Y es justamente ese itinerario el que se detalla en las alegaciones a la resolución provisional desde Madrid en las que desestima tales cambios y, ahora sí, son la antesala de «la propuesta de resolución definitiva» que a buen seguro marcará el presente mandato dadas sus consecuencias (y que van desde la devolución de fondos a la reversión de los cambios y que el carril bici vuelva a donde estaba).

«Se ha revisado la nueva propuesta de itinerario ciclista y se interpreta que el tramo de la calle Bretón de los Herreros incumple con la guía de calidad, porque toma espacio de zonas dedicadas a tránsito peatonal», fue la respuesta de la secretaría general de Movilidad Sostenible al planteamiento inicial. Fuentes consultadas por este periódico aclaran que la citada «guía de calidad» apuesta por la construcción de infraestructuras segregadas «al ser percibidas por gran parte de la población como una opción más segura» (siempre que sea posible, deben diseñarse carriles bici protegidos separados del tráfico de motor).

Y de ahí la respuesta municipal defendiendo que su plan, el inicial aunque posteriormente negado a la espera de qué dirán, se ajusta a tales criterios. «El carril bici no se implanta en las aceras de uso exclusivo peatonal, por lo que no se detrae espacio de la zona dedicada al peatón, y su implantación en la calzada se realiza en idénticas condiciones de prioridad peatonal (con señal S-28)», responde la Administración local hablando de aceras, calzada y mezclando conceptos en una vía de plataforma única donde dicha señal marca el inicio de una calle residencial, y obviando la presencia de terrazas.

Veladores que sufrirían restricciones sí o sí, pues en determinados tramos las hay que ocupan la supuesta «zona central de calzada o banda de rodadura», aunque no existe como tal por mucho empeño en la descripción que quiera poner el Consistorio en su escrito más allá de la presencia de una rígola dividiendo la calle en dos mitades... al norte y al sur.

En cualquier caso, y dejando estas cuestiones a un lado, que se implanta carril bici aparece negro sobre blanco. El mismo carril bici, además, que tras la polémica originada al darse a conocer la idea –vecinos y ciclistas, no en vano, se opusieron al mismo, mientras los hosteleros esperaban unos detalles que no llegaron al dar marcha atrás–.

Una marcha atrás volviendo a «los mismos términos que en agosto», cuando se suprimió el carril bici de avenida de Portugal, buscando casi un año después «cómo señalizar el doble sentido de circulación ciclista permitido en Bretón, si bien la preferencia sigue siendo peatonal, dando continuidad al eje ciclista por la citada y por Gran Vía. «Términos» ya replicados diciendo que no puede acreditarse que tales alternativas puedan considerarse «continuidad» alguna ni por una vía de gran intensidad peatonal ni por otra de tráfico pesado –con la mayoría de líneas de autobús urbano circulando en ambos sentidos–.